"Modere la velocidad, gilipollas", rezaba el oxidado cartel que daba la bienvenida al edificio. Haciendo caso omiso a la advertencia, aparqué mi camión como
si entrara en boxes. Llegaba tarde. Muy tarde.
Salí con esmero del párking y me detuve un momento a
contemplar la fachada exterior de aquellos conocidos estudios de televisión, aquellos inmuebles que me catapultarían al éxito.
Un edificio prefabricado,
vestigio de la atroz crisis financiera, de escasa altura pero mucha anchura,
de tonos grises y blancos rematado con un desmesurado cartel de colores
soviéticos, marco rojo, fondo amarillo, mancha color escarlata, y dentro de
ella unas letras blancas que te ubicaban de golpe en el punto del mapa donde te
encontrabas.
Pese
a mi exitoso debut en la 3ª Edición de Operación Triunfo, estaba más nervioso
que el urólogo de Chuck Norris.
Un súbito encogimiento de abdomen acompañado de gotas de sudor hicieron temblar mis piernas. El brusco movimiento estomacal me hizo extender los brazos contra las paredes para mantener el equilibrio.
Palidecí. Esdrujulé palabras. Empecé a temer lo peor. Aterradores sonidos de tripas, dantescos chirridos de gases, exasperantes retortijones... Los intestinos enfurecidos alertaron de lo que a continuación iba a ocurrir. Percibí como algo caliente impregnaba mis calzoncillos.
¡ Jodidos nervios !.
Encendí un cigarrillo, me bajé los pantalones y me puse en cuclillas al lado de la entrada del Plató nº 5.
Relajé la postura, balanceándome de un lado a otro, apretando el punto caliente de mi vientre.
Mis alaridos de éxtasis fueron ahogados por la sonora ovación de los que allí se congregaron.
Tras la evacuación, entré en el estudio con paso dispar, arrastrando mis gastados zapatos chinos a cada zancada, apuñalando mi triste cuerpo y mis articulaciones.
Se hizo un silencio sepulcral al cruzar la puerta que precedió a un murmuro de perplejidad y desconcierto al ver mi rostro pútrido, adefésico.
Una carcajada, rápidamente reprimida, se escapó de las fauces de una de las guionistas mientras dirigía una fugaz y divertida mirada de aprobación a un tertuliano, al tiempo que sentenciaba en voz baja: -” Es verdad, tiene cara de pez payaso”-.
En el fondo, borbotones de luz artificial y empleados comportándose como actores secundarios de un mugrienta telenovela de sobremesa. A la derecha el ayudante de realización utilizaba una bolsa de yeso en polvo a modo de masturbador antes de entrar en directo, mientras una grotesca camarógrafa ensayaba las ópticas del rodaje.
Primero me abordó una morena de belleza magrebí. Se detuvo a dos palmos de mi espantosa figura, me saludó con una mueca de pavor, abundante en dientes, y me acompañó apresuradamente a la sala de maquillaje.
Un súbito encogimiento de abdomen acompañado de gotas de sudor hicieron temblar mis piernas. El brusco movimiento estomacal me hizo extender los brazos contra las paredes para mantener el equilibrio.
Palidecí. Esdrujulé palabras. Empecé a temer lo peor. Aterradores sonidos de tripas, dantescos chirridos de gases, exasperantes retortijones... Los intestinos enfurecidos alertaron de lo que a continuación iba a ocurrir. Percibí como algo caliente impregnaba mis calzoncillos.
¡ Jodidos nervios !.
Encendí un cigarrillo, me bajé los pantalones y me puse en cuclillas al lado de la entrada del Plató nº 5.
Relajé la postura, balanceándome de un lado a otro, apretando el punto caliente de mi vientre.
-¡ Ya sale, ánimo !, ¡ Ya ve la luz !, ¡ Vamos campeón !- gritaban emocionados los empleados de mantenimiento tratando de animarme.
Ploff. El fruto podrido de mis entrañas salpicó las baldosas del zaguán, en una bacanal de olor y color. Mis alaridos de éxtasis fueron ahogados por la sonora ovación de los que allí se congregaron.
