El divorcio no fue rémora para celebración. Fue clausura de los lamentos, celebración de la tranquilidad psíquica e infinita fiesta de la individualidad. Saludé por fin a la libertad perpetua y no efímera.
Desde la oficialización de mi separación con Svetlana, he podido centrarme de una vez por todas en las lides sentimentales con Jacinta.
Quince años atrás, cuando apenas peinaba vello testicular, casi sin ser realmente consciente de ello, me concedieron una beca que había solicitado unos meses atrás sin demasiada convicción, y que me otorgaba la oportunidad de estudiar todo un año en Rusia, mediante un programa llamado Erasmus. Perplejo al recibir tan inesperada noticia, me planteé una serie de interrogantes que delataban cierta mezcla de inseguridad y miedo ante lo desconocido; -"¿haré bien?, ¿quizás me esté equivocando y debiese quedarme?"-, eran inquietudes que rondaban mi cabeza constantemente por el miedo al cambio, pero quizás el -“qué sería si...” -, me hizo cambiar de actitud y mantener la cabeza fría para plantearme que sería una oportunidad única, irrepetible e inigualable. Y así fue.
Durante el curso, me alojé con una humilde familia rusa que compartieron su vida diaria y estilo de vida conmigo. El padre era un intrépido y rudo mamporrero que destilaba, a parte de un insoportable hedor a sudor y estiércol, hospitalidad y generosidad. La madre, una hábil trilera de Moscú, me recibió con los brazos abiertos como si de un hijo se tratara. El alojamiento estaba muy cerca de la estación, en gran edificio gris que transmitía un glorioso pasado aristocrático y un presente en decadencia, con sus cornisas rotas y su fachada desfigurada. Tenía varias puertas de entrada, todas eran el mismo número, y sólo una de ellas estaba abierta. Dentro, unas pocas bombillas iluminaban un pasillo infectado de mosquitos atrapados en delgadas telas de araña. Cualquier similitud con la casa del terror no era pura coincidencia, si es real y existe, aquel era el lugar. Junto a ellos vivía su hija, Svetlana, cuya combinación de precioso y pulcro aspecto del este y belleza interior me cautivó al instante. Una chica dulce, amable y cariñosa, generosa y sincera. La chica era una rubia muy guapa, imponente, con un estilo y una elegancia exuberante. Pero lo mejor de todo eran sus ojos azules, con una mirada angelical.
Al disponer el apartamento de sólo dos habitaciones, tuve que compartir habitación con Svetlana. Ese flechazo que sentimos al conocer a alguien irresistiblemente atractivo para nuestro gusto, nos alcanzó de lleno a ambos. Confundidos puerilmente la atracción con el amor, nos obsesionamos y nos dejamos llevar por la emoción que sentíamos. Nos casamos quince días después.
Fue la noche del 25 de diciembre. A esa hora todas las familias estaban reunidas en torno a una exquisita cena, a un luminoso árbol y a algunos detalles que conmemoraran los regalos al niño Jesús. Svetlana abrió su regalo de Navidad. Era un elegante conjunto de lencería fina, tanga, picardías y corsé, que despertaron en ella una ira desconocida para mí. Sin previo aviso, me soltó un puñetazo en la mandíbula que me pulverizó la nariz y me hizo saltar tres empastes.
Ahí empezó mi calvario. A partir de esa noche, nuestra convivencia se convirtió en un auténtico infierno, un averno sin salida. Pero incomprensiblemente seguí a su lado a pesar de las palizas metódicas que me resistía sin protestar, a pesar del temor creciente que acumulaba a su lado.
