Amanecí como hombre solitario con mi almohada aún caliente de babas. Nadie sabe a ciencia cierta qué fue primero, si causa o consecuencia, si la soledad o la maldad. La cuestión es que cosechaba enemistades minuto a minuto. Y lo hacía porqué me apetecía. Buscaba la animadversión ajena sólo por autocomplacencia y eso me sumía en un aislamiento social perenne.
Entré en el baño. A mis pies descansaba la escobilla del wáter. El artefacto, repugnantemente untado con el producto que había barrido, tenía una dudosa tonalidad cobriza. Contemplé el utensilio durante unos instantes. Mi mirada, bizca y estrábica, era impúdica, obscena, depravada. Dudé. Finalmente me agaché, extendí mi dedo índice y…
El aseo tenía una ducha con cortinas sucias y viejas, pero cumplían su misión. Entré en la bañera y empecé a enjabonarme concienzudamente. Frotaba con intensidad y atroz violencia mi indecente y seboso cuerpo. Con la ayuda de un estropajo de cocina conseguí extirpar las costras que se me habían formado en la piel y que se deprendían a modo de caspa. Descubrí, desconcertado y perplejo, que el verdadero color de mi pelo era rubio. En un acto reflejo e impulsivo, empecé a estimularme la hedionda bestia que tenía en el pubis. Primero tímidamente. Posteriormente con ensañamiento y rudeza. Cerré los ojos. No por la excitación sino por la cantidad de lagañas que poblaban mis nublados ojos. El agua de la ducha acariciaba mi pecho, el vientre, mi espalda velluda, mi devastadora calvicie. Tomé un consolador de goma que había adquirido en un bazar chino y lo introduje en mi cavidad rectal, con movimientos circulares, perpendiculares, horizontales, verticales, elípticos, parabólicos, curvilíneos, cinemáticos. Jadeaba como un jabalí excitado. Gemía como una perra en parto.
Me sobraba demasiado mes al final del sueldo, así que había decidido buscar un piso de alquiler más económico. Tenía una cita con una agente inmobiliaria que disponía de un pequeño apartamento que reunía las características de lo que estaba buscando. Me vestí apresuradamente. Bajé en el Distrito Oeste. Había empezado a llover. Los cubos de basura y los periódicos mojados en el suelo poblaban aquel suburbio pedigüeño y marginal. El olor a orines y aguas putrefactas eran tan concentrado que a punto estuve de arrojar por vía aérea lo que con tanto gusto me había metido en la panza. Las meretrices de baja estofa se asomaban al zaguán de las ventanas sin disimulo y algún trasnochador embozado hasta las orejas se deslizaba con sigilo por las esquinas. Borrachos y mendigos aflojaban sin pudor sus vejigas ante la displicente mirada de los toxicómanos que buscaban mierda para inyectarse. De pronto se oyó un grito. No parecía venir de lejos. Corrí. Galopé lo más rápido que pude hacia el callejón de donde procedían los chillidos, tropezándome con un pedrusco oculto a mis ojos, cayéndome y manchándome la cara de barro. Me erguí, no muy ágilmente, y volví a escuchar otro grito:- “
Socorro!!!,Ayúdenme!!! “-.
Un mendigo de aspecto siniestro y desaliñado, con los pantalones bajados a la altura de las rodillas lloraba desconsoladamente. Aún sin aliento por la carrera, me acerqué al vagabundo.
-“¿Qué te ha pasado?”- pregunté con voz entrecortada.
-“ Estaba meando y una abeja me ha picado en el pene! Joder como duele! “ - respondió aquel bohemio ambulante.
Tenía la cara tiznada de aceite y grasa oscura, y la ropa sucia y transpirada. Su aliento apestaba a dientes podridos macerados en ginebra barata.
- “ Llamaré a una ambulancia”- repliqué nerviosamente mientras sacaba el teléfono móvil del bolsillo de mis sucios pantalones.
-“ No!! No hay tiempo para llamar a la ambulancia. Soy alérgico a las picaduras de las abejas.“ - contestó despavorecido el vagabundo. -“ Voy a sufrir un choque anafiláctico!! . Joder me voy a morir!!.” -.
-“ ¿Y qué quieres que haga?”- consulté aterrado.
-“ Tendrás que succionarme el veneno para que no me infecte la sangre. Rápido!!. No hay tiempo que perder!!La voy a palmar!!.”- sentenció el mísero holgazán .
Sin dudar un instante, altruistamente, me rebajé arrodillándome a la altura de sus caderas dispuesto a salvar la vida de aquel miserable mendigo. Toda su bragueta despedía un intenso hedor a esmegma, orín y amoníaco. Bajé la cremallera y abrí la boca dudando, titubeando, vacilando. Un sexto sentido me decía que algo no andaba bien.
