viernes, 20 de mayo de 2011

MEARSE EN LA PISCINA

Aunque el calendario anuncia que aún nos quedan tediosas semanas para el cambio oficial de estación, lo cierto es que en nuestras perversas cabezas ya estamos celebrando que dejamos atrás las jornadas de lluvia y que el buen tiempo ya está aquí. A partir de ahora el soberano de nuestros días será el sol: llega el calor, arriban los atardeceres sin fin, las pueriles historias de amor, las axilas atrozmente transpiradas y las cervezas con limón.
La cerveza es, sin duda alguna, la ‘bebida reina’ a la hora del aperitivo y una de las más consumidas durante los calurosos días de verano. Es una bebida natural que contiene una cantidad importante de hidratos de carbono, vitaminas y proteínas cuyo consumo responsable es beneficioso para la salud humana. La cerveza promueve la secreción de jugos gástricos, facilita la digestión y estimula el apetito.  Su consumo moderado provoca una disminución de la retención de agua y actúa como efectivo diurético.
Un reciente y apasionante estudio estadístico sobre las costumbres y hábitos de los europeos, refleja que sólo un 27% de los usuarios de las piscinas se orina dentro del agua y el 78% de los bañistas sospecha que sus compañeros de baño miccionan en la piscina. Es evidente, que el método estadístico empleado en  dicho estudio es, sin duda, inexacto. Probablemente las variables frecuencia marginal y asociación lineal (La que existe entre dos parámetros en los que el valor de uno cualquiera de ellos es función lineal (y = a+bx) del otro ), son erróneas.
Y es que...¿Quién no ha disfrutado alguna vez de este grato momento de relax?
Tod@s , TOD@S!!, nos hemos meado en alguna piscina para no tener que salir mojados a buscar unos aseos de dudosa limpieza. Baños desastrados, malolientes, repugnantes, desagradables, mugrientos, muy sucios, exageradamente cochambrosos, llenos de churre, asquerosamente hediondos. Desde el grotesco payaso de postura erguida y abdominales de acero, hasta la octogenaria de pelo lacado y pezones como el timbre de un castillo. Todos hemos liberado nuestra presión vesicular con una sonrisa de imbécil en el rostro. Unos con oficio, disimulo y alevosía. Otros con descaro, desvergüenza, aprovechan que están sumergidos hasta medio cuerpo para contraer la pelvis y liberar con insolencia lo que sus riñones doctamente han fabricado.
Ni siquiera la falsa leyenda urbana, perversamente concebida por los pelirrojos, de los líquidos químicos de colores reactivos puede hacer frenar esta extendida práctica veraniega.
Hagamos un ejercicio de humildad y honradez y reconozcamos sin pudor que todos somos culpables de perpetrar este delito urinario. Entonemos con la cabeza alta el Mea cupla.

Yo me he meado en la piscina, ¿ Y qué?



9 comentarios :

  1. La verdad es que todos lo hemos hecho alguna vez. Esa es la realidad. Guarra, pero es la realidad.

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  2. Pues yo nunca lo he hecho... el entonar el mea culpa digo, más que nada porque la culpa no mea...
    Saludos.

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  3. jajjajajajaja Seguro que no las hecho Elvis?????

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  4. Por eso siempre están tan calientes las piscinas...
    Salu2

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  5. Yo si que he cometido el delito, pero no como el sinvergüenza de la foto ;)

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  6. Txomin, ¿entonar el mea culpa?, no, nunca... de lo otro mejor no hablo jajaja
    Saludos.

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  7. Yo sí reconozco haberlo hecho, pero en las piscinas de otros, nunca en la mía. ¡Que quede claro! Que uno es muy limpio y muy aseado.

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  8. Pues lo lo hago habitualmente en mi piscina comunitaria

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