A partir de esa noche, me obligaba, en el crudo invierno moscovita, a ir a comprar el pan en manga corta. Me humillaba con constantes injurias. Los apodos, los insultos que desde niño me habían acompañado irrumpieron de nuevo en mi cabeza: “Sapo, marrano, sucio, puerco, obeso, gordo, hipopótamo, seboso, hediondo, batracio...”. Cuando estaba dormido, me pintaba el prepucio de color verde y me pegaba unos cereales, para escrutar mi reacción al levantarme para ir a miccionar. Untaba el volante del coche con goma de pescado y cuando volvía de la universidad me acusaba de serle infiel y me propinaba una soberana paliza. Me suministraba bromuro hábilmente mezclado con la cena y luego me preguntaba si quería hacer un intercambio de pareja con los vecinos. Gritaba el nombre de otro mientras hacíamos el amor al tiempo que me escupía y me abofeteaba sin piedad. Cuando me preparaba la comida para la facultad, en vez de plátano, introducía una babosa dentro de un condón usado. Lo condimentaba con los pelos que guardaba al depilarse sus axilas. Mientras dormía, me trenzaba los pelos del culo y, miraba tal espectador de vodevil cuantas veces me tenía que restregarme con el papel higiénico cuando iba a defecar. Durante la madrugada, soltaba sonoras flatulencias, sin preocupaciones, emanando un olor a mierda insoportable. Ejercía diestramente la dictadura de volumen y programación de la televisión, obligándome a ver, la carta de ajuste. Si me negaba, me propinaba brutales collejas. Le agradaba utilizar los espacios sobrantes de la cama al dormir y me obligaba a descansar bajo la cama.
Una noche, con mi rostro castigado por infinidad de heridas aún sin cicatrizar, y con apenas dos piezas dentales sanas, mientras dormía por el efecto del vodka, conseguí escapar y llegar al puerto de San Petesburgo, dónde me colé como polizón y conseguí llegar a casa.
El tiempo me auxilió para olvidar aquel calvario.
El otro día, a través de meetic.com, y sin saber de ella durante quince años, logró contactar conmigo. Me pedía el divorcio. Efectivamente, dos semanas después, recibí por correo certificado la demanda de separación, citándome en la Audiencia provincial de Barcelona.
Acompañado por mi abogado, seguridad privada, dos escoltas, tres agentes de los GEOS y enfundado en una máscara de boxeo, acudí tremendamente acojonado a los Juzgados. Temía por mi integridad física. Acompañado por su letrado, Svetlana aguardaba en la puerta de la sala de togas de la Audiencia Provincial. Fuera tres furgones policiales y dos ambulancias, me hicieron presagiar lo peor.
El juicio quedó listo para sentencia en apenas 10 interminables minutos puesto que ambas partes estábamos de acuerdo. Sólo tuve valor de levantar la mirada en una ocasión, y puede observar a Svetlana, sonriendo risueña, imitando el gesto de propinar una colleja.
Sus últimas palabras fueron muy contundentes y creí en ellas, aún hoy, a pesar de los caminos que la vida tomará para cada uno de nosotros.“Si alguna vez me necesitas, no importa cuándo, ni en qué condiciones me encuentre, mientras viva seré tu amiga incondicional, voy a estar a tu lado aún desde lejos.” Jodida cabrona.
Me recuerda a la obesa de la horrible saga de Loca Academia de Policía.
ResponderEliminarGenial el relato, maestro.
A mi a una mezcla entre Lady Gaga y Doña Rogelia.
EliminarMuy interesante y destornillante.
ResponderEliminarEsperamos la próxima entrega. Genial como internet hace que expongamos nuestras intimidades. jejeje
No habrá próxima entrega amigo Abel. Las segundas partes nunca fueron buenas.
EliminarJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA WUENÍSIMO!!!
ResponderEliminarCON QUE LE PEGABA LAS COLLEJAS, CON LOS PECHOS?¿
No, con las orejas.
EliminarYa me lo suponía, Don Anastasio, ya me lo suponía: hasta ahora, había conseguido esquivar la conspiración universal contra sus rutinas existenciales, pero ya veo que se le acabó la tregua, y también a usted le ha llegado la hora. Paciencia y resignación, hermano, no le queda otra...Verá a Svetlana por todas partes.
ResponderEliminarEspero no acabar como usted,,,
EliminarLe felicito una vez más, Her Prepuzio, nuevamente nos trae un estúpido relato hundido en lo más profundo de las pocilgas de la vulgaridad.
ResponderEliminarY como ser vulgar que soy, le aplaudo.
Hágalo y no se avergüence de ello amigo Javier.
EliminarHay que crear un parque en honor a las buenas tetas de Svetlana...
ResponderEliminarSalud!
Mejor que la lleven al Museo Zoológico Dámaso Antonio Larrañaga.
EliminarPobrecito Sr Prepuzio. cuantos traumas ha pasado!
ResponderEliminar=S
Peor que unas migas que se clavan en el codo,,,
EliminarLo de "Untaba el volante del coche con goma de pescado y cuando volvía de la universidad me acusaba de serle infiel", me ha mataooooo!!!
