El vaho de la ducha se había disipado casi por completo. Apuré con la toalla los últimos retazos de espejo empañados, con cuidado de no emborronarlo. Sonreí al espejo y él me devolvió el gesto con dedo corazón levantado como respuesta. Entonces la vi. En mi mano izquierda, la que utilizo para orinar. Con evidente mala fe, la pesadilla de aquella puta espinilla, aquella repugnante impureza cutánea volvía a hacerse realidad.
Volví a limpiar el espejo, esta vez sin cebarme en delicadezas, pero no era una mugrienta mancha. No del espejo.
Boquiabierto comprobé como mi piel tersa se hinchó lentamente en los confines de mis labios. No pude evitar el estúpido parpadeo frenético que acompañan los tópicos de la sorpresa, pero sabía bien que no era una ilusión. Me había salido un grano. La visión me ruborizó y el bulto enrojecía. Sentí presión, y no sólo física. El calor se estaba extendiendo, se enraizaba en la muñeca, trepaba sobre mis dedos de pocero. Tenía que hacer de tripas salchichón.
Apreté con una combinación digital pinzante la zona anexa, y pronto me di cuenta que si quería conseguir resultados debía presionar con más intensidad aquella zona, obligar a aquella jodida espinilla a dar la cara. Aquel primer intento fallido sirvió para que la espinilla reaccionara y al poco tiempo asomara su pequeña cabeza, que no era como pudiera pensarse de color negruzco, sino de una bella e insólita tonalidad amarilla. Para mi sorpresa, al poco de empezar a asomar esa cabecilla, noté que si presionaba con la suficiente intensidad, la espinilla comenzaba a aflorar, realmente de su interior surgía un delgado filamento blanquecino-amarillento a consecuencia de mis maniobras opresoras digitales.
Mis índices lo acorralaban ferozmente, y ocurrió lo inesperado. El tiempo se detuvo, el cristal se empañó de nuevo, pero esta vez no fue por la ducha; era mi cabeza. Volví a ver el nacimiento de la pequeña pústula, un recuerdo que me asaltaba una y otra vez, hasta que por fin me di cuenta. Las dudas acerca de la exacta naturaleza y las intenciones de aquel filamento que de su interior surgía, mi temor cada vez mayor a que aquella sustancia formara parte del tuétano de mi zarpa , y mis visitas a homeópatas en busca de una explicación racional empezaron a convertirse en una obsesión. Algo había nacido junto a la abominación, un gemelo de la excrecencia, incorpórea, pero no por ello menos turbadora. Fascinación para científicos y facultativos. Descubrí mi espalda, mis tupidas axilas y mi escroto bañados en sudor helado al reconocer lo que siento por la anomalía.
No podía estar pasando, no debería, pero era así, o así lo interpretaban mis dedos, que se separaban sin apenas darme cuenta. Mi conciencia había quedado nuevamente dividida, exorcizada. Punzadas de marginación, desprecio, brusquedad, odio y dolor. La espinilla se había convertido en una protuberancia del tamaño de un huevo y el simple roce me resultaba un suplicio. Pensé que lo mejor era lavarlo como me habían dicho, así que dirigí un chorro suave de agua tibia que no hizo mas que acrecentar la molestia, y notar como el jodido huevo empezaba a palpitar como si tuviera que cobrar vida. El olor llegó a mis grotescas fosas nasales y me recordó el hedor de carne podrida de mi pueblo los dos días de la matanza. Los retortijones y las arcadas me invadieron y empecé a vomitar el escaso desayuno que había tomado. Trozos de tostada, nocilla, fruta y pizza, se mezclaron entonces con el pus que supuraba de su herida creando una masa pegajosa que intenté retirar con un poco de agua y una gasa. Sobre la colina terciopelada había nacido una obscenidad esmeralda, rebosante de fluidos y autoridad.
Parecía contenido, como si quisiera revelarme a gritos una verdad universal pero la guardase para un último momento. No me atreví a tocarlo, ni siquiera a dejar de mirarlo. No sabía si lo que resbala por mis mejillas eran lágrimas o pus. La piel se había convertido en escamas cubiertas de parásitos de la carne. Empecé a delirar. Noté como el miedo me llenaba la mente y vacaba la vejiga al mismo tiempo. El corazón se disparaba.
Con evidente excedente de testiculina, cogí un enorme cuchillo de cocina y me amputé la mano.
Con evidente excedente de testiculina, cogí un enorme cuchillo de cocina y me amputé la mano.
Nada, eso con pomadita y se cura, jajajajajaja
ResponderEliminarSí con hemoal,,,
EliminarTenía que haber dejado su mano debajo de su almohada, así el duende le trae un obsequio.
ResponderEliminarprobablemente me hubiera traído un piano amigo Juan José.
EliminarMmmmmmm... en realidad, se ve bueno para un buen Caldito...
