Era la tercera vez que anulaba mi cita con el dentista; y no precisamente porque me hubiera dejado de molestar una de las muelas del juicio. Tampoco intervinieron en ello un viaje de trabajo imprevisto, tener que aparear los calcetines o una inflamación testicular. Eran las tres excusas, que aunque nadie me preguntó, me apresuré a soltar para lavar mi sucia conciencia. Desde la última vez en que me atendió un decrépito dentista que me dejó las encías como para comer clítoris de ancianas o masticar almendras, lo que tengo es miedo, mucho miedo, auténtico pavor. Me horroriza, me espanta, me atormenta la idea de sentarme en el sillón y abrir la boca para intoxicar la consulta con mi atroz halitosis. No es un tópico. La odontofobia existe. El simple olor característico de la consulta, la espera tumbado en el sillón, el ruido del torno, la máscara del odontólogo, me pone, literalmente, de los nervios. Es superior a mis fuerzas. Una vez allí, siento pánico, tiemblo, sudo, eructo y sufro de incontinencia urinaria.
Mi buen amigo Evaristo me contó que el mundo de la odontología estaba dando un giro copernicano. Me facilitó el nombre y teléfono de su dentista, que al parecer, utilizaba una técnica innovadora e indolora. Fuera olores desagradables. Un facultativo que por lo visto contaba con DVD para distraer a los pacientes, música relajante, sin hombres y mujeres de batas blancas y con nuevas técnicas que impedían sentir la más mínima molestia. Regentaba un ‘clínica dental spa’. En ella, todo invitaba a la relajación, a espantar el miedo. Aromaterapia, masajes en los pies mientras el dentista trabaja con los dientes del paciente, ofrecía acupuntura antes del tratamiento, e incluso ofrendaba masajes escrotales por parte de la enfermera.
Llegó mi turno. A partir del apretón de manos, lo demás creí que sería predecible: sentarme en la silla, abrir la boca y dejar trabajar al miserable matasanos, con esa cara de gilipollas que a uno se le queda cuando está ahí boquiabierto, decúbito supino sobre ese pseudo sillón, instrumental variado entrando y saliendo de la cavidad bucal.
Pero no sucedió así. El dentista, al contemplar mi cara de pánico, quiso hacerme una demostración de su innovadora técnica...
Mi buen amigo Evaristo me contó que el mundo de la odontología estaba dando un giro copernicano. Me facilitó el nombre y teléfono de su dentista, que al parecer, utilizaba una técnica innovadora e indolora. Fuera olores desagradables. Un facultativo que por lo visto contaba con DVD para distraer a los pacientes, música relajante, sin hombres y mujeres de batas blancas y con nuevas técnicas que impedían sentir la más mínima molestia. Regentaba un ‘clínica dental spa’. En ella, todo invitaba a la relajación, a espantar el miedo. Aromaterapia, masajes en los pies mientras el dentista trabaja con los dientes del paciente, ofrecía acupuntura antes del tratamiento, e incluso ofrendaba masajes escrotales por parte de la enfermera.
Decidí probar, mayormente por lo del masaje testicular. El pasado miércoles, estuve en el dentista. El odontólogo era un dantesco hombrecillo delgado, de pelo blanco, cara élfica y frondosas cejas tal bufanda de lana, que recibía a sus pacientes con un apretón de manos, utilizando la izquierda para romper el protocolo. La sala de espera estaba abarrotada de gente, y yo, no paraba de mirar el reloj cada cinco minutos. Estaba más nervioso que Marco en ‘Sorpresa Sorpresa’. No sabía en qué consistiría aquella innovadora técnica dental. Ya había ojeado todas las revistas que, de forma desordenada, se ubicaban encima de una pequeña mesa esquinera. Caras largas y silencio total en el lugar, roto por alguna que otra tos tuberculósica de alguno de los que allí esperaban. Una hora de retraso y yo era la última cita del día.