ResponderEliminarJajajajajaja, se ha superado.
Saludos pericos.
No se me muera, perico, no se me muera,,,,
Eliminar¡Viva!
ResponderEliminarNo sabe cuánto le agradezco esta oportuna relatación de la que sabré sacar avisado consejo, pues tenía previsto esposarme con una mujer rusa conocida por intelné.
Más que ayudar, yo quería estorbarle.
EliminarBribón.
EliminarWow...es un deleite de carcajadas leer tus post!
ResponderEliminarSe agradece apreciad@ Anónim@.
EliminarCada día me gusta más!
ResponderEliminarBesos.
Y usted no vea como me pone,,,
EliminarJajajajajaa excelente el nombre de tu blog, y cagadísimo tu relato te rifas man.
ResponderEliminarAtte. Chío
Gracias Chío, mengawey!
EliminarYo necesito conocer a Svetlana:
ResponderEliminarMi difunto abuelo ya se encargó de explicarme que la felicidad se encuentra en el fondo de, o bien una cerveza,o bien de una vagina, y vista la foto, me declino por la segunda opción.
Su difunto abuelo era un hombre sabio.
EliminarGran entrada señor Prepizio. Ha vuelto ha sacarnos una sonrisa.
ResponderEliminarPetonets.
Petonets també per a tu. M'alegra que t'hagi agradat.
EliminarTanta tortura sufriste que se me ha despertado un no sé qué maternal y me dan ganas de achucharte, estrujarte, consolarte. Pobrecito mío!
ResponderEliminarUna experiencia, como casi cualquier matrimonio, estremecedora.
Lo que no entiendo es de dónde coño has sacado tú una foto de mis tetas ;)
Te las he tirado yo en una playa de Ibiza.
EliminarAbrázame querida belkis, mímame!!!!
EliminarPues parece la mar de dulce esta chiquita,,,
ResponderEliminarSi, para un espectáculo circense,,,,
EliminarHa vuelto a hacer bueno el dicho: La inteligencia tiene sus límites, la tontería es mejor, porque es infinita.
ResponderEliminarMAGISTRAL.
Magistral su comentario.
EliminarQUE DELICIA..Mataría a mi madre por estar una noche con Stvelana.
ResponderEliminarMátela. Le dejo mi hacha.
EliminarTerror en estado puro. Muchas gracias.
ResponderEliminarNo se merecen amigo Mario.
EliminarTodavía no he conseguido parar de reírme. Y de esto hace casi 5 minutos.
ResponderEliminarCon 5 minutos consigo yo 3 orgasmos.
Eliminar¿La muñía?
ResponderEliminarSí. Con los pies.
EliminarEsta imagen pertenece a septiembre en el calendario playboy del año 2096.
ResponderEliminarY probablemente sea la de su nieta.
Eliminarjajajajajajajajajaj Me estoy meando!!!!
ResponderEliminarNo se tambalee al hacerlo.
EliminarVoy a empercudir el water, ahora vuelvo.
ResponderEliminarAprete con esmero,,,,
EliminarApuesto doble contra sencillo, que a pesar de su gordura, y que apenas camina... siempre bailó mejor que usted..
ResponderEliminar¿Como lo ha sabido, amigo Bigotes?
Eliminar¿Se admiten palabras malsonantes en este blog?
ResponderEliminar¿Sí?
Entonces...
¿Cómo cojones sería la madre de Svetlana?
Un espeluznante, horripilante, estremecedor y horrendo orco.
EliminarBuenas tardes Sr. prepuzio,
ResponderEliminarHay una cosa que me despita. ¿ Cuando actualiza usted el blog?
Es que estoy cada día como un loco mirando si ha publicado algo.
Permítame, aunque sea por una vez, una licencia amigo Francisco para contestar a su pregunta.
EliminarPublico cuando me sale de los cojones.
Ainssss,,,
ResponderEliminarCon la cantidad de seguidoras que tiene usted y primero se enamora de Stevana y luego de Jacinta,,,
El amor es ciego, y yo tremendamente gilipollas.
EliminarBuenísimo¡¡¡¡
ResponderEliminarUsted sí que está buena.¿Cuál de las tres es?
Eliminar:''''''') No pude evitar emocionarme.
