Insomne y hastiado, acecho la llegada del alborecer,
tendido sobre unas sábanas revueltas, huérfano de prendas, rodeado por una
orgía de inmundicia y putrefactos residuos.
El dormitorio permanece a oscuras, excepto por algunos tiznes de luz velada y gualda que se filtran desde la calle formando dos ingentes figuras fálicas en el escarbado techo de la habitación.
Una colilla de tabaco negro flota, guillotinada, en el agua de un vaso sobre la vieja mesita tomada por trozos de papel higiénico salpicados de esperma.
El dormitorio permanece a oscuras, excepto por algunos tiznes de luz velada y gualda que se filtran desde la calle formando dos ingentes figuras fálicas en el escarbado techo de la habitación.
Una colilla de tabaco negro flota, guillotinada, en el agua de un vaso sobre la vieja mesita tomada por trozos de papel higiénico salpicados de esperma.
Olfateo el aire tal canino labrador,
y éste me acarrea un fresco aroma a tierra empapada.
Sello los ojos. Inspiro hondo y exhalo el aire, tardo, despacio, pausado. Percibo el suntuoso silencio del
alba. Me excito. Tengo una erección.
Me incorporo sobre el jergón y apoyo los pies en el suelo de madera; el tacto es raído y fragoso.
Comienzo a admirar la desnuda imagen
que devuelve el espejo empotrado en la agrietada pared.
Quedo vacilante, compungido,
concentrado en la visualización de los detalles. Mi semblante
se ensombrece al escrutar aquellos decrépitos rasgos.
Un pútrido acné tapiza mi gibosa
nariz y frente, dándole un nauseabundo brillo grasiento. Cortezas de caspa
reposan sobre mis desnudos hombros y amargos gránulos de cera asoman por mis
velludas orejas.
Escruto mis estrábicos ojos, rojos como el ocaso, y me detengo con tribulación sobre las bolsas que descienden bajo mis cárdenos párpados inferiores.
Escruto mis estrábicos ojos, rojos como el ocaso, y me detengo con tribulación sobre las bolsas que descienden bajo mis cárdenos párpados inferiores.
Examino mis manos, angostas y frías,
surcadas por venas prominentes, que arrogantes,
exhiben las secuelas de una gonorrea contraída en
algún antro de lujuria y anonimato.
Suspiro con profundidad dilatada en el tiempo y me abandono por completo a mi cuerpo desnudo, palpando los rincones más impenetrables.
Suspiro con profundidad dilatada en el tiempo y me abandono por completo a mi cuerpo desnudo, palpando los rincones más impenetrables.
Acaricio mi mórbido cuello, recorro
mi transpirada nuca con los dedos y tras lengüetearlos, paso impúdicamente la
lengua por mis agrietados labios.
Mi pulgar derecho comienza a juguetear osado con los
pezones, sebosos, vastos como el timbre de un castillo, percibiendo una
excitación dolorosa, mientras que con el izquierdo, cosquilleo el
nacimiento de la espalda, provocando derrames de lava que recorren mis
arterias.
Muevo la pelvis torpe e instintivamente y me aferro a
las sábanas. Las venas de mi falo tremolan con lujuria y mi cuerpo palpita, como gobernado por notas invisibles de una orquesta quimérica.
Cierro los ojos e imagino que mis manos son las de una
bella mujer, restregando las curvas de formas imprecisas y amorfas de mi
torso.
Manoseo mi diminuto pene, tieso como una estaca, que
despunta postinero entre una maleza de vellos. Leve y cuidadosamente al
principio. Exigente y vehementemente, después.
Un leve jadeo escapa de mis labios. El placer se
torna ahora más agudo y experimento orgásmicas olas de electricidad recorriendo
mi espina.
Los primeros rayos de sol triscan con mis pestañas cuando
atino a abrir levemente los ojos.
Estoy más excitado que un sodomita en un carro de
pepinos.
Quiero más. Anhelo hallar el manantial
de placer. Deseo encontrar el punto G, ese portentoso tejido cuya
mera estimulación desencadena cataratas de flujo de hombre.
Procedo a abrir con las manos mis velludas nalgas
dejando mi ano al descubierto, y agarrando mis gangrenados testículos, me aventuro
a masajear el perineo. Con la yema del zurdo dedo primero, esbozando pequeños
círculos, incrustando mis picudas uñas sobre la zona bajoescrotal, y con la
palma de la mano después.
Me invade una sensación desagradable, irritante,
dolorosa, padeciendo un enojoso espasmo predefecal.
Hidrato astutamente con saliva una ambarina banana. Decido introducir la entusiasta fruta por mi sombría cavidad rectal, guiándola a través de sus inhóspitas paredes y desgarrando cuantos obstáculos encuentra por el camino.
