Apuro un
café en estado de ebullición. Estoy nervioso, turbado, bullicioso. Las cáscaras
de gamba colonizan el sucio empedrado de aquel tugurio de precios prohibitivos.
Me fumo el cigarrillo electrónico en silencio, rápidamente, con avidez,
dando pedestres e intensas caladas mientras repaso mentalmente, por enésima
vez, los detalles del atentado.
Transpiran
mis manos, los pies, el ojo bruno. Mi agrietada frente empieza también a ser
pasto de la sudación.
Un
individuo mórbido y de aspecto siniestro, engulle hamburguesas como si no
hubiera mañana. Tras él, dos decrépitas octogenarias, acicaladas con maquillaje
propio de una academia de payasos, juegan vehementemente al parchís. Una
taheña azafata de vuelo, de escasos cuarenta años amarrados en una grotesca
coleta, hurta los azucarillos del café mientras un degenerado de ojos
estrábicos cierra una revista de zoofilia, doblando con su diestra mano la
punta de la página 15 para posteriormente acomodarse el fardo testicular con la
zurda.
Aquellos
decadentes e inocentes seres, en cuestión de minutos se convertirán en víctimas
de mi cruzada, damnificados colaterales.
Recuerdo
ahora las lecturas clandestinas, aquellos textos que estimulaban mi adrenalina
pubescente, palabras que inyectaban la dosis de tósigo para ser un insurrecto
de esta sociedad, un sedicioso en rebeldía contra quienes usurpan nuestras
libertades.
Rememoro
cómo escribía literatura contestataria, cómo secundaba huelgas y motines
callejeros, cómo redactaba fanzines de compromiso social.
Contumacia
y obcecación, intolerancia y agresividad, son las actitudes exacerbadas que he
adoptado, ávido de rebeldía, para arremeter pasionalmente contra la opresión,
contra este pérfido e injusto genocidio premeditadamente ignoto por nuestra
sociedad.
La cafeína
realiza su efecto y aclara mis ideas.
Me estoy
cagando.
Rotunda
convicción. Ferviente y chauvinista paladín de los derechos de los más
desamparados. Lo tengo decidido. No hay marcha atrás. Me convertiré en mártir
de noble causa. Me voy a inmolar.
Una voz
nasal, particularmente desagradable, alerta por megafonía que ha llegado
la hora de embarcar.
Vuelo 812
con destino a Islas Feroe. Puerta 62.
Abandono a
toda prisa la cantina aeroportuaria mientras el noticiero ofrece su ración
diaria de adulterio entre celebridades: hablan de un descasamiento, letanía
populachera.
No la
escucho.
Me dirijo
apresurado por los pasillos del aeropuerto a la boca de embarque. Silbo una
balada de Manolo Escobar en una habilidosa maniobra de
distracción hacia los agentes de aduanas.
Simulando
tartamudez con relativa facilidad, paso el arco detector sin problemas pero
inspeccionan minuciosamente mi maleta de mano.
Hijos de
puta.
Me
confiscan la petaca de orujo y mi colección de calcomanías.
Subo al
aeroplano, busco mi asiento y levanto mi pequeño maletín hasta el
compartimiento que tengo sobre la cabeza. Me siento en la butaca del
pasillo esperando nerviosamente a que el Boeing
757 despegue.
Un
afrancesado azafato, de hediondas axilas, recorre
los asientos del avión mientras hace recuento de los pasajeros.
La áspera voz del piloto retumba en los altavoces
para comunicar a la torre de control que se dispone a despegar.
Un océano
de castañuelas metálicas emerge durante unos instantes por encima del fragor de
los motores.
El avión
abandona tierra firme, elevándose por los aires tal pajarraco de metal, dejando
atrás, allí abajo, los pinos y las palmeras, el paisaje tono ocre marchitado
por el justiciero sol de Julio.
-Dong-. Se
encienden las luces de los cinturones. - Recuerden que no está
permitido fumar- susurra
una libidinosa voz por megafonía.
Levanto la
cabeza y escruto por última vez el avión.
El sudor empapa
ahora mi cuerpo. Lo nervios me hacen hiperventilar.
Pienso en
todos aquellos pasajeros, en sus allegados, en los posibles
sobrevivientes y en sus historias, en las entrevistas que concederán a la
prensa, en alguna escuela que bautizarán con mi nombre.
Medito en
mi adorada Villanueva del
Trabuco, en Eurodisney, en las escasas personas relevantes en
mi vida, en lo que bisbisearán en mi velatorio, y en quién cojones heredará mis
deudas, mis consoladores rectales y mi colección de Falete.
No puedo
evitar que una lágrima se derrame de mi legañoso ojo.
Ha llegado
la hora.
Repito
mentalmente aquella frase reivindicativa que tanto había vociferado en las
manifestaciones.
Me levanto
de mi asiento...
-¡ No a la
extinción de los gitanos pelirrojos!-:
JAJAJAJA
ResponderEliminarYo también estoy entregado a la causa.
Bienvenido a bordo, apuesto caballero.
Eliminar¡¡¡¡Esa última frase subliminal!!!! Gran carcajada aquí en el curro.
ResponderEliminarAsí me gusta Don Agus,
EliminarLeyendo este absurdo blog en el trabajo,,,
Yo y mis colegas de trabajo.