ResponderEliminarLloremos los dos en un taxi,,,,
EliminarCuando uno busca chorradas como pianos, ANASTASIO PREPUZIO es SIEMPRE un ganador seguro.
ResponderEliminarMuakssss
Al menos gano,,,
EliminarJoder! Me quedo con las ganas de soltarle a la cirílica un escupitajo del que se te queda la babilla colgando.
ResponderEliminarY después patearla,,,Es un sentimiento recíproco amigo Agus.
EliminarLa entrada puede parecer pedante por su gramática y vocabulario un poco enrevesados e innecesarios, pero el contenido a mí me parece sumamente divertido.
ResponderEliminarLe dejo súbdito Anastasio, me voy a cazar.
Me halaga Su Majestad.
EliminarHágame el honor de cazar un mamut.
Parece que está embarazada de gemelos,,,,¿Efecto visual?
ResponderEliminarNo. Elefantiasis.
EliminarEsto es muy fuerte. El espíritu Peter Paul Rubens está por todas partes.
ResponderEliminarMaldito Rubens!!!!
Eliminarjajajajajajaja, como el buen vino, mejoras con el tiempo.
ResponderEliminarENORME!!!!
Alcemos la copa pues, y brindemos!!!!
EliminarПочему регистрация не работает ? dice Svetlana.
ResponderEliminarTraducción : ¿ Quieres que le haga un tacto rectal?
Y yo le respondo, "a tu puta madre, cabrona!"
EliminarEstoy llorando de risa - I'm crying of laughter!!!
ResponderEliminarY usted me pone cachondo - And you are ptting me cachonding ( more or less)
EliminarZAS! Por capullo.
ResponderEliminarVoy a matar a su grotesco canino.
EliminarHer Prepuzio, es usté mi idolo y modelo a seguir. Pero no por sus brillantes entradas, sino porque el tiempo libre que tiene para bloguear y atender a su corte de secuazas.
ResponderEliminarPues usted no lo es.
EliminarOh my God!!! Que desmejorada esta Sabrina, jajaja
ResponderEliminarElla embrujeció en lugar de envejecer...
EliminarENORME!!!!
ResponderEliminarSus tetas, desde luego.
EliminarSin duda, la viva imagen de la esposa de Hristo Stoichkov.
ResponderEliminarO la de un lemur rumano,,,,
EliminarAhora ya se puede casar conmigo.
ResponderEliminarCasémonos en el Mercadona.
EliminarTengo una pregunta: ¿Realmente os gustan los pechos tan anormalmente grandes y caídos de la primera fotografía?
ResponderEliminar¿DE VERDAD?
Si no son utilizadas para propinar brutales collejas, SÍ.
EliminarEstoy flipando Don Prepuzio, flipando. Excelsa entrada. I have no words.He dicho.
ResponderEliminarPruebe de flipar con Flipper. Es fascinante.
EliminarMe he partido de risa con tu relato del divorcio. Infinita imaginación.
ResponderEliminarYo también soy guionista, pero un "outsider".
Fdo:Kalismundo
Yo no soy guionista. Soy capullo amigo Kalismundo.
EliminarYo sueño con zombies, voy a tener que dejar de leerle,,,
ResponderEliminarHágalo después de acostarnos.
EliminarYo no me voy sin gritar FU-RI-BUN-DO CA-PUL-LO!
ResponderEliminarY yo sin despedirme CE-NU-TRIO MA-MÓN.
EliminarQué risas!!!
ResponderEliminar¿Ronca al hacerlo?
EliminarOhhhhhh!!! Que ven mis ojos!!!!!
ResponderEliminarPero si es Elvis Presley!!!!!
Está vivo!!!
HURRA!!!!¡¡¡¡
Por el amor de Júpiter!!!! Es cierto!!!!
EliminarVIVA LAS VEGAS
VIVA LAS VEGAS
VIVA LAS VEGAS
VIVA, VIVA, LAS VEGAAAAAAAS!
Genial el relato. No menos geniales los comentarios.
ResponderEliminarGenial sería poder fornicar con usted,,,
Eliminarhas provado de ordeñar a esa jodida vaca jajajajajajajaja dios se le a ido de las manos donde coño guarda esas tremendas berzas jajajajaja komo siempre señor prepu eres el puto amo salu2
ResponderEliminarEspero a que me ayude usted a ordeñar la vaca, amigo Diego, no vaya a ser que me vuelva a pegar.
