La colina se había
transformado en un invaluable mosaico de maravillas naturales, conquistada por
un ampuloso manto blanco, hercúleos abetos, ámalos desnudos y colosales costras
de hielo. Tras ella, se alzaba majestuosamente el vasto Pico de
Cienglandes, dónde según cuentan fábulas norteñas, vive cobardemente
escondido el último ejemplar hembra del gamusino de Avilés.
El paisaje, de un
albugíneo inmaculado, parecía exánime, yermo, exento de vida.
El frío, cabrón dónde los
haya, calaba mis huesos, achatando molestamente mi escroto, menguando mi exiguo
falo, colándose por las empuñaduras de mi empapado chándal azafranado. Había
porteado consigo a su más fiel camarada, la lluvia. Era atronadora y agresiva.
Cada gota era como un navajazo que atravesaba mi lampiña y sonrojada cabeza.
Desde mi menesterosa
infancia, tenía celosamente custodiado un deseo: constatar en primera persona
la existencia del mitológico gamusino; aquel candoroso animal, supuestamente
imaginario, causante, todavía hoy, de mi incontinencia urinaria vespertina y
promotor de la equimosis que había mutilado mi orgullo.
Ese anhelo, allí, en
tierras asturianas, estaba a punto de cobrar cuerpo y realidad.
Cucufate, un rudo campesino, con
esa edad indefinida que caracteriza a los fornidos mamporreros, contratado para
tareas de sherpa y rastreador,
mi hermana Hurraca, queriendo cumplir sueños postergados, y yo, inmerso en una
vorágine de convicción pueril, formábamos la correría que ambicionaba
descubrir el último ejemplar de tan quimérica alimaña.
Sumando las
personalidades y caracteres de cada uno, la intrépida expedición resultaba una
avezada mezcla de experiencia, resistencia y gilipollez.
El rastreo olfativo de
las heces y orines nos había conducido a una hermosa llanura cubierta por una
alfombra blanca y ondulada, dónde instalamos el último campamento antes de
caminar hacia la ilusión cumbrera.
-¡Yéeeeheéeee, hora de
retomar la marcha!-anunció Cucufate hechizado
por el mágico mimetismo existente entre los pueblerinos y la montañas.
Iniciamos nuestro cuarto
día de marcha, siguiendo las huellas cinceladas en el manto blanco.
El horizonte era
complicado; una ascensión intrincada con el suelo húmedo, casi imposible,
caminando sobre la gruesa capa de nieve que cubría la piel de la montaña.
Los pies nos resbalaban
en todo momento y era muy arduo ascender. Cada paso hacia adelante exigía un
esfuerzo heroico. Mis piernas, debilitadas por la gangrena e hipotermia, apenas
respondían, doblándose, haciendo encorvar mi espalda.
Comprobamos que la raposa
criatura caminaba al paso, como si estuviera gobernando cuanto ocurría a
su alrededor, avizor, buscando el ágape de esa noche. Deparamos, que en un
momento de su marcha emprendió una veloz carrera, bien acojonado por el canino
de un pastor o por el acecho de un depredador.
Estábamos cada vez más
cerca.
Un brusco gesto con el
puño de Cucufate, como el de un curtido marine, hizo detener en
seco la marcha.
Había descubierto algo.
El rudo labriego, flexionó su pierna derecha y con su dedo frotó restos de
código genético esparcidos sobre la nieve. Meditativo, como escuchando al
viento, se llevó el dedo a la boca.
- Diarrea- sentenció con
insultante seguridad.
Era una buena señal. La
indisposición del gamusino no permitiría recortarle distancia.
Apresuramos el paso.
Embriagado por mi anhelo, la piernas ya no pesaban, respondían como las de un tórrido atleta.
Empezamos a correr como conejos
por un camino cuesta arriba que serpenteaba entre extrañas rocas de punta orbicular,
incendiando cuantos arbustos se entrometían en nuestro paso, lapidando sin
piedad a la exótica fauna silvestre.
