Me desperté justo antes que sonara el despertador. Me sentí un superhombre. Afligido, cabizbajo, con el cuello torcido, y los hombros pesados por tener que sostener aquella descomunal masa macrocéfalica que me había ocasionado alopecia a causa de la constante fricción de la sesera con el suelo, caminé torpemente hacia el baño. Mientras orinaba, grité a mi pene:- “ ¿Te das cuenta hijo de la gran puta? Cuando tú lo necesitas, yo sí me levanto!”-.
Me miré al espejo y los vi. No pude evitar el estúpido parpadeo frenético que acompañan los tópicos de la sorpresa. Tenía el rostro poblado por una densa cordillera de abominables granos, pequeñas montañas nevadas de pus, minúsculos volcanes en podrida erupción. Los granos de los párpados no me dejaban ver y los que tenía en la nariz apenas me dejaban respirar. Mi rostro era una cuajada de forúnculos, una auténtica paella valenciana. Que ser más repugnante. Tenía el cuerpo parasitado de pústulas execrables, rebosantes de putrefactos fluidos y obscenidades esmeraldas. Ruborizado descubrí que los abscesos se habían esparcido por todo mi cuerpo. Los golondrinos habían crecido como hongos por mi espalda, ingles y pubis. Si cerraba los brazos se me reventaban los granos de mis axilas. Con minuciosa obsesión, empecé a resquebrajar aquellos vomitivos bultos flemonados, salpicando de pus todo cuanto había a mi alrededor. Tenía hambre. Un intenso olor a café recién hecho invadió rápidamente mi mugriento apartamento.
Seguramente la perspectiva de un opíparo ágape mañanero, facilitó enormemente la labor. Un, dos, tres y mesa, sillas, platos, vasos… todo en su sitio y Jacinta sonriendo, mostrando sus ensangrentadas encías, dispuesta a servir para uno de los pequeños placeres de la vida: el desayuno. Pese a ser Octubre, hacía calor. Aunque la noche anterior había llovido ligeramente, tras el amanecer, el cielo presentaba un espectacular color azul, apenas sesgado por alguna nube dispersa y un par de estelas de avión. A buen seguro, sería una excelente jornada de playa. Jacinta trabajaba en la hamburguesería, así que decidí ir solo. Desplegué la toalla encima de la cama. La doblegué longitudinalmente por la mitad. A lo largo; y la enrollé hasta formar un cilindro.
Ataviado con ropa ligera de abrigo para superar el rocío de la mañana, caminé con intermitencia hacia a mi destino, por un sendero flanqueado de bellas margaritas blancas y amapolas de un rojo intenso.
Ante mí, una inmensa franja de arena, jalonada por pequeños matorrales, que brillaba con fuerza bajo el incipiente sol mediterráneo. Las olas, abrazando suavemente la orilla con movimientos serenos y acompasados, me daban la referencia de la enorme extensión que se presentaba ante mis estrábicos ojos. Increíblemente, tal vez por la temprana hora, estaba prácticamente solo. Un par de octogenarias jugando al bingo y dos guiris en topless aguardaban pacientemente la salida de los primeros rayos de sol.
Me acomodé en un lateral de una enorme piedra, con la esperanza de disfrutar del silencio del viento. El agua estaba tibia, cristalina, y numerosos peces acompañaron mi nadar. No sabía bucear, así que solo pude mover los brazos en mi flotador. Me sequé. Me zampé media docena de chuletas de pollo en aceite hirviendo, unas jamonetas y chicharrones con patatas en salsa rosa, unos tamales con tocino cocido y una ración generosa de tacos mexicanos con chili y pedazitos de ajo sofritos. Lo acompañé con refresco azucarado de 5 litros. Parecía un mamut hambriento. Me sudaban las manos y me olían los pies. La grasa mantecosa brotaba de mi piel brillante y sebosa. Mi rostro había adquirido un tono rojo como un pimiento a punto de madurar. Tenía los dedos mugrientos de grasa y las uñas negras como el destornillador de un pocero. Había engullido con tanta ansia y codicia que las venas de mi cuello estaban a punto de reventar. Decidí dar un paseo para contemplar el verde horizonte interminable. Llegué hasta la zona donde las guiris boca abajo tomaban el sol. Quedé perplejo. Tras el pelo de una de ellas, enseñaba un cuello sedoso que besaría encantado. Su espalda era plana, rota su planicie por dos paletillas sobresalidas, un costado de seda y huesos, y una espina que se dibujaba para perderse bajo una braga rosa incapaz de ocultar esos mofletes redondeados bajo los cuales nacían sus muslos y piernas. Los pocos hombres allí congregados no pudieron más que sucumbir ante el magnetismo de su peso y forma. Note un calorcillo familiar en mi entrepierna. El dibujo era inmenso. No nos habíamos cruzado miradas, apenas conocíamos nuestros rostros pero algo en mi subconsciente me decía que la atracción podía ser reciproca. Me imaginé que mis manos se deslizaban rápidamente para ponerle cremita, tímidamente, pero mis ojos se perdieron en el dibujo de esos dos senos apretados contra el suelo…
Llevaba un biquini rosa, resaltando el bronceado de su húmeda piel, y dibujaban una silueta difícil de dejar de mirar. No me atrevía a observarla por miedo a descubrir unos aterradores sentimientos que me empezaban a volver loco y que sabía que no conseguiría dominar. Era tan hermosa que dolía a la vista. Sentí palpitar mi corazón aceleradamente. Imaginaba con creciente excitación, sus pechos pequeños pero firmes, sus pezones erectos, las suaves curvas de sus caderas, sus nalgas redondeadas, su pubis moreno y recortado. Reuniendo todo mi valor, me acerqué para charlar con ella…
Jajajajajajaja menudo susto. Si es que lo que no le pase a usted,,,,
ResponderEliminarJAJJAJAJAJAJAJAJA COMO SE PUEDE SER TAN CAPULLO!!!!!