EliminarLe quiero.
ResponderEliminarMe too.
EliminarBRAVO!
ResponderEliminarGracias Sr, X.
EliminarPero quÉ grande eres tío,grande,Grande,GRANDE!!!
ResponderEliminar¿Es un trabalenguas?
EliminarCreo que si me arrepiento de algo el día que la palme será de no haber conocido a Svetlana.
ResponderEliminarIlikeit¡
Créame, váyase al infierno sin haberla conocido. Es una sugerencia amigo Monnsieur Acné.
Eliminarjoder, qué salto de una foto a la otra...
ResponderEliminarY si saltamos a la suya, ni le cuento,,,
EliminarPavoroso.
ResponderEliminarLa verdad es que te hace replantearte lo frágil de la vida.
Yo adopto el drama como forma de vida.
Eliminarjejejeje si es que ya se dice que los rusas son un poco cochinotas.
ResponderEliminarNo se ande con eufemismos, amiga Chary. No todas lo son, pero esta en concreto es una sucia gorrina.
EliminarEsta entrada es sublime, excelsa, superior.
ResponderEliminarA partir de hoy, veo muy dificil superar una imagen como esta.
Esta conjunción de elementos en un mismo espacio reducido: pechos trazados por el mismísimo Michelangelo Buonarroti, abdominales de acero y tupé tal muralla de pelos en plena frente apuntando al cielo, con la clara intención de parar el viento.
A sus pies maestro.
Eliminarjajjajajajajajajaj
ResponderEliminarEs usted único en su especie.
¿ Quiere probar la exclusividad?
EliminarTiene toda la pinta de ser una maltratadora,,,
ResponderEliminarGracias por su apoyo amig@ Geeks.
EliminarSi es que desde que acabó la Guerra fría y las las reformas de la perestroika aplicadas por Gorbachov, el hombre del lunar almodovariano en la calvorota, las rusas no son lo mismo.
ResponderEliminarGod Bless America Mr. Banana.
EliminarA ESO SE LE LLAMA MUJER CON CARÁCTER.
ResponderEliminarSí, Svetlana era como una de aquellas negras gordas con fuerte personalidad que se hacen respetar.
EliminarJajajajajajaja Grande¡¡¡
ResponderEliminarUna curiosidad fisgona,,,
A parte de Svetlana, no se llamaría también Jabba el Hutt?¿
No lo descarto,,,
Eliminarcrack!
ResponderEliminarLo dejé hace un par de años.
EliminarQue orejas más extrañas......
ResponderEliminar¿Ve usted amargo cerumen? ¿ A que no?
EliminarPues no son orejas,
Son entradas y comentarios como estos los que hacen que te tenga comparado con un semidiós. En serio, me basta con leerte para darme cuenta que prácticamente todos tus mensajes tienen más cinismo, humor y sarcasmo que todo lo que pueda llegar a escribir en mi vida.
ResponderEliminarComo me agrada que los seguidores de twitter de este blog empiecen a aportar sus comentarios.
EliminarGracias Qué calor!.
Es que me parto!!! con las historietas y los comentarios.
ResponderEliminarAquí la audiencia está casi peor que usted.
Es el fascinante e inagotable mundo del capullismo, amiga Amparo.
EliminarTenéis la mente sucia como diría Antonio Resines en los Serrano. Jajajajajaja
ResponderEliminarY usted la tiene colonizada de caspa tal copos de nieve.
EliminarJajajajaja buenísimo.
ResponderEliminarGracias Karlos.
EliminarHacía mucho tiempo que no me pasaba por esta obra de arte,,,,le pido disculpas Don Tasio.
ResponderEliminarVeo que sigue siendo, más si cabe, el puto amo.
Como me alegra verle de nuevo por aquí amigo dexter75!!!!
EliminarBéseme!! Béseme el culo!!!
Le aplaudo con los pechos.
ResponderEliminar¿Tan mórbido está usted? A mi no me lo parece,,,
EliminarJajajaja que brutote es!
ResponderEliminarTuve una profesora que era igualita a Svetlana.
En serio, creo que es ella.
Svetlana es ahora profesora de petanca en un instituto moscovita.
Eliminar¿Le gusta la petanca?