El tiempo iba pasando y la sala de espera vaciándose paulatinamente hasta quedarme a solas con una mujer obesa de unos cuarenta años que me miraba de vez en cuando mientras leía su revista de macramé. Era algo diminuta de estatura, de pelo castaño, ojos color miel, ropa de campesina y un aire en conjunto deleznable. Era una mujer grasienta, deforme y vomitiva. Estaba convencido que llevaba la ropa interior al revés para que durara otro mes. Hirsuta de pies a cabeza, parecía un perfecto híbrido entre humano y orangután. Sufría un severo cuadro de halitosis, pues una bocanada de hedor a pescado podrido y perro muerto llegó a mí cuando bostezó. El anillo de oro que tenía en su mano derecha era prueba inequívoca de su estado civil. Deduje que estaría casada con algún decrépito individuo que perdió el sentido del olfato. Me imaginaba a su marido llorando cuando la besaba. De cuando en cuando me guiñaba un ojo y movía la lengua a 500 revoluciones por minuto. El aburrimiento que me invadía, empezó a fantasear con aquella pueblerina con las cejas pintadas en mitad de la frente. Me la imaginé dejando su revista a un lado, acercándose torpemente hacia mí y besando mi boca de forma inesperada, poniéndose a mi lado y buscando un resquicio en mis pantalones para introducir una mano con dedos tal salchichas la vino en mi sexo, que empezaba a calentarse por la presencia de la extremidad aún desconocida. Sentí la mano como si fuera real, inconscientemente, mis piernas se abrieron físicamente al deseo mientras seguía imaginando escenas morbosas con mi compañera de sala. Mi perturbada mente iba rápido cavilando cada uno de los movimientos de la escena. Imaginé las manos de la obesa recorriendo mi piel. La vi sentada sobre mí, aplastándome el pubis, cabalgando apresuradamente antes de que la enfermera me avisara de que entrara en la consulta. Y fue precisamente eso lo que me despertó de mis pensamientos. En aquel momento, la señora de mis horribles ensoñaciones desapareció tras la puerta y me quedé completamente solo en la sala. Me dirigí al aseo y perdí inmediatamente la dignidad enjuagándome la boca.
Pero no sucedió así. El dentista, al contemplar mi cara de pánico, quiso hacerme una demostración de su innovadora técnica...
Huí horrorizado de la consulta al comprobar cómo iba a extraerme la pieza dental. Las jodidas muelas del juicio podrían esperar.
Absolutamente, anotlógicamente, gigantescamente GENIAL.
ResponderEliminarGracias por arruinar mi relato con su comentario de mierda
Eliminarjajajajaj qué grande es usted!
EliminarGrande Post. Antológica la historia de la visita al dentista.
ResponderEliminarNo me sea pelota amigo Francisco Arqued.
Eliminaroderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoder (con voz rápida y asfixiante), muero de risa.
ResponderEliminar¿Está nervioso Mr. Triky?
Eliminar¿ El odontólogo, por casualidad, no se llamaría Rocco Siffredi??
ResponderEliminarUn beso y gracias por arrancarme unas buenas carcajadas.
Apenas tuve tiempo de apreciarlo amiga Edurne.
Eliminar¡¡¡Es irremediable... no pUEDO controlame!!!
ResponderEliminarESTO NO ES SPAM... EXQUISITO.
Que nadie se entere de lo nuestro...
EliminarCreo que debería visitar a ese dentista,,,
ResponderEliminarMuaks.
Vigile con sus gafas amiga Elvira.
EliminarHe leer su relato, estimado Her Prepuzio, ha obtenido de mí algarabía, júbilo y un descontrolado intento de realizar de nuevo un golpe de estado.
ResponderEliminarLéalo de nuevo, pues.
EliminarEres un pupas y un miedica, Anastasio! Un pollazo así no te va a sacar una muela; como mucho, te reventaría una espinilla.
ResponderEliminarA mí sí que me mola ese dentista!. Mira, si está como en el vídeo, primero le haría una buena felación, luego le haría sentar en el sillón para los pacientes y yo cabalgaría sobre él. Después me sentaría en el sillón, abriría la boca, le cogería fuertemente de los huevos y le diría: "Ninguno de los dos vamos a hacernos daño, verdad?"
Jolín qué atrevida belkis!
Eliminar¡Qué atrevida, y qué boca tan grande tienes Belkis !Anónima de interior.