ResponderEliminarGallina Blanca, y nunca mejor dicho.
Eliminarjajajajaja me se han saltado las lágrimas¡¡¡¡¡
ResponderEliminarAl salpicarle la espinilla?¿
EliminarPues yo cuando tenia mis granitos de adolescencia disfrutaba mucho reventandolos, pero claro, nada comparado con lo que sale aquí, que barbaridad!!!!.
ResponderEliminarLo realmente bárbaro es su trabuco,,,
EliminarEl impacto visual me impide comentar su post Sir. Prepuzio.
ResponderEliminarLo lamento.
Lo entiendo amiga Maite, lo entiendo.
EliminarEste blog es increible!!!!! jjajajaja
ResponderEliminarMe encantan las espinillas!!! quiero exprimir una así : ufff qué placer
(Pero con los utensilios adecuados, y procedimientos higiénicos)
Chicos no olviden lavar las manos ! :)
Bienvenido escatológico Heartit.
EliminarGRANDE SR. PREPUZIO. GRANDE!
ResponderEliminarEl jodido grano.
EliminarIncreíble.
ResponderEliminarolé!
ResponderEliminarEso le pasa por comer demasiado chocolate y masturbarse en exceso.
ResponderEliminarKissessssss.
Chocolate, sólo fumado, en cuanto a la segunda razón, si el mito es cierto, es seguro que esa sea la causa.
Eliminar!Eureka¡
ResponderEliminarya se de donde hacen la mantequilla¡¡¡¡
Y la mayonesa.
EliminarMe fascina el mundo de las espinillas y las legañas.
ResponderEliminarLa descripción de lo que uno siente cuando tiene una pústula, magistral.
Y soy más de uñas y crostones de caspa.
EliminarLo mejor es cuando cuesta un poco explotarlos y al final salen a presión con el pus y la aglomeración de celulas que forman la espina y se estrellan contra el cristal o en el dedo…Y la sensación tan placentera que dejan…
ResponderEliminarSobretodo para el incrédulo espejo.
EliminarLa ciencia sabe de sobra que las espinillas son unos puntos negros o blancos que aparecen en la piel producidos por la obstrucción de un folículo piloso o sebáceo. Aparecen en todas las edades, aunque son más propias de la adolescencia donde producen el llamado acné. Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo siendo más frecuentes en la cara, la frente, las mejillas o la espalda. Lo que la ciencia no explica claramente es: ¿de dónde surge el placer femenino en el acto de apretar espinillas?
ResponderEliminarUn 98% de hombres se masturban y un 99% de mujeres encuentran placer extirpando espinillas, no me diréis que no es apasionante.
Pues yo seré la excepción que confirma la regla. Lo encuentro vomitivo.
EliminarDiscrepo en cuanto al % de hombres que se masturban. Estoy convencido que son el 100 %, curas incluídos.
EliminarLe veo muy documentado amigo Isra. apasionante el estudio.
EliminarLa mía es sacarme las costras. Costras que se producen por heridas que muchas veces yo misma me hago, pero no, no soy de esos locas que se cortan por las puras. Como soy medio alérgica a las picaduras de los insectos, cada que uno me pica me hace una roncha y tiendo a rascármela hasta que me hago una herida. Prefiero el franco dolor de una herida que sangra a la molesta y cobarde picazón que solo jode.
ResponderEliminarPor cierto, cuidado con lo de los granos, que dicen que de tanto reventartelos se te fastidia la cara y quedan como huecos en la piel.
Puedo dar fe de ello. Mi cara se asemeja a una paella valenciana.
EliminarEs lo mejor que podía haber hecho, amputarse la mano.
ResponderEliminarMuaksssss.
Gracias. Creo que escogí la mejor opción amiga Amante Perfecta.
EliminarJajajajajajaj magnífico post Maestro, jajajajaja
ResponderEliminarDiscrepo. Es otra bazofia literaria.
EliminarSegún otro psicólogo, Freud decía que la explicación a esto es que las mujeres tienen una sensación de placer al hacerlo, porque el hecho de que puede llegar a estallar un líquido blanco, les recuerda al placer del momento de la eyaculación masculina.
ResponderEliminarTiene sentido, no lo sabía... ahora cuando vea a alguna haciéndolo, voy a mirar detenidamente su cara..
Qué crack Freud!
EliminarFreud también decía que calvo y con melena no hay cosa que de más pena.
EliminarMi pobre y estimado Anastasio.
ResponderEliminarQué ha hecho con su mano?
Alimento para caninos, amiga Dulzura.
EliminarMenos mal que le salió en la mano, puesto que si le sale en el falo, menuda putada!
ResponderEliminarHace dos años me salió una pústula similar en el escroto.Mejor no entro en detalles.
EliminarWuah!!! K bueno eres tio!
ResponderEliminarSu blog es como el fuet, no sé exactamente que tiene, pero no puedo dejar de devorarlo.