Hidrato astutamente con saliva una ambarina banana. Decido introducir la entusiasta fruta por mi sombría cavidad rectal, guiándola a través de sus inhóspitas paredes y desgarrando cuantos obstáculos encuentra por el camino.
Me mantengo
en silencio, vacío, sintiendo cada gesto, observando sin juzgar. No puedo
evitar que mis ojos esputen lágrimas de dolor.
Ni un vestigio del jodido músculo. El punto G se me
está resistiendo.
Decido lubricar un espigado bate de
béisbol, y lo empotro contra mi esfínter, mancillándolo, introduciéndolo con movimientos
circulares, horizontales, perpendiculares, verticales, elípticos,
parabólicos, curvilíneos, cinemáticos. Con el trozo de madrea alcanzo el
duodeno, la vesícula biliar, el páncreas, la laringe, el lóbulo parietal, pero
ni rastro del punto G.
El dolor de mi culo ahora es
insoportable, cruel, estomagante.
El silencio de mi habitación se ve
interrumpido por una voz trastornada, llena de demencia y de sonoridad inhumana que vocifera burlona: -“ ¡ Depravado !. ¡ A ver si me encuentras
¡”-.
Mi cerebro, vejado e iracundo,
planea un astuto plan para localizar al punto G.
-¡ Te voy a encontrar, cabrón !-.
SUBLIME.
ResponderEliminarMe limpio el culo en su honor.
Hágalo con delicadeza,,,
EliminarY pundonor.
EliminarAcabo de encoger mi rostro en dolor como cuando recibía de chico aquel inevitable balonazo en los colgantes reales.
ResponderEliminarEscalofriante testimonio donde los haiga, oiga.
Con feliz desenlace,,,
EliminarLo del sodomita en el carro de pepinos me ha matado.
ResponderEliminarEs una metáfora tremendamente ilustrativa,,,
EliminarJesus fuck! It's wonderful!
ResponderEliminarThank you, Mr. Vasilio,,,
EliminarNo he podido leerlo entero, ha sido ver el dibujo de la sondación y marearme.
ResponderEliminarMi más sentido pésame,,,
EliminarSublime, maravilloso. Meneada.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarAmbos sabemos que no lo es,,,
animallllllllllll ¡¡¡
ResponderEliminar¿ Se extraña a estas alturas, amic Miquel ?
EliminarLa idea de introducir la varita-luz por el pene me aterra, en serio, tengo miedo.
ResponderEliminarA la mierda el punto g!
Saludos.
Pruébelo con una vara de mimbre,,,
Eliminarjajajjaja, muy bueno
ResponderEliminar¿ Usted cree ?
EliminarClaro que sí, y usted lo sabe.
EliminarO_O es usted un bestia!!¡¡¡
ResponderEliminarBesitos.
¿ Se lo demuestro entre sábanas ?
Eliminar¡ Señor Prepuzio, somos jodidas alma gemelas!
ResponderEliminar¡ Yo lo conseguí con una ecografía prostática tansrectal!
Brutal post... ¡BRUTAL! :-))
Un saludo desde Amsterdam,
Amsterdam, tierra de duchos urólogos,,,
EliminarSanta Madonna ! ! ¡ ¡, con el carro de pepinos casi me muero, ja ja
ResponderEliminarDeliciosamente escatológica esta entrada, para enmarcar.
Utilice el wengué, siempre es más elegante,,,
EliminarA mí me ha matao lo del timbre de un castillo jajajaja.Tienes una mente prodigiosa, de las que excitan y no sólo la líbido.
ResponderEliminarPor fin!!!! Por fin has puesto una foto tuya; porque la primera, la de ese culito en pompa apoyado en la silla eres tú, no?
Di que sí...y entre todos (yo incluida) te ayudaremos a encontrar ese dichoso punto de una manera mucho más agradable.
Dicen las malas lenguas que el punto G no existe!
¿ Quiere que encontremos juntos mi punto G, belkis ?
EliminarHecho! Pero si luego resulta que no existe o que no tienes, a mí no me vengas con reclamaciones, eh?
EliminarEsto huele a cita ;))
EliminarYa me gustaría a mí, Don Roberto, pero no desfalleceré en los intentos,,,
EliminarSi como dicen está dentro del culo a mi me enterrarán si haberlo descubierto.
ResponderEliminarDestornillante historia, maestro.
Mario, no está en el culo, pero hay que acceder a través de él. Y nunca digas "de este agua no beberé". ¿Pensarías igual si fuese una fémina quien te ayudase a encontrarlo? Yo creo que sólo hay que relajarse...si es que existe, que sigo teniendo mis dudas.
EliminarDon Mario, cuando uno llega a una determinada edad, el facultativo de grueso dedo examina ese culo que dice que nadie tocará,,,
EliminarJoder, qué bueno.....
ResponderEliminarSin ánimo de reciprocidad, pues no tengo blog, le informo que ha ganado un lector fiel y enfermo.