El cabrón de Cucufate lanzó
una exclamación de alegría y señaló un estrecho cañón entre dos laderas
verticales de la nevada montaña astur. Eran dos diques atezados de roca,
pulidas por las inclemencias meteorológicas de millones de años.
El sueño estaba cerca,
casi lo podía acariciar con mis tumefactas manos.
Tras más de una hora
deslizándonos tal larvas helmintas por el delgado sendero tallado en el
granito, llegamos a la cañada, dónde terminaban las evidencias de la
huellas.
Cucufate fue el primero en
asomarse, seguido de cerca por mi hermana, impulsada estúpidamente por el deseo
de flamear la bandera norcoreana.
Cuando divisé el paisaje
que tenía delante, me pareció que era otro planeta. Estaba frente la campiña
que me había usurpado tantas noches de sueño. Si no hubiese tenido tan revuelto
el estómago por el hedor a excrementos y el agotamiento, hubiera pensado que
había realizado un viaje cósmico.
–Ahí está, el Valle del
gamusino de Avilés–
anunció visiblemente emocionado el rastreador.
Ante nosotros se esparcía
un bellísimo altiplano volcánico. Emplastos de áspera vegetación glauca,
tupidos matojos y grandes níscalos multiformes crecían por todas partes. Había
infinidad de arroyos de agua burbujeante, docenas de hadas ninfómanas
desplegando sus alas en busca de bálanos, cientos de unicornios de enormes
penes jugueteando, fálicas formaciones rocosas, y del empedrado surgían
espigadas columnas de humo blanco.
Una plácida calima
flotaba en el aire, decolorando los contornos en la lejanía y otorgando al
valle un aspecto de fantasía.
Experimentamos una falaz
sensación, como si hubiéramos entrado en otra dimensión. Después de
tolerar durante cuatro días el frío intenso de la travesía por las jodidas
montañas, ese vapor tibio era un verdadero regalo para los sentidos, a pesar
del olor fecal que aún persistía.
Tras un hercúleo
pinabete, envuelto en una espesa bruma, divisé una cuadrúpeda y grotesca figura.
Nervioso, respiré hondo y
escupí diestramente la flema, dejando que el aire de la montaña llenara mis
asmáticos pulmones. Incrédulo, froté mis ojos, golpeé brutalmente mi cabeza,
intentando procesar lo que estaba visualizando.
El cuerpo, inerte, a
cuatro patas, era de un albino cegador, bellísimo, de aspecto gélido, aterido,
centelleante. Aquella alimaña no podía llamarse mujer, pese a que a juzgar por
sus genitales, era de sexo femenino; tampoco era humana, aunque no era
exactamente un animal. No había duda alguna, era el legendario gamusino de Avilés.
Sentí como la emoción
invadió mi cuerpo. No me pude reprimir:
Tu imperio de gilipollsimo, es genial.
ResponderEliminarTe sigo.
Bienvenido es a este de supremacía capullesca, Sr. Herrada,,,
EliminarI part myself!
ResponderEliminarGenial. GENIAL.
¿ How fuck you part youself ?
EliminarPues parting, coño, parting a lot.
EliminarJa ja ja
ResponderEliminarMuy bueno.
Le dejo un beso.
Quiero más que un simple beso,,,
EliminarQue grande.
ResponderEliminarTorrente a su lado es un monaguillo.
Un saludo y hasta pronto.
Torrente es el MAESTRO, amigo José,,,
EliminarEstimado Amigo Prepuzio:
ResponderEliminarA este paso a su sin par Blog, las Autoridades Sanitarias le colgarán un cartelico con espeluznantes imágenes en el que nos advertirán de que Crea Adicción.
A mí me parece bien, mientras no engorde.
Un abrazo ;)
Las autoridades sanitarias, lo ignoro,,,La CIA, me consta que lo está estudiando,,,
EliminarPlas, plas, plas. Lo que me he reído!
ResponderEliminarCaza al gamusino de Avilés!
¡ Acabemos con él !
