Una voz por megafonía alertó que el cercanías estaba a punto de llegar. El tren se detuvo en el andén. Salieron decenas de personas que proporcionaron un poco de espacio a los que esperaban para subir. El ruido y el bullicio del vagón se silenció cuando subí . Asciendí con mi habitual cara de seriedad, vestido de negro, con mi mochila negra que custodiaba una barra de pan y un tarrito de foie gras para hacerme un bocadillo mientras durara el trayecto. Y, en cierto modo, no me sorprendió que la gente me mirara aterrada o no se sentara a mi lado. Confieso que en ello escondo cierta coquetería apocalíptica. La gente se apartó de mi paso como si mi proximidad fuera de por sí contaminante. Mis anomalías físicas inspiraban miedo y repulsión a la vez que producían náuseas y arcadas. Los pasajeros, asustados, corrían y corrían para alejarse de aquel horror, de aquella ruin basura humana llamada Anastasio Prepuzio. Otros vomitaban copiosamente el almuerzo al ver a ese abominable ser esculpido por la acción pertinaz del mismísimo Satanás. Otro pasajero, asiático, menudo y, hasta entonces sonriente, se lanzó desesperadamente a la vía para huir de ese monstruo que llevaba el estigma de lo horrible en su espantoso rostro. El pobre mandarín fue brutalmente arrollado por un convoy que recorría la vía en sentido contrario. Con aparente normalidad, me senté en un asiento al lado de la ventanilla dispuesto a cerrar los ojos y escuchar música, como siempre. Constaté, nada más apoyar el trasero, la presencia de dos chavales al otro lado del vagón. Uno vestía a la manera punki, sin saber que hace 30 años que esa moda lleva muerta, enterrada y descompuesta. Pobre cabrón. Su amigo y él se pasaban una litrona, la botella marrón y deforme que es el preludio a una borrachera barata. Bebían y bebían. Ni para drogarse tenían estilo. El punki alternaba eructos a frases ininteligibles. El compañero, imbécil y pasivo, asentía abobado. El vagón había quedado desierto. Sólo una mujer, con gafas oscuras, la cabeza caída y una posición forzada en una postura incómoda, seguía sentada en su butaca. Había sido vencida por el sueño. La acompañaba un perro lazarillo. Era ciega. Después de la señal de aviso, el tren comenzó a moverse, perezoso, dejando atrás la estación y volviendo a la normalidad en el vagón. Dos mujeres corpulentas con gafas cuadradas murmuraban entre ellas. La más joven, con una higiene dental espantosa, indicaba a la otra, cuál de los pasajeros debía observar. Una carcajada, rápidamente reprimida, se escapó de las fauces de la otra mujer, que acto seguido devolvió una divertida mirada de aprobación, al tiempo que susurraba en voz baja “ Es verdad, tiene cara de sapo con disentería”. Un grupo de estudiantes quinceañeros se divertía lanzando migajas de pan de sus bocadillos contra mi cabeza. Las carcajadas aumentaban y resonaban como latigazos al ver rebotar la mortadela y los cacahuetes contra mi cráneo. Dos ejecutivos, impecablemente vestidos, se unieron a la vejación, lanzándome monedas y escupiéndole flemas. Yo seguía sin inmutarme, en mi infierno de soledad, rumiante, mirando al ventanal, buscando auxilio en los árboles del paisaje. Un sacerdote de avanzada edad y ojos brillantes, se acercó a mi butaca, y con mirada de compasión, me estrechó la mano al tiempo que me murmuró un “que Dios te bendiga, hijo. Eres el mismo hijo de Lucifer.”. Un niño de cuatro años asombrado por lo que estaba viendo susurró a su madre con rostro de morsa marina:- “ Mamá, Mamá, el Yeti está aquí! “-. Un bofetón de su madre, que no había advertido mi presencia, silenció de golpe las palabras del chiquillo. -“ Te voy a prohibir ver los dibujos animados. No quiero que te inventes más historias!!”.