Tras la evacuación, entré en el estudio con paso dispar, arrastrando mis gastados zapatos chinos a cada zancada, apuñalando mi triste cuerpo y mis articulaciones.
Se hizo un silencio sepulcral al cruzar la puerta que precedió a un murmuro de perplejidad y desconcierto al ver mi rostro pútrido, adefésico.
Una carcajada, rápidamente reprimida, se escapó de las fauces de una de las guionistas mientras dirigía una fugaz y divertida mirada de aprobación a un tertuliano, al tiempo que sentenciaba en voz baja: -” Es verdad, tiene cara de pez payaso”-.
En el fondo, borbotones de luz artificial y empleados comportándose como actores secundarios de un mugrienta telenovela de sobremesa. A la derecha el ayudante de realización utilizaba una bolsa de yeso en polvo a modo de masturbador antes de entrar en directo, mientras una grotesca camarógrafa ensayaba las ópticas del rodaje.
Primero me abordó una morena de belleza magrebí. Se detuvo a dos palmos de mi espantosa figura, me saludó con una mueca de pavor, abundante en dientes, y me acompañó apresuradamente a la sala de maquillaje.
Una decrépita
cincuentona, entrada en carnes, que vestía con estampados idénticos a los de
mis sucios calzoncillos y lucía con orgullo las bragas de enseñar, empezó a
maquillarme.
El rebozado que tuvo que trazar en mi aterrador rostro era digno del programa “ Mega-Estructuras”.
Estaba angustiado. El programa ya estaba en marcha y tener que abrir la puerta del auditorio, de cara al público, me resultaba estremecedor.
Mis hasta entonces adormecidas suprarrenales se pusieron en marcha y la adrenalina comenzó a fluir por mis entrañas.
Con risa sombría y brillante pavor reflejado en mi cara, abrí la puerta del auditorio y sentí como la ducha de luces blancas, verdes y azules con la que me rociaron los focos me cegaba. Noté el sudor por mi nuca, por mis tupidas axilas, por mi deforme escroto. Me senté emitiendo un gutural sonido de anciano al lado del resto de invitados.
Una música, una melodía incómoda, que casi incinera los altavoces, advertía que el reality show televisivo había comenzado.
Aproveché el estruendo para echar la vista atrás, mirando lo que había a mi espalda y comprobé que había dejado entreabierta la puerta de la entrada, que bien podía ser de salida. Por un momento en que la cogorza y el pánico bailaban en mi cabeza, tuve la tentación de salir corriendo igual que una liebre. Pero ya era demasiado tarde.
Había llegado la hora. Lo que toda la vida había estado esperando. Un programa para publicitar mi desbordante ingenio. Rumbo a la fama.
Una voz metálica a través del micrófono de la presentadora pronunció mi nombre.
El rebozado que tuvo que trazar en mi aterrador rostro era digno del programa “ Mega-Estructuras”.
Estaba angustiado. El programa ya estaba en marcha y tener que abrir la puerta del auditorio, de cara al público, me resultaba estremecedor.
Mis hasta entonces adormecidas suprarrenales se pusieron en marcha y la adrenalina comenzó a fluir por mis entrañas.
Con risa sombría y brillante pavor reflejado en mi cara, abrí la puerta del auditorio y sentí como la ducha de luces blancas, verdes y azules con la que me rociaron los focos me cegaba. Noté el sudor por mi nuca, por mis tupidas axilas, por mi deforme escroto. Me senté emitiendo un gutural sonido de anciano al lado del resto de invitados.
Una música, una melodía incómoda, que casi incinera los altavoces, advertía que el reality show televisivo había comenzado.
Aproveché el estruendo para echar la vista atrás, mirando lo que había a mi espalda y comprobé que había dejado entreabierta la puerta de la entrada, que bien podía ser de salida. Por un momento en que la cogorza y el pánico bailaban en mi cabeza, tuve la tentación de salir corriendo igual que una liebre. Pero ya era demasiado tarde.
