Me levanté con resaca. Había quedado para tomar una caña y aquello terminó como una boda gitana. Sólo recordaba como toqué percusión en los contenedores de basura de mi calle en estado ebrio y que repartí albóndigas en el metro en un evidente signo de mi decadencia. Era tarde. Me senté al borde de la cama y caí al suelo golpeándome brutalmente la cabeza. La melopea de la noche anterior seguía haciéndole estragos por dentro. Toqué con los codos mi acordeón, tarareando desinhibidamente una infernal canción para despejarme, con escaso éxito. Decidí ir al baño, hundir mi cabeza en el inodoro y vomitar para sentirme un poco más libre. Me encendí un cigarrillo y lancé gozoso al aire una espléndida bocanada de humo aspirada con deleite y satisfacción. Adoraba ver el humo danzando como una bailarina deshonesta, mientras se disgregaba voluptuoso en el aire. Densas ojeras rodeaban mis cuencas oculares. Solo podía utilizar un ojo, ya que el otro lo tenía casi bloqueado por la deformidad de mi rostro. Un rostro inexpresivo, nauseabundo, homenaje al caos y a la venganza. Trozos de piel putrefactas se balanceaban desde mi cara y una sonrisa maligna se formaba con los pedazos de labios que me quedaban. Me rasqué el cráneo. Para evitar que los parásitos anidaran en mi cabeza, mi peluquero, me mantenía con el pelo tan raído que se apreciaban claramente las cicatrices de las pedradas que de niño había recibido. Reía sin motivo aparente. Unos ruidos a la vez sordos y silbantes, se escapaban de entre mis dientes mugrientos e irregulares mientras me frotaba compulsivamente los genitales. Estaba todavía borracho. Tuve que mirar mi documentación para saber quien era. Sentada en su sillón me esperaba Deisreé. Le di un beso en su pelo cobrizo y mientras me encendía otro cigarrillo, le conté lo mucho que la quería, lo feliz que era a su lado. Comencé a jugar con su boca, con sus turgentes senos, que me ofrecían la mejor de las mieles. Me sumergí en Desirée y la poseí de manera suave, sin prisas, con todo el tiempo del mundo. Derramé mi fluido dentro de ella. Pregunté a Desireé qué le había parecido. Ella no contestó. Era una impúdica muñeca hinchable. Le quité la válvula y la introduje en la lavadora. Sentí una breve brisa pasar detrás de mí, por mi espalda, rozando levemente mi oído. Una sombra pasar como una ráfaga centelleante, a intérvalos, fugándose a través de los huecos que dejaba la luz del sol, allá fuera, proyectada por el vidrio del ventanal a mi lado. Oí una risa burlona diluyéndose en los estertores del silencio. -”Maricónnnnnn!!”.“Eres un depravadooooo!”- injuriaban aquellas voces. -”He dicho que no estoy escuchando. Basta!!.”- grité. Oía gruñidos en el interior de mi mente perturbada.
Bostecé emulando el grito de Tarzán, y me acerqué al balcón. Me agradaba espiar con binoculares el centro de danza ubicado en el edificio en frente de mi ventanal. Soy un adicto a la pesquisa vouyeril. Adoro espiar miembros ajenos en baños públicos. Aquel gimnasio impartía clases de natación, danza, sala de pesas y sauna. Me divertía observar a los gilipollas con músculos de cemento armado que se olvidaban que tenían piernas y parecían canarios. Me complacía enormemente contemplar el dudoso gusto musical de la profesora de aerobic. Pero especialmente me regocijaba espiar a las ancianas practicando aerobic. Octogenarias que se transformaban en Walking Dead con sus torpes coreografías. Ancianas que bailaban canciones de Britney como perras. Vejestorias que danzaban como si se jugaran la final en Fama. Llegué a aprender las técnicas de la variantes de tan estúpida disciplina: Aerobic convencional, Aquaerobic, Cardio-funk, Fitness, Step,…
Bostecé emulando el grito de Tarzán, y me acerqué al balcón. Me agradaba espiar con binoculares el centro de danza ubicado en el edificio en frente de mi ventanal. Soy un adicto a la pesquisa vouyeril. Adoro espiar miembros ajenos en baños públicos. Aquel gimnasio impartía clases de natación, danza, sala de pesas y sauna. Me divertía observar a los gilipollas con músculos de cemento armado que se olvidaban que tenían piernas y parecían canarios. Me complacía enormemente contemplar el dudoso gusto musical de la profesora de aerobic. Pero especialmente me regocijaba espiar a las ancianas practicando aerobic. Octogenarias que se transformaban en Walking Dead con sus torpes coreografías. Ancianas que bailaban canciones de Britney como perras. Vejestorias que danzaban como si se jugaran la final en Fama. Llegué a aprender las técnicas de la variantes de tan estúpida disciplina: Aerobic convencional, Aquaerobic, Cardio-funk, Fitness, Step,…
Pero aquella mañana pude apreciar que la monitora practicaba una disciplina diferente, desconocida para mí. Una técnica, mezcla de streching y bodystyling, que me resultaba familiar y que no logré descifrar pero que consiguió enfervorizar mi entrepierna.
Desconozco por completo esta variante del aerobic....
ResponderEliminarJajajaja. Eres morboso, una pena que me causes tanto repelús.
ResponderEliminarUn relato desenfadado, como siempre, fácil de leer y una mención especial a la foto: magnífica.
Repelús no, es una auténtico enfermo escatológico Aina!!!
ResponderEliminarPero como siempre divertido.
Saludos y happy weekend!
Muy bueno Don Anastasio¡¡¡¡
ResponderEliminarJoder como me gustaría tener ese gimnasio frente a mi casa,,,,
ResponderEliminarBuen post, en si linea....Todavía esperamos que publique el microrelato que tantas veces de hemos solicitado Don Anastasio.
ResponderEliminarLas ancianas del aerobic no sé pero la monitora está como para hacerle un favor....
ResponderEliminarQué animal!
ResponderEliminarNos gustaría de una puñetera vez que nos mostrara su ( según usted ) horrendo rostro. sáquese ya esa careta de spiderman!
ResponderEliminarjejeje¡¡¡¡
ResponderEliminarQuiero vivir en su piso Sr. Prepuzio!
ResponderEliminarUsted con toda la jeta del mundo no disimula espiando a la vecinita. Se sienta en la repisa con un par...Sí señor.
ResponderEliminarLástima que la vecina no tenga ni cabeza ni brazos, de lo contrario sería casi perfecta.
ResponderEliminarJoer con la vecina del aerobic¡¡¡¡
ResponderEliminarGenial como siempre!
ResponderEliminarVenden algún piso en su edificio?
ResponderEliminarme lo imagino a usted con los prismáticos y tocándose...que imagen más lamentable... ;)
ResponderEliminarrOMÁNTICO COMO SIEMPRE...
ResponderEliminar¡Coño! quiero apuntarme a esas clases de aerobic!
ResponderEliminarSentado en el andamio de su vivienda tiene una pinta a degenerado indescriptible jajajajaja
ResponderEliminar¿Por donde queda ese gimnasio?.
ResponderEliminar:D MUY bueno
ResponderEliminarwww.maioriz.vacau.com
Bueníssssssimo¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarA mí no me engañas. Tu hace tiempo que vas a ese gimnasio a ver si te haces a profe. Sabes demasiados sobre la terminología del aerobic.
ResponderEliminarMUY BUENAS COSTILLAS TIENE LA MOZA
ResponderEliminarJoder con los de H&M y su campaña de publicidad!!!!
ResponderEliminarGrande Maestro