EliminarAnónima de interior.....de momento, me lo tomaré como un halago
EliminarInteresante propuesta la suya amiga belkis, sumamente interesante,,,,
EliminarBelkis, lo de la boca no ha sido con ánimo de ofender. Lo decía porque has dicho de hacer una felación al dentista, y el dentista en cuestión tiene un instrumento muy grande. Era una observación sin más.
EliminarA ver si me puede dar la dirección del Dr., Sr. Prepuzio. Tengo los dientes perfectos pero tal vez me pueda curar otra cosa.
ResponderEliminarNo hace falta. La otra cosa se la puedo paliar yo. Y gratis.
EliminarMi dentista me hace eso, y de doy tal somanta de collejas que acaba hablando en vietnamita.
ResponderEliminarLa entrada, como siempre, genial.
Uy! Qué valiente amigo Juanfran!
EliminarPues yo sería más romántico con la enfermera,,,,
ResponderEliminarNo esperaba menos de usted.
EliminarÉpico no... Legendario!
ResponderEliminarEso ocurrirá mañana a partir de las 20.00 horas.
EliminarEs-pec-ta-cu-lar.
ResponderEliminarArtículo del Siglo. ¡No, del milenio! ¡No, de todos los tiempos!
Me excita la foto de su perfil,,,
EliminarTan voluntarioso como voluminoso artículo, sí señor. Me quito el sombrero, el pelo y hasta la cabeza si es preciso.
ResponderEliminarMándeme su pelo por correo que ando justito de ello.
EliminarJajajajaja Excelente post, enhorabuena! Y además, justo a tiempo, cuando la sanidad anuncia recortes.
ResponderEliminarImagínese como será la consulta del urólogo,,,
EliminarMis más sinceras y honestas felicitaciones súbdito Anastasio.! Realmente nos hallamos ante un post que lleva la epicidad a un nuevo nivel de existencia.
ResponderEliminarY pido perdón. me he equivocado.
Le perdonamos, pero intuyo que a este paso, su querido hijo solo reinará la isla de El Perjil.
EliminarMe temo que si,,,,
EliminarUn passing shot digno del mismísimo Björn Borg¡¡¡¡
ResponderEliminarCierto, colosal el golpeo.
EliminarDe nuevo, enhorabuena por el post EPICO!!!! (notesé las cuatro exclamaciones, reservadas para lo más jrande) ;-)
ResponderEliminarJracias. Lo notesé.
EliminarMe acabo de leer todo el post (y estando en el trabajo ^^'') y solo digo que me ha parecido genial. Felicidades.
ResponderEliminarTiene su pc pinchado por el dpto. de informática amiga Nandy. Vigile.
EliminarVRABO!!!!¡¡¡
ResponderEliminarTorbe-Torrentesca entrada.
Diestra descripción. Lúgubre ortografía.
EliminarNo se vacunes, ya la ha pillado.
ResponderEliminarEl faraónico pene del dentista, no llegó a impactarme.
EliminarPara Ayda (es que no me deja Responder, la página ésta):
ResponderEliminarAyda, con lo caro que es el dentista y el miedo que da, al menos sacar algo de provecho.
De todos modos....no deja de ser todo literatura, o sea, ficción.
Eso es verdad, jajajaja
EliminarNo es ficción queridas amigas. Mis relatos están basados en hechos reales.
EliminarNo lo pongo en duda, sr. Prepuzio. Me refería sólo a mis palabras o comentarios.
EliminarPues a mi me ha roto de risa lo de la mujer´con halitosis de la consulta cuyo marido había perdido el olfato y lloraba cuando la besaba...
ResponderEliminarFantástico.
Imagínese cuando le haga el cunnilingus ,,,,
EliminarVive dios!
ResponderEliminarVive con la tranquilidad de vivir sin futuro.
EliminarUna vez más, un documento cargado de brillante odinariez.
ResponderEliminarMe bajo a hacer la primitiva...
Mucha suerte ludópata.
Eliminar!!QUE VIVAN LOS DENTISTAS¡¡
ResponderEliminarY un cojón!¡
Eliminarplas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas
ResponderEliminarespectacular! no tengo palabras, estoy llorando de la risa...