Había llegado la hora. Lo que toda la vida había estado esperando. Un programa para publicitar mi desbordante ingenio. Rumbo a la fama.
Una voz metálica a través del micrófono de la presentadora pronunció mi nombre.
buaggggggggggg vaya cerdadaaaaaaaa.............no puedo creer que esto solo sea producto de tu imaginacion, me pregunto si no sera experiencia propia ¿? ............p.d................ escribes de puta madre.
ResponderEliminarEs experiencia propia, querida Queralt,,,
EliminarEl vídeo es tan malo que me he partido el ojaldre.
ResponderEliminarMalísimo, efectivamente,,,
EliminarQué descojone.
ResponderEliminarDesde luego el nivel va subiendo en cada entrega.
Un saludo.
¿ Usted cree, amigo Agus ?
EliminarPersonalmente pienso que este sitio degenera por momentos,,,
Es precisamente eso lo que lo hace grande.
EliminarPor cierto. Siguen sin actualizarse sus entradas.
ResponderEliminar¡ Maldito Mosad !
EliminarEscalofriante el detalle del pin de Hello Kitty.
ResponderEliminarTan solo espero poder olvidar esa imagen antes de mi fin.
Me temo que no será posible,,,
EliminarLa grotesca gatita le acompañará hasta el final de sus días,,,
A mi también me ha frepado...
EliminarJajaJaJaja
ResponderEliminarQue bestia es usted.
Y qué buena está usted,,,
Eliminar¿ Cenamos ?
Que bruto!!!
ResponderEliminarSi hasta puede sentir como pierdo cada una de las neuronas que se suicidaron con este visionado, excelente...
Suerte y siga así que lo voy a ver una vez más.
PD: ¿ Sería tan amable de ponerme en contacto con samanta?
Es usted un degenerado amigo Mario,,,
EliminarPensé por un momento que se quitaría la máscara y nos dejaría ver su verdadero rostros ;)
ResponderEliminarBesos
Le puedo mostrar mi verdadero rostro en la intimidad, amiga Carol,,,
Eliminar¿ Qué le parece mi propuesta ?
Jajaja
EliminarJajaja
ResponderEliminarLa escena del pene es hapotéosica.
Jrande.
Jracias Don Manuel,,,
EliminarGran entrada pero me he releído la de Operación Triunfo y es capullescamente genial.
ResponderEliminarUna joya literaria, efectivamente,,,
EliminarPatricia fue muy blando con usted .
ResponderEliminarAgur.
Gracias por su aportación,,,
EliminarQué grande.
ResponderEliminarCuando se proponga conquerir el mundo, puedes contar con mi más absoluta lealtad.
Gilipollas Anónimo.
Así lo haré,,,
EliminarJuntos seremos invencibles,,,
Jajaja
ResponderEliminarCada día estoy más preocupada por usted.
Un besote.
Créame, no sufra por mí,,,
EliminarLe creo, y no lo hago.
EliminarMaestro de la idiotez.
ResponderEliminarUn halago precioso,,,
EliminarNo encuentro relación alguna entre la primera foto y el relato, absurdo dónde los haya, que hoy publica.
ResponderEliminarPues ahora que los dice, hombre de tullido bozo, tiene usted razón,,,
EliminarEspero una explicación.
EliminarEs usted un enamorado de los penes, no?¿
ResponderEliminarNo,,,
EliminarSoy más de pescado,,,
De verdad.
Cuántas gilipolleces se pueden hacer con Windows Movie Maker.
ResponderEliminarEnhorabuena, postio digno de este bloj.
Muchas gracias, querido amigo,,,
EliminarEspero mejorar en este apasionante mundo del WMM,,,
Sugiero ver el vídeo comiendo galletas sin gluten ( como no ) marca Hacendado.
ResponderEliminarInteresante,,,
EliminarLe quiero.
ResponderEliminarO eso creo.