-“A qué esperas!!Me muero!!”- chilló aquel pordiosero maloliente.
Tomé su falo y me lo metí en la boca. Si el olor era repugnante el sabor era todavía peor. Aquel trozo de carne en barra, circuncidado, hediondo y roñoso, sabía a puerto, a metales pesados, a anciano, a hepatitis. El mendigo me puso las manos en su cabeza para facilitar el movimiento mientras soltaba algún que otro suspiro.
- “ Así, así, succiona el veneno!!” - susurraba agitado el mendigo. Mientras respiraba el aire viciado del sexo de aquel desgraciado, sentí ganas de regurgitar. Divagaba sin que ello estorbara la cadencia de mis babas y lametazos. Había sido engañado enésima vez.
Socorro!!!,Ayúdenme!!! “-.
Un mendigo de aspecto siniestro y desaliñado, con los pantalones bajados a la altura de las rodillas lloraba desconsoladamente. Aún sin aliento por la carrera, me acerqué al vagabundo.
-“¿Qué te ha pasado?”- pregunté con voz entrecortada.
-“ Estaba meando y una abeja me ha picado en el pene! Joder como duele! “ - respondió aquel bohemio ambulante.
Tenía la cara tiznada de aceite y grasa oscura, y la ropa sucia y transpirada. Su aliento apestaba a dientes podridos macerados en ginebra barata.
- “ Llamaré a una ambulancia”- repliqué nerviosamente mientras sacaba el teléfono móvil del bolsillo de mis sucios pantalones.
-“ No!! No hay tiempo para llamar a la ambulancia. Soy alérgico a las picaduras de las abejas.“ - contestó despavorecido el vagabundo. -“ Voy a sufrir un choque anafiláctico!! . Joder me voy a morir!!.” -.
-“ ¿Y qué quieres que haga?”- consulté aterrado.
-“ Tendrás que succionarme el veneno para que no me infecte la sangre. Rápido!!. No hay tiempo que perder!!La voy a palmar!!.”- sentenció el mísero holgazán .
Sin dudar un instante, altruistamente, me rebajé arrodillándome a la altura de sus caderas dispuesto a salvar la vida de aquel miserable mendigo. Toda su bragueta despedía un intenso hedor a esmegma, orín y amoníaco. Bajé la cremallera y abrí la boca dudando, titubeando, vacilando. Un sexto sentido me decía que algo no andaba bien.
-“A qué esperas!!Me muero!!”- chilló aquel pordiosero maloliente.
Tomé su falo y me lo metí en la boca. Si el olor era repugnante el sabor era todavía peor. Aquel trozo de carne en barra, circuncidado, hediondo y roñoso, sabía a puerto, a metales pesados, a anciano, a hepatitis. El mendigo me puso las manos en su cabeza para facilitar el movimiento mientras soltaba algún que otro suspiro.
- “ Así, así, succiona el veneno!!” - susurraba agitado el mendigo. Mientras respiraba el aire viciado del sexo de aquel desgraciado, sentí ganas de regurgitar. Divagaba sin que ello estorbara la cadencia de mis babas y lametazos. Había sido engañado enésima vez.
Humillado por el engaño, llegué al piso que quería escrutar. Tras llamar al timbre, apareció una joven preciosa de altura mediana pelo rubio, húmedo, liso. Vestía minifalda tejana ajustada y camisa transparente que dejaba al descubierto sus hermosísimos pechos. Sus ojos eran negros azabache y desprendía un olor embriagador de perfume francés chanel. Me sonrió dejando ver sus dientes blancos como perlas. Me enseño el apartamento. 20 m2, sin ventanas y el aseo era comunitario. Justo lo que precisaba. Noté cómo ella reflexionaba mientras me miraba de arriba abajo, como si pensara quizá “este me pueda hacer un buen apaño”. Tengo que reconocer que en ese momento sentí pánico: mi relación con Jacinta iba mejor que nunca, y aquello quizá pudiera derivar en algo más. Era muy obvio que había mucha química y atracción entre nosotros dos. Efectivamente, al momento, nos estábamos besando apasionadamente. Nuestras lenguas se entrelazaban y mis manos empezaron a acariciar sus senos perfectos, rígidos, magreando sus muslos, sus nalgas, sus infinitas piernas. De pronto noté un porrazo en mi zona genital. Me quedé sin respirar, consternado, abrumado, desconcertado. Me aparté bruscamente y descubrí que la bella agente inmobiliaria era portadora de un poderoso pene. Sin mediar palabra, huí del apartamento como si no hubiera mañana. Había sido humillado de nuevo.
Jajajajajajaja
ResponderEliminarEstoy llorando de risa¡¡¡
Que risas,que gran post y menudo descubrimiento este blog.
Te seguiré visitando!!