- , regañó injustamente la mamá del mocoso. La de poner los pies en el asiento, es la moda de los trenes de cercanías, y yo las odio. Un sujeto decrépito no quitó sus suelas del revestimiento gastado en el espacio entre los asientos. Me acerqué entonces con la cabeza, y le pregunté si, por favor, podría quitar los pies. Se lo pregunté con cortesía. Un corderito no lo habría hecho mejor. El imbécil, de cuyo rostro colgaban multitud de piercings, me miró con ojos vidriosos. Eructó y luego me preguntó chulescamente que por qué. Le hice entender que aquello no era higénico, y él me dijo que no, que por qué yo era tan feo. Le dediqué una sonrisa torcida acentuando más la deformidad de mi rostro: -" Uuuuhhhh, que rebelde"-. Él se quedó perplejo pero no quitó los pies. Llegó el controlador con su chaqueta y corbata, sudando, jadeando. El imbécil de ojos vidriosos no encontraba el ticket. El controlador le ordenó bajar los pies, y le advirtió de la eventualidad de que llamara a la Policía. El cretino desafiante, lo es en ausencia de la ley, pero ante ella obedece como un niñato acojonado. El controlador se acercó a mí y no me pidió el ticket sino que me dio pepitas de melón. Hijo de puta. Humillado, hundido, deshonrado e insultado por toda aquella gente, decidí coger el tarrito de foie gras y unté con generosidad mi pene. Con un chasquido bucal, llamé la atención del perro de la ciega, que moviendo la cola se acercó a mi asiento, abrió el hocico y empezó a lamer famélicamente mi miembro. Que lengüetazos daba el simpático perrito. De repente, el canino, se puso rígido, aumentando su frecuencia respiratoria, convulsionando y espumando ácidos amarillentos por la boca. Entre escalofriantes espasmos, dobló sus patas y cayó fulminado al suelo del vagón. Había muerto. Intoxicado. No por el foie gras, que estaba en perfecto estado. Había sido envenenado por las infecciones, herpes, ladillas y micosis de mis genitales. Pobre animal. Una voz metálica anunció la próxima estación. Disimuladamente me bajé y decidí acabar el trayecto a pie.
martes, 10 de abril de 2012
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Ole Ole Ole Ole Ole Ole Ola
ResponderEliminarOle Ole Ole
cada día te quiero más
Yo la voy a querer como en las canciones de Los Camela
Eliminarjajajajajajajajajajajajajaaja!
ResponderEliminarSi es que lo que no le pase a usted!!!!
Cuanta razón lleva amiga Elvira.
EliminarQué lástima. Me da pena esta historieta.
ResponderEliminarPero no por usted, por el perro lo digo,,,
JAJAJAJAJA.
Amigo Juan José, pedí mentalmente disculpas al jodido canino.
EliminarCiertamente que usted es un completo capullo. Sea feliz, al menos...
ResponderEliminarVivo feliz con mi optimismo hasta que viene el realismo a joderlo todo.
EliminarYo era el que le escupía las flemas y le lanzaba las monedas.
ResponderEliminarMaldito bribón!!!
EliminarEres genial Anastasio ! bsito
ResponderEliminarUsted si que es genial, entendiendo que es usted hembra.
EliminarOportunista!
ResponderEliminarHay trenes que sólo pasan una vez amigo Bogdanov.
EliminarYo era de los que le pedía que se quitara la máscara de Spiderman, pero después de leer su escatológico relato de hoy, abogo por que continúe igual y no nos muestre su rostro.
ResponderEliminarLa entrada, como siempre, genial.
Soy simpático.
EliminarQue grrrrande!!!
ResponderEliminarTorrente a su lado es un ingenuo aprendiz.
Fariseo comentario amigo Txomin. Torrente es EL MAESTRO.
EliminarEres un crack Tasio! muchísimas gracias y hasta pronto tio, te debo una birra.
ResponderEliminarUn abrazo,
Javi
De nada, para eso están los amigos socio.
EliminarUn abrazo.
Sé lo que es eso, a mí me pasó lo mismo hace poco. A ver si se lo he contagiado? Que le sea leve.
ResponderEliminarUn besazo!
No lo creo amiga Ayda. Muy a mi pesar, ud y yo todavía no hemos fornicado.
Eliminar¡¡VIVA EL FOIE GRAS!! JAJAJAJA
ResponderEliminarUn abrazo carnívoro poco hecho,
QUE VIVA!!
Eliminarjajjaaj sin comentarios que no serían politicamente correctos y..una es muy seria para sus cosas
ResponderEliminar:P
Ud. siempre tan diplomática bella Nandy.
EliminarENORME!!!!!!!
ResponderEliminarme has matado con lo del perro!!!! Cuando he visto en la foto el tarrito de fuagras intuía que algo solemnemente escatológico sucedería.
Sombrerazo de nuevo.
No se engañe, es otra bazofia literaria amigo Darck Side.
EliminarMe he puesto celosa,,,
ResponderEliminar¿Del perro, o de la ciega?
EliminarA mí me ha gustado mucho. Me va el género, qué le puedo hacer!? Ha llegado a producirme cierta tensión con sólo 4 líneas. Muy bueno.