Yo también,,,
EliminarProcedamos a dar el siguiente paso, forniquemos,,,
JAJAJAJAJA
ResponderEliminarUnclassifiable
Sure.
EliminarJoder....
ResponderEliminar¿ Se extraña, tal vez ?
EliminarMuy bueno!
ResponderEliminarMe quedo con el de OT
Sabia elección, amigo Tomy,,,
EliminarSe lo tiene que hacer mirar, jajaja
ResponderEliminarSalu2.
¿ El pene ?
EliminarComo le cambió la voz a Patricia Gaztañaga...
ResponderEliminarKisses
¿ Veía usted ese programa ?
EliminarSí, en lugar de estudiar ;)
EliminarBrillante como siempre!
ResponderEliminar¿ Usted cree ?
EliminarMis más sinceras felicitaciones por esta vulgaridad.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn emotivo halago viniendo de usted,,,
No sé por qué coño, su blog me está causando daños irreparables en la sesera.
ResponderEliminarSomos ya 2.847 en la misma situación,,,
EliminarAlguien dirá que eso es una estupidez. Pero, conociendo a los personajes que cita, parece muy cierto.
ResponderEliminarY lo es,,,
Eliminar^_^
ResponderEliminarO_-
EliminarPara cuando su propio YouTube Chanel?
ResponderEliminarA ver si esta noche tengo tiempo de iniciar los trámites oportunos,,,
EliminarComo una cabra.
ResponderEliminarTiene que escribir su autobiografía: " Memorias de una mente perturbada".
Recojo su ducho consejo, amigo Salva,,,
EliminarPedazo animaaaaaal!
ResponderEliminarAnimal, no.
EliminarCapullo, sí,,,
No me quiero ni imaginar que hubiera sucedido si le hubiesen invitado a Hablemos de sexo...
ResponderEliminarMejor ni lo imaginemos, amigo Txomin,,,
EliminarBRAVO!¡
ResponderEliminar¿ Por ?
EliminarJajaja. Malísimo.
ResponderEliminarPero tan malo que me hizo reír.
Soy consciente del escaso nivel de esta entrada, pero conseguí el objetivo,,,
EliminarUfffff
ResponderEliminarFffffu,,,
EliminarEs usted un desalmado.
ResponderEliminarAsuma su condición de padre y cuide de su pequeño bastardo!!
Amigo Javier,
EliminarCon este, son ya 27 los vástagos a los que tengo que cuidar,,,
Un relato tan sublime como lamentable.
ResponderEliminarA partes iguales.
Gracias Don Vasilio,,,
EliminarJoder, qué curro con el vídeo...
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
No lo crea, amigo Santi.
EliminarLa capullez fluye, brota si demasiado esfuerzo,,,
Mmmmmm......
ResponderEliminarAahhhahhh,,,
EliminarDebe admitir que su 'supuesto' hijo, se parece a usted..
ResponderEliminarGracias por su aportación amigo Ricardo,,,
EliminarUsted siempre haciendo amigos,,,
Muy didáctico, oiga.
ResponderEliminarMuchas gracias,,,
EliminarEstimado Amigo Prepuzio: ¡¡¡No está bien!!! ¡¡¡Piénselo!!! ¡¡¡No se autohumille, ni se rebaje!!!. Seguro que hay soluciones alternativas a la indigna exposición pública de sus miserias en un reality casposo de una cutre cadena de televisión privada.
ResponderEliminarEs mucho más hermoso buscar el honroso lugar que le corresponde en los documentales de la 2.
Por lo menos estoy seguro de que ayer echaron un precioso reportaje sobre uno de sus 27 hijos en las llanuras del Serengueti. Y una parte de Samanta salió en el programa "Lonely Planet" (entera no cabía, claro)
Un abrazo ;)
Cuanta razón amigo Chuan Che Tzú,,,
EliminarMe pondré en contacto con National Geographic,,,
Me he enamorado de Shamanta...
ResponderEliminarYo lo hice,,,
Eliminarjajajajajaja
ResponderEliminarXD
¿ De qué se ríe ?
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