Es usted un ejemplo de desgraciado, mi querido colega
ResponderEliminarUn saludo
!Hola Anastasio Prepuzio!!
ResponderEliminarQue bueno es usted,menudas risas crack.
Me voy a fumar un cigarro para celebrarlo jajajaja.
Me ha encantado.Enhorabuena.
Su seguidor 1455
Me ha dejado usted con la boca abierta...
ResponderEliminarLo del mendigo y la forma de redactarlo, no tiene desperdicio.
ResponderEliminarMe estoy partiendo el culo yo solo. En la oficina pensarán que estoy loco.
Happy weekend blogeros.
No puedo parar de reir!!! XDDDD
ResponderEliminarEs que me lo imagino ahí, acluquillado frente al mendigo... No puedo, no puedo...
Un besote!!
Siempre me sorprenden tus textos, me ha encantado leerte de nuevo.
ResponderEliminarBesos y susurros cálidos, muy pero que muy cálidos.
Don Prepuzio,
ResponderEliminarA mi me acaba de picar una víbora en el glande,,,No sé que hacer.
¿Me puede ayudar????
Anastasio, es usted un ingenuo pero déjeme que le diga que ése es su sitio, su barrio, su piso. Peores cosas se ha metido en la boca que la lengua de esa señorita (ya sabe a qué hechos me remito), olvídese que tenga pene, como bien ha demostrado, eso no le asusta.
ResponderEliminarVuelva atrás hombre, no vaya a encontrarse de nuevo con el picoteado mendigo y caiga otra vez en su trampa. Luche por su casa.
!!!Bravoooooooooo!!!
ResponderEliminarGenial. Grande¡¡¡¡
No tengo palabras, no hay más que añadir.
ResponderEliminar¡Menuda entrada se ha marcado usted en esta ocasión, Don Anastasio¡
ResponderEliminarSUBLIME.
Eres capaz de hacer el capullo en todos los escenarios posibles. En todos. Capullo, que eres un capullo.
ResponderEliminarEnhorabuena por la entrada, me reí mucho.
No conocia su blog, pero ya veo que sera muy divertido seguirle
ResponderEliminarUn beso
Jajajaj señor Capullo, es un crack!!
ResponderEliminarSi es que no se puede ser altruista en esta vida. Siempre acabamos engañados....
ResponderEliminarLo que hubiese dado por verle!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuackssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
jajajaja, qué bueno!!
ResponderEliminarCojonudo!!!
ResponderEliminara cuadros me ha dejado este blog...que bueno!
ResponderEliminarHaztelo mirar.
ResponderEliminar;)
Muy listo...
ResponderEliminarLo que se dice muy listo...
Tampoco lo eres
JAJAAJAJ
¡Joer qué historia más chula!, jajaja
ResponderEliminarEs una persona coherente...sus acciones hacen honor a su nombre jajajajajajaja....
ResponderEliminarUna fan incondicional
Muacksssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
Es usted único!
ResponderEliminarMe parto con la escena del vagabundo.
Después de leer este y todos sus relatos sólo puedo decir.. pero qué capullo eres!!.. jajajajaja.
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJA...
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJA...
JAJAJAJAJAJAJA...
JAJAJAJAJAJAJA...
HILARANTE!!!!!!!
ResponderEliminarun saludo, mi amigo el capullo y felicidades por el post. GENIAL.
Te ha salido un post perfecto, sólo faltaba encontrarte a Carmen de Mairena.
ResponderEliminarha ha ha.
¿Habrá mas?, es que me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenísima la entrada. . Cada vez se supera y me sorprende gratamente..... Muackssssssssssssssssssssss.
ResponderEliminarEs un capullo inteligente...
Jajajajajaja...
ResponderEliminarDivertidísimo el post.
Gracias por volverme a hacer soltar la carcajada con mis visitas a su blog.
K panzón de reír¡¡¡¡
ResponderEliminaray! q me enamorao de este blog!
ResponderEliminarJajajajajaja es usted cojonudo¡¡¡¡
jajajajaja es usted el mejor :)
ResponderEliminarTe denunciaré. Te voy a denunciar por el trauma que me va a dejar el leer esta entrada. Me rompí la mandíbula de tanto reír. Que lo sepas, nos vemos en los tribunales.
ResponderEliminar¡lo que me he llegado a reir! (sobre todo con lo de lo del mendigo LOOOL xD) jejeje es usted un crack, y un auténtico, pero también un crack! ^_^
ResponderEliminarBesos.
jaajajajajajajaj buenísimo Maestro!
ResponderEliminarMuy bueno!!!! jajajaj
ResponderEliminarJoder tio, uffff eres muy bueno neng
ResponderEliminar¡que grande eres!
ResponderEliminarLe sigo desde hace poco tiempo. Nunca comenté nada en su blog de ordinario y grotesco aunque hubo entradas que me conmovieron.