ResponderEliminarTiene nicotina.
EliminarSólo le faltaba ser ud. manco...
ResponderEliminarPor Dios Don Anastasio!!!! Se ha equivocado usted!!!! No era una espinilla, era un pecho de mujer lo que le salió en su mano!!!!!
ResponderEliminarAl principio lo creí, posteriormente pensé que era una medusa, pero lamentablemente era una espinilla.
Eliminar¡Qué asco!!!!!
ResponderEliminarCLAP, CLAP, CLAP¡¡¡
ResponderEliminarBRAVO!
Cabrón, que ahora no puedo aplaudir!!!
EliminarMaravilloso, edificante, ilustrativo, y hasta diría que estimulante.
ResponderEliminarY nutritivo,,,
EliminarEsto no hace más que refrendar la extendida teoría de que los humanos somos mezquinos y crueles de nacimiento.
ResponderEliminarExcelente texto camarada, siga con tan hermosas lecturas para seguir ilustrando este nuestro amasijo de palabras.
Efectivamente amigo Rodri, el ser humano es mezquino. Yo soy su muestra más veraz.
EliminarInteresante blog. Veo que tratáis temas que me apasionan con un sesgo humorístico. Brindo por vosotros.
ResponderEliminarBrindemos pues con Licor del Polo.
EliminarEl comentar desde la resaca, aliento espeso, recrujir estomacal y ojos ensangrentados hace que encuentre este post una maravilla.
ResponderEliminarLéalo de nuevo mañana,,,
EliminarJAJAJAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarPor alguna misteriosa razón, sólo hay una palabra que puedo decir:
APOCALIPSIS
Si esto le hace feliz,,,
EliminarEso es aluminosis cutánea.
ResponderEliminarLepra dérmica mejor dicho.
EliminarNada de lo comentado es cierto. Eso es lepra. El bulto es el riñón.
ResponderEliminarEso intuía yo,,,
EliminarQUE BRUTO ES USTEEEEEEEEEEEEEEEEÉ!
ResponderEliminarEs simplemente mi vida amiga Nº13.
EliminarUno las aprieta con ánimo de explosión multicolor y lo único que consigue es aumentar el bulto tal y recibir a cambio un dolor intensísimo.
ResponderEliminarEs por ello que la mejor opción es mutilar la parte afectada.
EliminarJODER!!!!
ResponderEliminarJodamos cuando ud. quiera.
EliminarQuiero de recuerdo su mano, porfi!
ResponderEliminarLe puedo ofrecer otras cosas como recuerdo apreciada Elvira.
Eliminarjajajajajaj
ResponderEliminarEs usted un auténtico gilipollas¡¡¡¡
Cierto.
Eliminar¿Y,,,,Cómo tocará el acordeón Don Anastasio?
ResponderEliminarCon los codos hasta que no me pongan la prótesis.
EliminarEste blog es una auténtica, solemne y enfática GENIALIDAD.
ResponderEliminarTe sigo tío.
Complacido estoy que una pueril estrella como ud. me siga.
EliminarBuenísimo y varonil final!
ResponderEliminarBesikos.
Con un par!!!
EliminarME ENCANTA!!!! y no sólo reviento mis granos, los de todo el mundo! es un vicio, me encanta y mucho y cada vez que hay alguno grande mancho el espejo, pero me encanta!
ResponderEliminarEs cierto lo que se ha dicho por aquí que a las mujeres nos gusta.
Habérmelo dicho antes!¡
Eliminaryou are a damn!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarI only speak northcorean.
EliminarEspinillaaaaaaaaa!
ResponderEliminarEs que, hay que admitir que alguna feromona rara han de tener los granos para atraer a su destrucción XD
ResponderEliminarYo me acuerdo de mi madre "No te estalles los granos" y al rato decía "huy, mira que grano, espera que te lo estallo" era un "are you fucking kidding me" en toda regla.
Enhorabuena por sus 400.000 visitas.
Mi madre jamás se atrevió a reventármelos,,,,Ignoro a día de hou el porqué.
Eliminarmmm rico rico, sobre todo ahora mientras meriendo...
ResponderEliminarPor Dios, hizo usted bien en cortarse la mano, yo estoy por sacarme los ojos.
ResponderEliminarMe dan hasta arcadas, hoy se ha pasado, demasido explícito para mi gusto.
Lamento su apreciación bellísima Aina. intentaré ser más puduroso en mis próximos posts.
EliminarJAJAJAJAJAJAJA.
ResponderEliminarSolemnemente escatológico. Escatológicamente brillante.
Sin duda hace honor a su nombre.
EliminarCRACK!
ResponderEliminarRepito por enésima vez que dejé de fumarlo hace dos años.
EliminarHay que tener el estómago de acero para leer hoy su entrada ;)
ResponderEliminarY para comérselo?
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