ResponderEliminarMe gusta que le haya gustado el dudoso gusto de este gustoso post.
EliminarMi estimado Anastasio:
ResponderEliminarLa descripción que hace Usted de si mismo, haría que cualquiera le aconsejara ir al psiquiátrico, sin embargo quiero decirle que me ¨engancho¨ ese trabajo de honestidad, cuénteme mas de usted…
Suscribo lo dicho por Edurne, seguro que sir Anastasio está bueno.
EliminarPienso igual que Patricia. Sir Anastasio está bueno, más bueno que el pan.¿El foie gras era de cerdo o de pato, o de chorizo sin más? Pobre perro. Se supera usted en cada post.Un beso. Anónima de interior.
EliminarAmigas Anónima de Interior, Patricia y Edurne, siento informarles que la única diferencia entre un sapo y yo, es el color de la piel.
EliminarGran Anastasio, genio y figura... vaya estampa que se marca con veinte líneas, excelente...
ResponderEliminarMuaks.
Gracias amiga Olga, por lo que he podido comprobar ud también está muy buena.
EliminarLo del perro, Her Prepuzio, es para enmarcarlo.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Y colgarlo en el aseo del Mercadona.
EliminarJajajaja buenísimo este Blog! Qué descubrimiento! Kedas oficialmente linkado sí señor jaja. Qué buenas risas me voy a echas por aquí
ResponderEliminarNo estoy en LinkedIn.
EliminarJajajajajaja Es usted un artitstazo.
ResponderEliminarPero algo me dice que el personaje de ficción está lejos de parecerse al que se esconde tras la careta.
creo que Ud. debe estar buenorro.
Besos.
De orejas para arriba y de tobillos para abajo amiga Gusti.
EliminarComo me he reído!!
ResponderEliminarLe sigo ( y digo le porque acá le tratan de ud ).
Bienvenida es. Tiene las puertas abiertas y es gratis. Cobrarle por leer tan absurdo blog es de mísero hijoputa.
Eliminarmmmm...me ha puesto a pensar..luego escribo algo :D
ResponderEliminarPiense en un limón.
EliminarY qué nos puede relatar de su experiencia canina? Fue gratificante?
ResponderEliminarPara que ud lo pueda entender, fue una sensación similar a cuando usted tiene diarrea.
EliminarEl perro y el chino le esperarán en el infierno,,,
ResponderEliminarSeguro, con Gadafi.
Eliminar¡Plas! ¡Plas! ¡Plas!
ResponderEliminar¡La imaginación al poder!
Ahora estoy estudiando la manera de volar.
EliminarLa leche, depravado!!!!, hoy se ha superado de todas, todas. Qué barbaridad.
ResponderEliminarAh, y buenísimo, que le conste: me he reído, me ha intrigado. Bueno, muy bueno...y lo del perro, antológico.
Antológicas son sus abscesos nasales amigo Monsieur Acné.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Magia?
EliminarDebería plantearse seriamente el dejar de viajar en transportes públicos aunque el vagón que ocupaba parece haber sido reservado para adefesios varios. Dígame, ¿os cobran doble por el billete?
ResponderEliminarCuanta razón tiene bellísima Aina, entre la gorda del autobús y el perro de la invidente me estoy planteando desplazarme con mi triciclo.
EliminarSencillamente sensacional. Reconozco que es muy de mi gusto ese toque "noir" de la historia. De lo que deduzco que este día tan ñoño lee gusta tanto como a mí.
ResponderEliminarMe ha sorprendido y aguardo impaciente otro pseudo-relato.
Cada vez mejor.
Un abrazo con dogshow.
No he entendido nada de lo que me ha comentado. Lo siento.
EliminarDiosss cómo me gustan estas historias. Bravo!
ResponderEliminarLo sé. Y gracias por su aportación fotográfica. La utilizaré en un próximo post.
Eliminarintestino revuelto y nariz cual grifo de tanto reír.
ResponderEliminarAPLAUSOS.
¿Con que aplaude?
Eliminarcon las manos, no?
EliminarMisero imperterrito ¡¡¡ Aún respira...yo he sido seguidor de sus capulladas durante cien mil doscentos treidos segundos...y desapareció....malandrin....¡¡¡ me alegro de volever a ver que está. pero no me sale como respondedor del gollllllglees....¿ porqué será ? salu
ResponderEliminarGrata sorpresa encontrarle de nuevo por aquí, amigo Miquel.
EliminarYa ve, sigo tan gilipollas como siempre.
Impresionante. Esta es sin duda la culminación (o no) de una de las mayores y más impactantes obras maestras de los microrelatos.
ResponderEliminarAplaudo con furia su talento.