Los chicos no lloran tienen que pelear.
EliminarVenga cantemos tod@s¡¡¡:
Es mi vida, no quiero cambiar
los chicos no lloran solo pueden soñar
es mi vida no quiero cambiar
los chicos no lloran tienen que pelear
es mi vida ah! Es mi vida ah!
Con un canalla como yo
un oficial con mucha artilleria
hey!Qué seria de ti?
Hey! Qué dices encanto?
Y otro pecado capital....qué serà?
Y bailaremos eh?
Y baileremos eh eh eh.....?
Magnifico post, y magnifico material grafico. De donde ha salido ese hombre disfrazado de Spiderman, por dios!
ResponderEliminarLa depravacion de la gente en internet no tiene limites?
Vengo del futuro amigo Luis.
EliminarMECAGOENDIEZ !!!
ResponderEliminarGenial. Y un poco doloroso.
Sin duda.
EliminarToda la entrada tremenda, y lo mejor las ganas de violencia irracional y gratuita que despierta ese dentista. ¡¡la leche!!.
ResponderEliminarAporreémosle!!!!
EliminarSolo deciros, ole ole y ole!
ResponderEliminarBuenísimo el final
Permítame una pregunta...
EliminarEs evidente que usted es alopécico, pero puesto que en su foto apenas puedo apreciarlos, ¿ es usted calvo con melena?
Propongo una cena prepuziana.
ResponderEliminarMe apunto.
EliminarToma nota también de mi nombre Amante.
EliminarYo también voooooooy!
EliminarAl McDonald's quedan invitados. Paga Blogger.
EliminarJojojojo, plas plas plas!
ResponderEliminarGracias Santa Claus.
EliminarJajajajajajajajajaja
ResponderEliminarComo me estoy riendo. No sé si usted busca el material gráfico o es éste el que le busca a usted.
Se transforma.
EliminarInestimable aportación escatológica, querido Anastasio.
ResponderEliminarNo creo que el vocablo 'inestimable' sea el adecuado para tan soez entrada.
EliminarUn post estupendo que me arrastra a la memoria consciente recuerdos que mantenía enjaulados y amordazados en mi inconsciente.
ResponderEliminarAl cura de mi pueblo me refiero.
Usted también tiene secuelas rectales, eh?
Eliminarjajajajaja, buenísimo...
ResponderEliminarEl gif final... impresionante, la ciruelita para un post genial.
Un abrazo.
Ciruelita tutty fruty.
EliminarEl puto amo
ResponderEliminarEl puto amo es Chuck Norris.
EliminarPrefiero no imaginarme como realiza los empastes.........
ResponderEliminarInteresante planteamiento el suyo,,,mejor omitirlo.
EliminarYo me apunto también!!!!!
ResponderEliminarQueremos cena, queremos cena, queremos cena!!!!
Eso, eso, orgía prepuziana!!!!
EliminarEso, eso, bacanal de sexo y vino!!!
EliminarAplaudo el humor que se pierde siempre entre la ordinariez y el buen redactado. Siempre rescataré a un capullo.
ResponderEliminarFunesta decisión amigo Hermes.
EliminarA veces se me olvida que es usted un capullo, y es entonces cuando veo muertos. No intente entender la frase, no tiene sentido, al menos conscientemente.
ResponderEliminarUn saludito.
Tómese un vasito de leche y váyase a la cama.
EliminarLe noto cansado amigo Heartit.
Bueno, bueno, bueno...que post más divertido
ResponderEliminarAnda que si le llega a sacar las muelas con este método...
Ayns...
Si es que es ud. demasiado para mí. No words.
No tiene suficientes pruebas para afirmar lo arriba comentado.
EliminarPáseme una calada de lo que fuma.
ResponderEliminarSOBERBIO¡¡¡
Fumo cicuta.
EliminarA veces me pregunto perpleja si realmente es usted un personaje del blog o piensa y le ocurren esas cosas. No sé, me pregunto qué hay detrás de esa ridícula careta.
ResponderEliminarNo quiera saberlo amiga Vanessa.
EliminarLe quiero en mi cama, YA!!!
ResponderEliminar¿Es de colchón de agua?