EliminarHereje!
ResponderEliminarEste post será enviado a greenpeace!!
Acojonado estoy,,,
EliminarNo lo haga, se lo suplico,,,
JAJAHA
EliminarBravos y ovaciones.
ResponderEliminarNo los oigo,,,
EliminarAve Maria Purisima¡¡¡¡
ResponderEliminarEnhorabuena y siga saciando nuestra sed de gilipollismo capullesco :-))
Así se hará, querido amigo,,,
EliminarAmén.
Eliminares usted peor que los políticos que nos gobiernan ¡¡¡ que ya es decir ¡¡¡
ResponderEliminar¿ Peor ?
Eliminar¡ Su comentario es ofensivo !
Escatológicamente divertdo como siempre.
ResponderEliminarlovelesss
Gracias por pasarse por aquí, amiga Maite,,,
Eliminarencontre tu blog por casualidad y realmente me gustan "tus desastres". Iré entrando en ellos poco a poco
ResponderEliminarHágalo muy despacio,,,
EliminarJAJAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarNo digo más.
Un abrazo maestro.
Gracias por su avezada aportación, Don Txomin,,,
EliminarRelato dino de este blog.
ResponderEliminarGracias por la carcajadas.
Un beso.
Personalmente tenía pensado un agradecimiento algo distinto,,,¿ Me sigue ?
Eliminarjijijiji, ya sé por donde va...
Eliminar¡Mal rayo le parta, Sr. Prepuzio!
ResponderEliminar¿por qué no mató a los unicornios?
Es usted un miserable fraticida de especies en peligro de extinción,,,
EliminarMi padre, nacido en un pequeño pueblo de Burgos, me torturó durante más de un lustro con el susodicho gamusino.
ResponderEliminarHoy lo llamo y le digo que tenía razón.
Me agradaría conocer a su ilustre padre,,,
EliminarEs bastante capullo, como usted.
EliminarSe llevarían bien.
JRANDE!
ResponderEliminarJracias!
EliminarEs usted afortunado.
ResponderEliminarYo me encontré con el primo playero del gamusino, y me dejó el pene como recien acariciado con una lijadora orbital.
Si le cuento lo que me sucedió con el tío gitano de tan repugnante alimaña,,,
EliminarQue harte tiene husté.
ResponderEliminarY usted deficiencias caligráficas,,,
EliminarDepravado, jajajaja
ResponderEliminarMe lo tomaré como un cumplido, amiga Sílvia,,,
EliminarSi el generalísimo levantara cabeza, usted iba a la horca.
ResponderEliminarSu venerado caudillo, está muy bien sepultado bajo tierra,,,
EliminarDéjelo,,,
Joder, qué grande, Maesen.
ResponderEliminarSí,,,especialmente el broquete del gamusino,,,
EliminarTécnicamente es zoofilia?¿
ResponderEliminarTécnicamente, lo ignoro,,,
EliminarRealmente, es una gilipollez,,,,
Joder, Señor Prepuzio...creo que le quiero.
ResponderEliminarEn serio.
Pero,,,como sólo como amigos, ¿ No ?
Eliminar10 points.
ResponderEliminarThank you,,,
EliminarCapullo, sin duda lo es, pero fornica como los ángeles.
ResponderEliminarRodeado desde mi tierna infancia por películas para adultos,,,
EliminarYa somos 2.......
EliminarExquisito.
ResponderEliminar¿ Usted cree ? ¿ De verdad ?
EliminarA carcajada limpia.
ResponderEliminarSalu2.
Las carcajadas jamás serán limpias,,,
EliminarQue loco está!!!
ResponderEliminarUn besinho.
¿ Y qué tal un polvinho ?
EliminarTambién yo en mi tierna infancia
ResponderEliminarquise cazar gamusinos,
mas por mis tristes destinos
y llevado de ignorancia,
vine en cazar una rata
que atacada de viruela
enfermó a media escuela.
