martes, 26 de abril de 2011

SOMOS FISGONES

El ser humano es cotilla y morboso de nacimiento. La  curiosidad por la vida ajena es inherente al hombre. No obstante hemos llegado a un punto en que ese interés pueril y candoroso se ha convertido en un afán desmesurado por conocer la vida íntima de nuestro prójimo. La prensa rosa y la televisión, que nos bombardean con escabrosos detalles acerca de las vidas de famosillos, frikis y esperpénticos personajillos autoproclamados figuras públicas, juegan un papel decisivo. Aristóteles ya advirtió que ” si hacemos ciencia y filosofía es porque somos curiosos por naturaleza”.  Y  Matthew McConaughey matizó “Un hombre debe oler a hombre. Hace 20 años que no uso desodorante”. Pero esto ahora no viene a cuento. Nos gusta meter el hocico en los asuntos ajenos. Nuestro cerebro es entrometido y está tremendamente preparado para desentrañar los misterios que pueden ayudarnos a sobrevivir. Pero ¿por qué disfrutamos tanto sabiendo los pormenores de vidas ajenas?. Pues no tengo ni puta idea. Tal vez el origen del chismorreo responda a la falta de información. Al no disponer de suficientes datos en una situación concreta, el fisgoneo empieza a urdir la enmarañada ruta en búsqueda de la información restante. Tal vez sea el morbo de alcanzar un hito difícil lo que nos lleva a entrometernos en la vida ajena.
Nos agrada inmiscuirnos en los asuntos de los demás, transformando sus problemas en una burlesca forma de entretenimiento personal.  Engullimos los detalles más execrables y recónditos con la ferocidad con la que un león devora a su presa, sin que asociemos los desdichados puntos que exponen la imagen completa en toda su lascerante realidad.
Si nos encontráramos solos en una casa ajena, sin que nadie pudiera observarnos, nadie, absolutamente nadie se resistiría a abrir un cajón del bufet para descubrir lo que hay dentro. Querríamos  satisfacer la atracción por la intimidad foránea.
¿ Quién no ha leído las pegatinas de los cerrajeros 24 horas? ¿ Quién no ha apagado la luz de nuestra habitación para espiar ruinmente al/la vecino/a de enfrente?  ¿ Acaso nadie ha ha pulsado el botón 'mute' del mando a distancia intentado escuchar la grotesca discusión de los vecinos del 1ºA?
Hoy vamos a aprender con un sencillo método cómo hurgar en el buzón de nuestro vecino. Todos, en alguna ocasión, hemos intentado hurtar aquel extracto bancario del cabrón del 2º C, con menesterosos resultados: mutilación de nudillos, fracturas de metacarpianos, desmembramiento de uñas…
Con este completo kit profesional de hurto podrás revivir el placer de fisgonear la correspondencia del vecindario de tu comunidad de forma práctica y tremendamente efectiva.
Sagazmente diseñado para el ladrón casual de vivienda, concibe un nuevo sistema de extracción en buzones mediante gancho con pantalla adhesiva ajustable, a la que quedarán adheridas las cartas de manera instantánea.
He aquí un ilustrativo diagrama de esta versada técnica:




7 comentarios :

  1. Es usted un auténtico genio creando artilugios que debería de patentar para evitar que lo hagan otros y cobren pasta gansa. Por cierto l@s fisgon@s son quienes normalmente tienen una vida propia tan insulsa y aburrida que precisan meterse en la vida privada de los demás para hacerse alguna ilusión.
    Saludos, y un abrazo.

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  2. Jajajajajajaja Usted y sus inventos,,,,

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  3. ¿Donde se vende este excepcional producto?

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  4. Pues creo que lo voy a utilizar con el cenutrio del 1ºde mi bloque.

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  5. Así que es usted quien me roba mi correo...

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Amable visitante:
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