El bricolaje ( del francés ‘bricoler’= ¡Hágalo usted mismo,
cabrón! ) consiste en la fascinante, maravillosa y pedagógica actividad
de realizar trabajos de optimización del hogar, muebles o siniestros
artefactos con los medios y escasos conocimientos que maneja cada
persona, sin la necesidad de auxiliarse de instrucción técnica o base
teórica. Es decir, simplemente contando con la avidez y la motivación para
aprender a crear, mantener, reparar o mejorar cualquier objeto
de nuestra morada. Se trata pues de una grotesca actividad creativa, con
incontestables beneficios terapéuticos y adelgazantes, que reutiliza lo
preexistente por medio del empleo de los más variopintos recursos.
Sus infelices y fervorosos defensores argumentan que
no hace falta contratar los servicios de un experto en decoración o una empresa
para hacer determinadas reformas sencillas, ya que la satisfacción que supone
disfrutar de unas baldas, un práctico armario empotrado o un suelo de lámina flotante, es muy superior cuando el
autor del cambio ha sido uno mismo.
Regodeo, inmensa felicidad y distracción que se traducen
en calidad de vida en el hogar, ahorro, terapia anti-estrés, hobby y seguridad para los nuestros.
Es sumamente complejo hallar una actividad que satisfaga
más en esa mañana de sábado como el jodido bricolaje. Con todo el día por
delante, con una jornada huérfana de preocupaciones laborales, no existe nada
más gratificante que un peregrinaje ferretero para comprar los clavos
necesarios para colgar los rieles de las cortinas o la estantería de
pladur. Una disciplina
capaz de hacerte sudar como un cortador de kebabs, dejándote las manos con unas
llagas del tamaño de centollos, los dedos mutilados por el taladro y una
agradable laceración en la espalada que irradia hacia las costillas bajando hasta el escroto.
Maravilloso.
Maravilloso.
¡A tomar por culo el fútbol!. ¡Yo quiero hacer bricolaje!.
Enfundados con el viejo chándal, nos dispondremos a tunear unos viejos muebles usurpados en un vertedero, provistos de un mazo,
unos alicates, el destornillador y un poco de superglue, y hechizados por
esta actividad, mimetizados por este seductor hobby, sin poder evitarlo, compondremos una lámpara
con un toque renacentista, pasando por la comodilla de un armario, y acabaremos
construyendo un bungalow a tamaño real, con fachada impermeabilizada y
comedor para aves incluido. Y, donde antes teníamos dos agujeros de
taladro, ahora tenemos las ruinas de Atenas, enyesando gilipipollescamente con
plastilina ese mar de perforaciones.
¡Ahhhh, qué gusto da ser un manitas!.
En esto del bricolaje, como en tantas otras actividades,
la experiencia es un grado, y es conveniente empezar con proyectos sencillos
hasta ir dominando técnicas y herramientas.
Desgraciadamente, el bricolaje, un saber transmitido
de generación en generación, de código abierto y sin derechos de
autor, ha sufrido múltiples ataques del capitalismo, de la producción
masiva y la dictadura de las marcas.
Para recuperar la tradición del hackeo de la tecnología
doméstica, en el taller de hoy, haciendo uso de nuestra imaginación y
creatividad, aprendermos a construir con
materiales reciclados, seguros e higiénicos, uno de los útiles artefactos que este maravilloso entretenimiento puede ofrecernos.
Un artilugio de naturaleza 100 % manual, que nos
transportará a un océano de nuevas sensaciones. Un producto tremendamente flexible, suave, agradable al tacto y al contacto con su interior.
Inicia un inolvidable viaje sin retorno al mundo del
erotismo. Experimenta y descubre un placer antes inimaginable.
El recorrido interior se encuentra hábil y económicamente
texturado para provocar mayores sensaciones. De diseño ergonómico, se adapta
perfectamente a cualquier tamaño, manteniendo la presión debido a su capacidad
de estiramiento. Fácil de mantener, es totalmente lavable y reutilizable, y
permite su desmontaje.
Todo lujuria con sólo una botella deLa Casera , dos esponjas de baño,
celo y un rollo de film alveolar ( plástico de burbujas para embalar).
Debo advertir que crea dependencia.
Todo lujuria con sólo una botella de
¡Viva el bricolaje!