“No me gusta que a los toros te pongas la minifalda (bis). La gente mira parriba, porque quieren ver tu cara y quieren ver tus rodillas.”, decía la fastuosa y pomposa canción de Manolo Escobar. Me emociono como el tío del anuncio de Heineken cada vez que la escucho.
Corrían los años sesenta y la fría ciudad de Londres se convertía en el lugar donde el mundo centraba toda su atención. Fue entonces cuando una diosa, una gran mujer, un mito, una diseñadora, Mary Quant, entró a la historia de la moda y causó furor con la presentación en sociedad de la minifalda, la pollera que terminaba quince centímetros encima de la rodilla. Haciendo oídos sordos a las autoridades eclesiásticas, en medio de su colección del verano de 1964, presentó esta prenda, la cual se convirtió en un símbolo de aquellos maravillosos años que precedieron a una oleada de piernas al aire, escotes, espaldas libres, ombligos bronceados y muchos penes erectos. Inmersos en la época de los Beatles, el movimiento hippy, el "haz el amor y no la guerra", esa etapa en la que se empezaba con una conga para acabar en una mazmorra sexual, en la que los niños nacían porque las farmacias estaban cerradas y en la que destacaban futuras viejas con el conejito playboy tatuado en la zona púbica, la minifalda se perfiló como el apoyo indumentario que venía a reflejar esa filosofía de vida. Con ella se dejó de ocultar el cuerpo femenino, lo que permitió que la mujer se liberara de ciertas ataduras. Así, la minifalda resulta ser más que un gran hallazgo en el mundo de la moda. Las connotaciones sociales que la rodearon acabaron convirtiéndola en protagonista de la revolución sexual de la mujer.
Y es que frente a vientos y mareas, la minifalda ha subsistido gracias a la coquetería femenina, a la provocación, a las modas, al sol y sobre todo, al "voyeurismo perverso". Cómoda, versátil, libidinosa, juvenil e irremediablemente sexy, la minifalda ha sobrevivido década tras década hasta convertirse en uno de los iconos más importantes de la moda internacional femenina. Resulta revelador que esta prenda no haya perdido un ápice de vigencia . Todas son la fuente de las fantasías masculinas más osadas que un hombre se atreve a pensar, cada una con un encanto diferente pero igual de excitante.
Son sin lugar a dudas, las armas más usadas y eficientes del mundo al momento de seducir. Las minifaldas tienen el poder, esa es la realidad, porque significan que los hombres se derritan por unas piernas debajo de un retazo de tela, y eso es fantástico, y las mujeres lo saben .
Desgraciadamente, no existen exigencias para lucirla. Mujeres de piernas largas y bien torneadas. Chonis que no distinguen falda y cinturón. Feas con tetas postizas. Orcos de Mordor. Gordas ilusas -¿Este vestido me hace gorda? -No, es la comida lo que te hace gorda, degraciada!-. Lolailas con unos mini-shorts y unas medias tan brillantes como su pelo. Señoras con la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta , pero no les importa, ¡qué cojones!, se ponen una minifalda.
Las mujeres se dejan vencer y convencer por la tentación, aunque no siempre es fácil ya que requiere seguridad... pero claro, si mujeres como Britney Spears, Christina Aguilera, Claudia Schiffer las llevan ¿por qué no nosotros?. Pues claro que sí. Seamos valientes, atrevidos, osados. Con dos cojones. Minifalda y virilidad no están reñidas. Utilicemos esta sugestiva prenda para seducir a las mujeres. Rompamos tópicos y con la cabeza bien alta, enfundémonos una minifalda.
Desgraciadamente, no existen exigencias para lucirla. Mujeres de piernas largas y bien torneadas. Chonis que no distinguen falda y cinturón. Feas con tetas postizas. Orcos de Mordor. Gordas ilusas -¿Este vestido me hace gorda? -No, es la comida lo que te hace gorda, degraciada!-. Lolailas con unos mini-shorts y unas medias tan brillantes como su pelo. Señoras con la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta , pero no les importa, ¡qué cojones!, se ponen una minifalda.