¿ Con palos y antorchas?
Eliminarjajajajajajja que animal es usted!¡
ResponderEliminarUn animal con innatos y superdotados instintos carnales.
Eliminar¡Bravos y vítores, señor!
ResponderEliminarPues no creo que su perrito opine lo mismo, amigo ALX.
EliminarCrónicas de un poeta.
ResponderEliminarInjustamente incomprendido, pero un poeta al fin y al cabo.
Eliminarjuasjuasjuasssss! genial.
ResponderEliminarSiga chupando hongos, que me he reído mucho.
Salu2.
Sólo chupo clítoris.
EliminarNo me lo imagino a usted haciéndose el pasaporte...
ResponderEliminarMe lo hice en la Embajada de Laos.
EliminarAñadir la naranja rallada + 1 pizca de zumo de limón.
ResponderEliminarTrocear el foie gras, salpimentar y dorarlo en una sartén.
Escurrirlo a una bandeja con un poco de caldo caliente al fondo, que evitará la grasa en el plato.
Servir el foie gras salteado sobre la zanahoria estofada.
Así me lo comía yo, tal vez andaba equivocada,,,
Pues ya ve ud cuantas variantes nos esconde el foie gras.
EliminarGenial!!!! juas juas
ResponderEliminarMe queda una duda, ¿ Qué pasó con la ciega?
Acabó en una estación de Noruega.
EliminarEso parecia el tren del terror. No sé por qué te escupían a ti y no a cualquier otro, por ejemplo, a la mamá del mocoso.
ResponderEliminarAún asi, todo iba medianamente bien hasta lo del chucho, jajajaja.
Creo que anulo mi cita con usted. O me trae certificado médico de que no hay bicho viviente en usted ni en ninguna de sus partes, o ná de ná.
Ah, y si hay que lamer prefiero la nata, el foie se me repite, y no creo que esté usted para repetir jajajaja
Si es necesario voy a Lourdes haciendo el pino para curarme al objeto de tener una cita con ud.
EliminarEs Usted un sociópata, amargado, que no se come un rosco.
ResponderEliminarCierto. Fornico menos que los Roper.
EliminarVIVA LA LITERATURA!!!!
ResponderEliminarVIVA EL FOIEGRAS!!!
VIVA EL VINO! dije en medio de una misa.
EliminarEs usted un valiente digan lo que digan!!!!
ResponderEliminarEstoy convencido además que el perro era un rottweiler molosoide.
Era un jodido Chihuahua.
EliminarJoder, cómo te curras los posts!
ResponderEliminarSigue así. Saludos
Lo haré si me da la gana, ¿no?
EliminarUna vez mas maravíllome. Cualquier dia afeito mi perrilla y dejo solo el bigotón
ResponderEliminarAy!!! Es ud un viciosillo. ¿Ya ha probado lo del foie gras,no?
Eliminar¡Millemercis por esa gigantesca aportación!
ResponderEliminarPartíendome de risa.
Gracias a ud. por leerla amigo Rodri.
EliminarPor Dios!!!!!
ResponderEliminarA la perrera !!!! Usté claro, por maltratador de animales.
¿Es usted también ciego?
EliminarMaaaaaaaaaaaaravilloso!!!!!!!!
ResponderEliminarEsta noche cuando llegue a casa lo primero que hago es probarlo con mi pastor alemán.
Eso, eso, pruébelo,,,,
EliminarMuy bueno el post. Te felicito. Me parto la caja con tus artículos.
ResponderEliminarLa envidia me corroe al ver su vello capilar.
EliminarGRANDE!!!!
ResponderEliminarEl tarro de foie gras, era de kilo.
EliminarLe quiero.
ResponderEliminarTiene carica de querer un bocadillo y un par de petit suisses.
EliminarCada vez mejor. Supera en cada post las-más-altas-cimas de la sordidez humana.
ResponderEliminarSure.
EliminarUsted mató a Kennedy.
ResponderEliminarSe equivoca, fue Elvis Presley.
EliminarQuiero conocerlo en persona YA!
ResponderEliminarCuando y dónde quiera amiga Vanessa.
EliminarMe troncho.
ResponderEliminarQué valor, el suyo. Viajar al inframundo de los trenes con su rostro!!!
ResponderEliminarCon un par, sí señor!!!
EliminarPor fin alguien que me entiende. Gracias amiga Maruja.
Genio y figura, tío, genio y figura.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Soy más inútil que un gitano sin primos amigo Francisco.
EliminarMagnífico el relato de su aventura-desventura al más puro estilo Torrente.
ResponderEliminarBesos.