EliminarJoder que me cago de la risa....XDDDDDDDDDDDDDDDDD Coño111 pero tu de donde has salido?:)
ResponderEliminarEsa respuesta se la debe formular a su madre,,,,
EliminarSeguro que el dentista es de la seguridad social. Hay que reducir costes.
ResponderEliminarMe encantó el post.
Un beso.
Si al final utilizarán Licor 43 como anestesia.
EliminarUn abrazo amiga Maite.
Madre mia, he llegado a tu blog por casualidad y llevo leyendo más de una hora tus artículos, y es que no puedo evitarlo, me he reído un montón.
ResponderEliminarRíase y muestre sin pudor sus amarillentos dientes.
EliminarJoder!!!! Ese dentista es un rompecabezas!!!! jajajajaja
ResponderEliminarY vacía-ojos.
EliminarMe encanta como escribe!!
ResponderEliminarDesventuras son las cosas que le pasan cDon Anastasio, quiero pasar un día con usted y vivir todas esas experiencias jajaja
Muaks
Dulzura♥
Una semana con usted pasaría en una playa nudista jovencita Dulzura.
EliminarHace tiempo que no sabemos de Jacinta.
ResponderEliminar¿Está bien?
Promocionando su jodido libro la muy cabrona. Ando como usted, canino.
EliminarUna gran y divertida historia como siempre caballero :)
ResponderEliminarAlgún dia me encantaria conocerle :)
Tiene que ser divertido.
Besotes.
En la cena que los que aquí escriben proponen.
Eliminarjajajaja!!!!! Genial!!!!! No puedo parar de reír!!!!
ResponderEliminarJamás he visto a una rata reír.
EliminarHe aquí la razón del pánico que tienen los hombres a la hora de ir al dentista.
ResponderEliminarPetonets.
Cierto.
EliminarPetonets per tu.
Jajajajajaja hartón, empacho de risa!
ResponderEliminarY empacho de vello capilar jodido!
Eliminar"Que tipo de anestesia quiere, con mucho dolor o con poco alivio?"
ResponderEliminarFdo: Su dentista
Sin pollazo, mucho mejor.
EliminarExcelso.
ResponderEliminar¿el qué?
EliminarA mí también me da cosilla el torno de los dentistas, pero acabo de cabiar de dentista, y este me pone un montón. Si no fuera por lo caras que me salen las consultas...
ResponderEliminarFelicidades por el post. Un abrazo. Anónima de interior.
Le pone más que yo?¿
EliminarUsted me pone mucho más, aunque no saque la careta de Spiderman. Su inteligencia y su sentido del humor me seducen. A sus pies.Anónima de interior.
EliminarMe sonrojo ante tal halago,,,,
EliminarEsto es el principio de una novela. Por favor.. Está en forma.
ResponderEliminarSí, un best seller,,,
EliminarYo se lo compraría.
EliminarYo también fui a ese dentista, no tiene porque avergonzarse. Juntos lo superaremos.
ResponderEliminarGracias amigo L.Torres.
EliminarJajaja, buenísimo!
ResponderEliminarUsted mató a mi padre.
ResponderEliminar¿Su padre era JFK?
EliminarAplausos mil!
ResponderEliminarSiempre en abril.
EliminarSiempre lo supe. Yo no soy racista, pero el dentista era negro.
ResponderEliminarPor el rapeo de su apéndice fálico, es probable.
EliminarBravo!!!!!
ResponderEliminar¡La imaginación al poder!
Es una jodida vulgaridad amigo Bogdanov.
EliminarEs usted El Crack, entre craks.
ResponderEliminarSí, el elegido.
Eliminar¿¿Mi mandíbula tiene un límite sabe Sr, Dentista??
ResponderEliminarEste dentista era de los que daba piruleta?
No como puede ver daba galletones pénicos.
EliminarLe voy a denunciar a la guardia urbana por impedirme dormir esta noche devorando sus geniales posts
ResponderEliminarNos vemos en los juzgados. búsquese un buen letrado.
EliminarComparto con usted ese miedo irracional y exagerado a la silla del dentista pero si tuviera que ir a suyo, creo que se me acabaría el trauma, me sobra hasta la música de fondo.