Las mujeres se dejan vencer y convencer por la tentación, aunque no siempre es fácil ya que requiere seguridad... pero claro, si mujeres como Britney Spears, Christina Aguilera, Claudia Schiffer las llevan ¿por qué no nosotros?. Pues claro que sí. Seamos valientes, atrevidos, osados. Con dos cojones. Minifalda y virilidad no están reñidas. Utilicemos esta sugestiva prenda para seducir a las mujeres. Rompamos tópicos y con la cabeza bien alta, enfundémonos una minifalda.
Yo quiero una como esta!!!
ResponderEliminarExcelente blog.
Este blog merece ser imprimido y leído con detenimiento en el WC.
ResponderEliminarGenial.
Dejo la minifalda y me quedo con lo que cuelga, jajajaja
ResponderEliminar! Qué gran idea! mañana voy a comer a casa de mis padres con esta minifalda.
ResponderEliminarA ver si es verdad. Me gustaría ver a los presidentes de los países en minifalda. con dos coj...
ResponderEliminarPor cierto Sr. Prepuzio, no se me actualiza su blog en el mío.
ResponderEliminarJoder que susto!
ResponderEliminarEs usted un verdadero gilipollas¡¡¡¡ Quiero que me envíe una de esas minifaldas y el espectacular microesponja.
ResponderEliminarSÍ A LA MINIFALDA VARONIL!!!!
ResponderEliminarla chorra que cuelga de ella va incluida???
ResponderEliminarporque lo que yo necesito es lo que asoma!
Genial el cuento, 1 beso!
jajajajajajaja eres un crack!
ResponderEliminarjajajajaaj Teresa!!!! Pues yo me ofrezco....
ResponderEliminarSujetadores a juego también?
ResponderEliminarOs seguiré. Soez y divertido el blog.
Está usted para que lo encierren. Mande este blog al Buenafuente!
ResponderEliminar¿ Cuando nos presentará a su hermana Hurraca?
ResponderEliminarJo también me emociono al escuchar la canción de manolo Escobar. Es hipnótica....
ResponderEliminarEl Domingo todos a misa con la minifalda, veréis que sorpresa se lleva el capellán,,,,
ResponderEliminarGracias MAESTRO.
ResponderEliminarSí, Sí, liberación del hombre ya!!!!
ResponderEliminarViva escocia!
Apreciada Teresa,
ResponderEliminarSiempre me tendrá a mi para ofrecerle lo que asuma de la minifalda.
Que piernas más raras,no?¿
ResponderEliminarJajajaja
ResponderEliminarEntonces, ¿es ésa la minifalda que he de ponerme para conseguir erguir penes?...claro, claro, ahora entiendo muchas cosas.
jajajajajaja está mú loco!
ResponderEliminarExcepcional esta página. Lloro de risa.
ResponderEliminarTeresa yo también me ofrezco¡¡¡¡
ResponderEliminarA ver si es verdad y vosotros, los orgullosos machos os enfundáis una minifalda
ResponderEliminarMañana voy al Zara y me compro media docena. Estoy con vosotros camaradas.
ResponderEliminarEl puto amo ;)
ResponderEliminarEso, eso, primero nos pondremos la minifalda y después el tampax!
ResponderEliminarPues mal, lo que se dice mal...no quedan
ResponderEliminarBuenísimo!
ResponderEliminarGenio y figura.
ResponderEliminarA mi muy bien no me quedarían....parecería un ser con tres patas.
ResponderEliminarCuanta carne cuelga de esa grotesca minifalda!
ResponderEliminarmaricon
ResponderEliminarOh! gracias! veo que me tienen en buen concepto. pues nada cuando quieran, los tres a la vez o en momentos distintos.
ResponderEliminarNo 4 Teresa, yo me apunto!
ResponderEliminarLa mini-falda ha servido ciertamente a la liberación sexual fememina.... Es la hora también de que sirva a la liberación sexual masculina!!!
ResponderEliminarAdelante!