ResponderEliminarQUE BUEN BLOG
ya te vale nene, eres un enfermo me dan ganas de cabalgarte e inflarte la cara a hostias con la mano abierta. te dejare de leer porque me estas poniendo enferma a mi también
ResponderEliminarComo siempre que me paso por su casa, me arranca unas carcajadas!
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarQue te pasa hoy teresa?¿
Que bueno, jajajajajajajaja
ResponderEliminarDe espaldas está como un tren!!!
Si es que las apariencias engañan...
ResponderEliminarAcabó hablando con ella? ( él )
Grande maestro, GRANDE!!!!
ResponderEliminarJa ja ja.
Es que hay que ser capullo!!!"!!
ResponderEliminarGenial el post.
Buen weekend.
La rubia es la que estaba buena Don Anastasio, la rubia!!!!
ResponderEliminarPues tiene su atractivo....Ja ja ja ja
ResponderEliminarSiempre le quedará su estimada Jacinta,,,,,,
ResponderEliminarSi es el mismisimo Camaron!!
ResponderEliminarIncreible este blog!
El amor es ciego
ResponderEliminarEsa mujer de senos planos y bigote es un tanto sospechosa...
ResponderEliminar!Demonios! Que blog más bueno!
ResponderEliminarLa historieta no tiene desperdicio. Os seguiré.
JAJAJAJAJAJAJAJAJA BUENÍSMO TÍO!
ResponderEliminarApreciada Teresa,
ResponderEliminarMe sonrojan sus halagos. Estoy emocionado. Le invito a que descargue toda su rabia en otro de mis blogs:
http://insultaalcapullo.blogspot.com/
Yo también le aprecio.
Malditos tangas para hombres!!!!
ResponderEliminarjajajajja que bueno!!
ResponderEliminarno te enfades, era tontería, perdona me, yo no se que haría sin ti mi vida esta vacía, de verdad tu llenas ese espacio que hay entre mis obligaciones, mis responsabilidades y mis pedos de fin de semana. no te lo tomes mal, besos
ResponderEliminarMagistral
ResponderEliminarGran post como nos tiene acostumbrados.
ResponderEliminarEs que las guiris son así. No hay nada mejor que el producto nacional. Ya lo comentaba usted en uno de sus antiguos artículos sobre el vello axilar.
ResponderEliminarMuy bueno como de costumbre.
Jajajajaja que buen descubrimiento tu blog.
ResponderEliminarTE SIGO.
Cuanto romanticismo emanan sus articulos....
ResponderEliminarjajajajajajajajaaaaaaaaa
ResponderEliminarLOL
ResponderEliminarCo;o que susto se debi'o llevar!
ResponderEliminarEn cada post es usted más capullo, ja ja ja
ResponderEliminarjajajajajajajaja muy, pero que muy bueno!
ResponderEliminarEso le pasa por estar siempre pensando lo mismo.
ResponderEliminarJajajajajajajaja... kgao!
ResponderEliminarQue era la otra pedazo animal!!!! jajaja
ResponderEliminarjajajajajajaja esa guri debe ser gabacha!
ResponderEliminarLa Madre que parió a la albóndiga! Menudo susto! jajajajjaa MUY BUENO
ResponderEliminarAksssssss que cuerpazo de mujer tiene el varón en cuestión.
ResponderEliminarBuen post socio.
Creatividad, vulgaridad y diversión al poder.
ResponderEliminarBueno para tomar una cervecita en un chiringuito de playa, tal vez, pero para poco más....
ResponderEliminarMuy bueno.
ResponderEliminarImpechonante tu talento literario tío.
ResponderEliminarPero que culito tiene el individuo en cuestión!!!! jajajaja
ResponderEliminar¿Para cuando un blog sobre tetas naturales vs tetas de silicona?
ResponderEliminarjajajajajaja pero hay que ser extremadamnte capullo!!!! jajajajaja
ResponderEliminarGenial el post.
Espero que al menos fuera simpático y pudiérais charlar animadamente...
ResponderEliminarSaludos.
Ja ja ja, panzón de reír.
ResponderEliminarY qué hizo¿ Huyó corriendo?
ResponderEliminarMuy bueno¡¡¡¡
ResponderEliminarLos hay que hemos nacido para no dar una en el clavo, y otros para no dar un palo al agua. Tranquilo, que algún día te saldrá bien.
ResponderEliminarSaludos.