ResponderEliminarDe todos modos, comentar que ese hombre enjuto del que usted habla, está muy desproporcionado.
Si es eso lo que le gusta del dentista, me pongo una prótesis alargatoria y le empasto un par de muelas bellísima Aina.
EliminarCarajo, que buen blog!!
ResponderEliminarSaludos desde Argentina.
Me alegra ese saludo desde el otro lado del charco. Saludos para vos.
EliminarJoder no sé como se lo monta, pero es la excepción de la regla: menos escribe, más lo borda. Qué bicho. A ver si un día me pasa la fórmula..
ResponderEliminarMasturbarse viendo girar el microondas es un excelente método para la inspiración literaria.
EliminarGran narración de los hechos y mejor final. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias amigo KOKoE.
EliminarEnhorabuena por esta avalancha de visitantes.
ResponderEliminarEn cuanto al post, sólo puedo reír.
Ríase como un demente. Nadie le ve.
EliminarGenial entrada. ¡Qué panzá de reír!
ResponderEliminar¿Le duele la nariz cuando se ríe?
EliminarAy¡¡ si no fuera por estos ratos de idílico romanticismo escatológico...que rato¡¡ hacía tiempo que no me reía tanto.
ResponderEliminar¿Ha aparcado bien su coche amiga Gaya?
EliminarSi me muero diganle a ese dentista: QUE TE DEN POR CULO¡¡¡
ResponderEliminarSe lo diré de sus partes.
EliminarMejor espero a que se me caigan los dientes,,,,
ResponderEliminarSabia decisión.
EliminarSiempre está bien hacer un alto en el camino del estudio de la nuevas tecnologías aplicadas a la educación(¡toma!) y entregarme a este gran género del historias pénicas.
ResponderEliminarVrabo por el post.
Sin más tonterías,
Tomy
Gracias por no contarnos más tontería amigo Tomy, y siga estudiando tan interesante materia.
EliminarEstaba un poco tristona y sin ganas de nada, pero me has hecho reirme de buena gana y que mi dia sea un poco mejor. Graaaaaaaaaaaaaacias.
ResponderEliminar¿Menstruación?
EliminarPor la Madre de Satán¡¡¡¡.
ResponderEliminarEl mejor post de este blog. No, vale, el mejor no. Pero top 5. Fijo.
Ovación, aplausos, reverencias.
La madre de Satán es mi madre.
EliminarUna vez más me quito el sombrero y me humillo ante vuetros sudoroso pies.
ResponderEliminarNo creo que aguante más de un minuto,,,
EliminarImpresionante post épico. Casi lloro de emosióng.
ResponderEliminarSe lo agradécing.
EliminarBusca becarios el dentista?¿
ResponderEliminarPregúnteselo usted si quiere. no tengo intención de volver.
Eliminarmaximium lol.
ResponderEliminarForza Barsa!
Me temo que hoy nuestro rival nos ha baqueteado con una inmerecida victoria.
EliminarGARNDE!
ResponderEliminarComo su escroto.
EliminarQue forceps para ortodoncia más extraño,,,,
ResponderEliminarPrecisamente eso es lo que me asustó.
EliminarEs usted un poeta.
ResponderEliminarNo, Soy un gilipollas.
EliminarCuantas cosas tiene en común ese dentista conmigo,,,
ResponderEliminarSí, es cierto. Por el rostro élfico y el bigote.
EliminarQue increiblemente... sórdido.
ResponderEliminarNo, el calificativo acertado es vulgar.
EliminarMadredediosvirgensantísima... Esa consulta fue la culpable de que, siendo yo un ñajo prepúber, mi familia me prohibiera terminantemente acercarme a menos de 50 metros del dentista del barrio.
ResponderEliminar¿El cura de su pueblo era también dentista?
EliminarQue bueno es usted, caballerete, que facilidad para relatar historias cotidianas bien complementadas con aparente humor vulgar, ordinariez y ese brillante toque escatologico.
ResponderEliminarUsted no sabe lo que dice amigo Anónimo.
EliminarPARTIDA DE CULO!!!!
ResponderEliminarMe apunto a la COLA, de ese dentista
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