ResponderEliminarPero esta vez, me decidí por aportar mi mensaje.
Ha conseguido arrancarme unas cuantas carcajadas, hecho insólito para un demente como yo.
Joder, siento no haber pasado antes por aquí. Pero volveré. Y queda reflejado este capullesco blog en mi lista de efavoritos¡No faltaría más!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEncantada de conocerle, A. Prepuzio. Tiene todas las papeletas para que me encoñe de usted. Enhorabuena por el blog.
ResponderEliminarLe sigo.
Enorme!!!! jajajajja
ResponderEliminarjajajajajaja pero buenooo! eres completamente gcapullo, lo corroboro!!!
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJA Sublime!
ResponderEliminarLo que me estoy riendo con tus gilipolleces, jajajajajajajajaja, buenísimo tu blog...
ResponderEliminarMe quedo y me instalo.
Se ha superado Don Prepuzio!!! jajajajajaja
ResponderEliminarLa escena con el vagabundo, magistral.
Jajaja!!
ResponderEliminarYa me estaba asustando, menos mal que el relato acabó como se merece el propietario de este diario. Cobarde! pecador!
ImPENEsionante la historia!!!!
ResponderEliminarLlorando de risa!
Un placer leerle Anastasio Prepuzio, ya por su seudónimo ya le hace atractivo, luego a leerlo uno se da cuenta que la la mascara de spiderman es la careta de alguien que escribe bien.
ResponderEliminarAnda capullo, que para una vez que ligas...
ResponderEliminarHabrá mas suerte la proxima vez.
El post es grotesco y cojonudo. Y me levanto y aplaudo su capullismo como forma de vida y siempre con humor.
ResponderEliminarAbrazos.
Genial macho.
ResponderEliminarLa descripción de la escena con el vagabundo es soberbia. Escribo estas palabras entre carcajadas.
Grande¡¡¡¡
Ohhhhhhhh, ha conseguido conmoverme con esta historia :((((((
ResponderEliminarUn besito!
Enorme Don Prepuzio.
ResponderEliminarBúsquese una mansión en Pedralbes. Tal vez la vendedora de piso sea algo más femenina,,,,
muy bueno, me he reido mucho!!!!
ResponderEliminarJajajajaa aaay mi estimado Tasio tengo que reconocer que me he reido con su post... insito... escriba un libro coño!! que ya tiene una fan seguro!
ResponderEliminarjajajajja, lo del vagabundo borracho con la picadura de la abeja gemelo me ha matado!
ResponderEliminarJajajajajajajajajaja...
ResponderEliminar(No hay más palabras para describirlo)
Salu2
Sr. Prepuzio,
ResponderEliminarQuiero salir con usted. Me ha costado tomar esta decisión, pero quiero hacerlo.
A su entera disposición,
Dulzura
Panzón de risa¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarjajajaja Llevaba mucho sin leerle pero creo que nada a cambiado, igual de capullo y ordinario.
ResponderEliminarX dios!!! Parezco un idiota riendome!!!
ResponderEliminarBuenissimo descubrimiento este blog.
Grandioso!!!
ResponderEliminarTodavía guarda relación con el mendigo?¿
Apreciada y bellísima Aina,
ResponderEliminarTiene usted toda la razón. En realidad, me planteo alquilar aquel mugriento apartamento de 20m2 para compartirlo con el mendigo y la agente inmobiliaria.
Apreciado Juanfran,
ResponderEliminarEn mi genética se cruzan nucleótidos en la molécula de ADN de gorila de montaña y mísero holgazán. A mi antiguo post en dónde presento a mis padres me remito.
Apreciado Dj Alen,
ResponderEliminarNos encontramos en los tribunales, pero tenga en cuenta que cada vez que la palabra "cónyuge" se pronuncia "cónyugue", un abogado muere.
Apreciado Андре́й Рома́нович Чикати́ло,
ResponderEliminarAgradezco acojonado su comentario....
Apreciada Gem,
ResponderEliminarYo ya me he encCOÑADO de usted...
Está hecho un sex symbol... admítelo!
ResponderEliminarSr. Prepuzio,
ResponderEliminarReúne todos los requisitos para protagonizar la quinta entrega de la saga Torrente.
Genial la entrada.
Grande, muy bueno el tema de la abeja, a conseguido sacarme unas gratas sonrisas ...
ResponderEliminarAlto! un momento ... oigo un grito aqui al lado ... en el callejon ... voy a ver que ocurre ...
Jroma.
jajaja, suena como una historia que observé en la playa del cavellet en ibiza, que no voy a extender aquí...
ResponderEliminarOtra vez me ha sacado la risa, valorando por supuesto la locuacidad y sentido rítmicos que tienen sus relatos, más allá del siempre genial y divertido hilo argumental. Gracias
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