Gracias lector enfermo,,,
EliminarMe ha dolido, Maestro.
ResponderEliminarNo me lo creo,,,
EliminarUsted es un machote,,,
Es un relato deleznable.
ResponderEliminarEnhorabuena, maestro.
Muchas gracias Sr. Wolf,,,
EliminarQue grande!
ResponderEliminarBravo!
¡ Coño !
EliminarHoy esto va de lobos,,,
Muchas gracias Sr. Wolffio,,,
Me ha recordad la película de ET...
ResponderEliminar¿ Ha llorado ?
EliminarSin duda es un brillante método. A la antigua, pero sin duda eficaz.
ResponderEliminarGracias por el relato, capullo.
Sin duda,,,
EliminarJa ja ja ja
ResponderEliminarGenial.
¿ Usted cree ?
EliminarBravísimo.
ResponderEliminarY por cierto: ¡Queremos ver las escenas que vienen a continuación y han sido censuradas!
¿ Se refiere al flujo de hombre ?
EliminarA qué si no ?¿
EliminarHe gozado muchísimo el relato.
ResponderEliminarYa estoy buscando la forma de hacerme con un cable de luz...
Ferretería, o en los chinos,,,
Eliminar¿¿ Y el tatuje ??
ResponderEliminar¿ Nadie dice nada del tatuaje ?
¿ Le gusta el tatuaje o lo que hay bajo él ?
EliminarJa Ja.
EliminarPor el momento solo el tatuaje.
Buen finde.
Está usted como una cabra.
ResponderEliminarLe dejo un besito.
Y repito por enésima vez: usted está como un quesito,,,
EliminarSoberbio.
ResponderEliminar¿ Usted cree ?
Eliminar¡ La hostia !
ResponderEliminarMareado estoy.
¿ Biodramina ?
EliminarBRUTALÉRRIMOOOO!!! JUAJ Juuaa JUAAA!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Don Xaime,,,
EliminarNo tengo perdón de dios! Hacia una eternidad que no pasaba por aquí!
ResponderEliminarComo siempre, Sr. Prepuzio, excelente!
Un abrazo!
Muy mal Sr. Esteve, muy mal,,,
EliminarLa madre que le parió!¡ Descojonándome vivo!¡
ResponderEliminarCustodie sus cojones, créame, es lo más preciado que tiene un varón,,,
EliminarSr. Roberto Esteve, en todo caso, huele a cita literaria.
ResponderEliminarLea y observe que el sr. Prepuzio, todo un galante, lo intenta con todas las féminas jajaja.
Lo intento, con escaso éxito, usted ya me entiende,,,
EliminarDivertdidísimo como siempre.
ResponderEliminarKisses.
Muchas gracias, amiga Maite,,,
EliminarSustoooo¡¡¡ genial
ResponderEliminarEl susto me lo he llevado yo al ver la foto de su avatar,,,
EliminarGrande su gilipollez.
ResponderEliminarAplausos.
No los oigo,,,
EliminarUtilizaré su magnífico relato como compendio.
ResponderEliminarGracias.
Eso espero Sr. Triky,,,
Eliminar:OOOOOOO....SSSSSSTRASSSSSSS.....
ResponderEliminar¡Muahahahahahaha!
¿ Impresiona, eh ?
EliminarEstimado Amigo Prepuzio:
ResponderEliminarUna vez más, entre atroces espasmos simpáticos de mis partes, tras leer su post y admirar -entre fascinado y atónito- las imágenes que lo acompañan...me veo obligado a recomendarle que incluya la advertencia: NO INTENTÉIS ESTO EN CASA, NIÑOS, SIN LA SUPERVISIÓN DE UN ADULTO.
Una vez escrito, me percato de lo mal que suena...
Gracias de nuevo, amigo Prepuzio ;)
Ducho consejo, amigo Chuan Che Tzú,
Eliminar¿ Sigue todavía aquella rotunda afirmación publicada en su último post ?
Amigo Prepuzio: mmmmm... no creo. En realidad, espero su próxima burrada, así que...puedo esperar ;)
EliminarMe encanta la forma de describir que tienes lo vulgar.
ResponderEliminarBesos mágicos.
Y a mi me fascina esa mano, firme, dulce, delicada, capaz de acariciar cuanto caiga en su palma,,,
EliminarSe equivocó de etiqueta al escribir este postio.
ResponderEliminarEsto es poesía capullesaca.
Tomo nota de su avezado consejo,,,
EliminarQue genio. Es usted el puto amo de lo sórdido.
ResponderEliminarGracias por el halago,,,
EliminarExquisito.
ResponderEliminarNo lo es.
EliminarY usted y yo lo sabemos,,,
Mi casa, teléfonooooooo
ResponderEliminar¿ Intenta usted reproducir las legendarias palabras de E.T. ?
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