Gracias amiga Ellery.
EliminarDivertido blog ,por fin algo sin censuras e ineteresanteeee
ResponderEliminarabrazos
Abrazos para vos.
EliminarA ver si tiene güevos de hacerlo con mi león!!!!
ResponderEliminarCon su león,,,no, tal vez con su iguana. oh!!! No mejor, con usted.
EliminarTiene talento ,y le sobra razón... Petonets. Anna.
ResponderEliminarPetonets amiga Anna.
EliminarDuerma Don Prepuzio, duerma.
ResponderEliminarLo intento pese a que yo tampoco sé a quien coño le funciona lo de contar ovejas para dormir.
EliminarPuto genio, un blog increíble.
ResponderEliminarGracias pura rata.
EliminarCon lágrimas en los ojos por pelar cebollas mientras leía el guión, he de decir que es horrible este post, pero me he reído.
ResponderEliminarJoder menudo envidioso mediocre... este blog es la caña! Me saca como mínimo una sonrisa cada vez que lo leo.
EliminarApreciado The Mariscal, me alaga su honradez. Estoy absolutamente de acuerdo con usted.
EliminarQué finura!!
ResponderEliminarCierto.
EliminarQue crack, jajajaja, espero con ganas la próxima ^_^
ResponderEliminarTendrá que esperarse al próximo Viernes, amigo frki.
EliminarCrónicas de un Capullo en manos de un "fiera" ( y no lo digo por el perro del post de hoy ).
ResponderEliminar;-)
Besos.
La fiera, pese a ser liliputiense, la tengo en la entrepierna amiga Laura.
EliminarPor Dioooooooooooooos!!!! que bueno!!!!
ResponderEliminarMenuda idea me ha dado!!!!
Pruébelo, pruébelo.
EliminarMe rindo a sus pies.
ResponderEliminarUn beso.
Maika
Hago lo propio a sus pechos.
EliminarSabía que el foie gras es método natural para alargar el pene?
ResponderEliminarDeje de beber Licor del Polo amigo Isma.
EliminarMe llena de orgullo y satisfacción, en estas austeras fechas, leer una nueva perla de sabiduría cultural, que tanta falta nos hace en estos tiempos que corren.
ResponderEliminarLa belleza es la búsqueda de lo auténtico, y nada es más auténtico que el amor entre un perro y un hombre.
Ya sabe usted, Su Majestad, que tengo gran respeto por los animales. Les trato de usted.
Eliminar¡Se agradecen relatos com el de hoy! Bravo! Por supuesto, acompañados de tus siempre sagaces comentarios...
ResponderEliminarPues permítame discrepar en cuanto a lo 1º. es una mierda de post.
Eliminarjajajajaajajajajajajajajajaajjajajaajajajajjaajajajajajaajaajoojjojojojoojjojojojojojojojojojojojoojojojjoojjoojojojojjoojojojojjoojojojjjjuujujujujujujujjuujujujujujujujjuujujujujjuujujjuujujujujujujujujujujujujujujujuujjuujujjjejjjeejjjeejeeejjejeejejjjejeejjeejjeejeejejejejjejeejjejejijiijijijijijijjijiijjiijijjijijijijijijijijijiijijijijijjiijijijijijijij.... aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhyyyyyyyyyyyy... Qué descojoncio más grande... Dios.
ResponderEliminarSiga usted así.
Cómprese un teclado nuevo apreciado amigo.
EliminarBRAVO!!!!
ResponderEliminarVIVA EL FOIE GRAS!
EliminarLe voy a castrar.
ResponderEliminarHe dicho.
Si lo consigue, le estrecharé su mano izquierda.
Eliminarjajajajajajajaja pobre perrito!
ResponderEliminarQué buena está, amiga Laury.
EliminarPanzón de reír, só bruto!!!!
ResponderEliminarPanzón, lo que tengo bajo mis mórbidos pectorales y mis siniestros genitales.
Eliminar...Yo iba en aquel vagón. No tenía mortadela que tirarle a la cabeza, pero fui testigo del despliegue de plásticos amarillos, vehículos blancos, uniformes de protección y botellas de oxígeno con los que las Autoridades Sanitarias retiraron el tóxico cadáver del difunto perro.
ResponderEliminarPor cierto, con cierto espíritu sañudo, cambié el arnés del perrito por mi carro de la compra. Llevó un poco de tiempo, pero conseguí que la ciega me transportase hasta mi casa. No tenía prisa...;)
Oh!!!! es verdad!!!
Eliminarusted era el del asiento colindante a la salida y que le metía mano a la ciega.
Ahora le recuerdo,,,