Pasó que la hube llevado
para demostrar a algunos
que eran muy inoportunos,
pensando que era embolado
lo que yo estaba diciendo
si no lo acababan viendo,
y la acabaron cogiendo.
Un abrazo.
Agradezco que usted aporte el complemento docto a este blog, Don Carlos.
EliminarMe encanta.
ResponderEliminarMuy bueno este blog.
Con tu permiso bizarro, me instalo.
Bienvenido es a este humilde sitio, Sr. Yagüe,,,
EliminarEstá en su casa.
Coño, qué aguante tiene usted. Llevo 30 minutos mirando el gif, y nada, no llega al clímax.
ResponderEliminarVuelvo en un par de horas.
Mucho yoga,,,
EliminarQué brutote es usted.
ResponderEliminarY qué buena está usted,,,
Eliminar;)
EliminarLo de la diarrea y la escena final ( previsible si escribe usted ), me ha matado.
ResponderEliminar¿ A qué hora es el sepelio ?
EliminarSoberbio.
ResponderEliminarMis compañeros de trabajo le quieren conocer en persona.
¿ Y compañeras ?, ¿ No tiene usted compañeras ?
EliminarQue grande!¡
ResponderEliminarComo la piedra de un mechero, querido amigo,,,
Eliminar¡Demente!
ResponderEliminarCon la cantidad de hadas que revoloteaban por el valles, usted se tira al gamusino!
Usted es un depravado,,,
Eliminarsólo puedo decir.... bbbluffh
ResponderEliminarY eso,,,¿ Qué coño significa ?
EliminarMe ha gustado, sí señor.
ResponderEliminarMuchas gracias. Sí, muchas gracias,,,
EliminarLOL CRAZY
ResponderEliminar¿ Why ?
EliminarLlorando de risa...
ResponderEliminarLos hombres no lloran,,,tienen que pelear,,,,
Eliminarjajajaja muy bueno jajaja
ResponderEliminarNo mienta,,,
EliminarSr. Antasio, lo que me reí con su historiaca.
ResponderEliminarSu web crea adicción.
Usted tiene toda la pinta de tener otro tipo de adicciones,,,
EliminarAnimal de bellota!!
ResponderEliminarPero con sentimientos, ¿ eh ?
EliminarMon Dieu!
ResponderEliminarDieu fume la marijuana et est masturbé,,,
EliminarCiencia ficción o biografia?
ResponderEliminarBiografía, por supuesto,,,
EliminarSórdido dónde los haya.
ResponderEliminarAplaudo el relato.
Quiero propina,,,
EliminarA mi personalmente lo que más me gusta de este esperpéntico relato, es su culo.
ResponderEliminarEsa es la verdad.
Gracias por su comentario.
EliminarDormiré boca arriba,,,
Que bárbaro! Que valiente!
ResponderEliminar¿ Valiente, por ?
EliminarMi querido amigo gilipollas,
ResponderEliminarA mi me sucedió algo muy similar pero totalmente al revés.
Desde entonces ando como un cowboy.
Interesante su aportación,,,
EliminarY la pregunta es,,,¿ Le gustó ?
Gracias por la risas.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias a usted por pasarse por aquí.
EliminarEspero que pronto nos relate sus desventuras con el Mamut de Covadonga...
ResponderEliminarAhí está el problema, amigo 007,,,
EliminarTal vez no esté en condiciones para relatarlo,,,
Hola querido Anastasio, soy Ramona y tengo una consulta, ayer me masturbé pero estoy dudando en si lo hice pensando en usted o en Spiderman.
ResponderEliminarAmiga Ramona,
EliminarPuedo asegurar, que lo hizo pensando en mí,,,
¿ Cuando le va bien quedar para cenar conmigo ?
Y digo yo: si usted puede follarse a un gamusino hembra, ¿podría yo fornicar también con esos unicornios de enormes penes?
ResponderEliminarCreo que me buscaré un par de voluntarios para que me acompañen por esos valles y encontrar al unicornio jefe de la manada.
Si es que algo se me está pegando....