EliminarEsto huele a fil de Oliver Stone, jajaja
ResponderEliminar¿ Qué cojones es 'fil' ?
EliminarHacía tiempo que no pasaba por acá.
ResponderEliminarI have no words... Lo suyo es espíritu de superación.
¡ Muchas gracias, diestro facultativo !
Eliminarjejeje
ResponderEliminarQue buenas risas me he dado leyéndola, enhorabuena por la historia.
No conocía tu web, ahora la visitaré más.
Eso espero,,,
EliminarPor su bien,,,
Frikismo pata negra.
ResponderEliminarUn abrazo maestro.
Idiotez en su máximo exponente, amigo José.
EliminarOtro abrazo para usted.
Don Prepuzio, impecable como siempre.
ResponderEliminarMe asalta una duda...
¿Como acaba la historia?
¿ Usted qué cree ?
EliminarPor eso se lo pregunto, leñe!!
Eliminarjajajajajajajajajajajaja
ResponderEliminar¿ Cuando cenará conmigo ?
EliminarEs usted un mártir. No le quepa la menor duda.
ResponderEliminarLo sé,,,
EliminarTERRORISTA! ES USTÉ UN TERRORISTA!
ResponderEliminarIgnorante,,,
EliminarQué poco sensibilidad tiene usted,,,
Aquí uno que se une a la causa.
ResponderEliminarMoralmente, claro.
Es usted un cobarde,,,
EliminarQuiere que me vuele los cojones?
EliminarSus calculos estructurales son nefastos, con ese tamaño solo podrá agitar levemente un 738 de Ryanair por ejemplo.
ResponderEliminarNecesitará un pene mayor para un 757, sobre todo de la Ferroair que suelen ir cargados de mullidas ovejas.
Por otra parte, el titulo de la entrada me deja presagiar un intenso dolor de huevos.
Gracias por su aportación matemática, amigo Torpe Mán.
EliminarLa tendré en cuenta para futuros atentados,,,
Y su presagio es cierto,,,
Ja Ja yo pensé lo mismo.
EliminarEs usted no gilipollas, lo sabía ¿??¿
ResponderEliminarSoy gilipollas.
EliminarSe lo confirmo
Muy bueno.
ResponderEliminarGrazzie por las carcajadas.
Salu2
A su entera disposición, camarada.
EliminarJUAS!!!
ResponderEliminarNo, Anastasio.
EliminarAnastasio Prepuzio.
Con esos pequeños "elementos" de la fotografía, no lo conseguirás. Así es que, sintiéndolo mucho, serás el culpable de que no veamos más a un gitano pelirrojo.
ResponderEliminarCuando decidas hacer algo por las pelirrojas -gitanas o no- avísame!
Dispuesto, dispuestísimo estoy por satisfacer a una pelirroja, sea o no ésta gitana.
Eliminar¿ Propone fecha ?
Uys, antes tendría que teñirme el pelo, y más aún después de haber afirmado que soy pelirroja jejeje. ¿Qué tal el.....30 de febrero próximo? O si no, el 31 de septiembre, que lo tengo libre.
ResponderEliminarY si no....el 19 de julio?
Adjudicado.
Eliminar19 de julio.
Jajajaja
ResponderEliminarGenial como siempre.
Le dejo un beso.
Y usted tan buena como nunca,,,
EliminarTengo que probar esta apasionante experiencia.
ResponderEliminarDónde adquiero los explosivos?
En un Sex shop,,,
EliminarEs usted un campeón.
ResponderEliminarDepilado y aseado hasta el último día.
Enhorabuena.
La distinción no debe perderse nunca, amigo Diego,,,
EliminarJajajaja
ResponderEliminarEs usted un monstruo!
¿ Lo dice por el falo ?
EliminarSabía que no me defraudaría, lo SABÍA...
ResponderEliminarJoder, qué grande maestro.
ResponderEliminarAmbos sabemos que no es cierto amigo Txomin, pero gracias por su comentario.
EliminarGilipollez en estado puro.
ResponderEliminarBravo!¡
Como todos los demás posts,,,
EliminarMe encanta por encima de todo, la manera que tiene de describir a los personajes de sus historietas.
ResponderEliminarKisses.
Muchas gracias amiga Maite.
EliminarJajajaja que animalote es usted!
ResponderEliminar¿ Copulamos ?
Eliminar¿ Este fin de semana ?
La mecha. El fallo está en la mecha.
ResponderEliminarGracias por su consejo don Vasilio,,,
EliminarJAJAJAJA QUE GILIPOLLAS, JAJAJAJA
ResponderEliminarY,,,¿ Quién coño es usted ?
EliminarLo suyo es para enmarcar.
ResponderEliminarcada vez que entro aquí me descojono vivo.
Qué siga así, querido amigo,,,
EliminarClap! Clap!
ResponderEliminar???¿¿¿
EliminarMuy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Ambos sabemos que su comentario está adulterado,,,
EliminarCapullo, capullo.
ResponderEliminarLo sé, lo sé,,,
EliminarQueremos su libro YA!!!
ResponderEliminarY yo quiero fornicar con usted,,,
EliminarFanático!
ResponderEliminarNo,,,
EliminarGilipollas.
Los caminos del capullismo son inescrutables.
ResponderEliminarCierto,,,e infinitos,,,
EliminarSin duda es una noble causa.
ResponderEliminarEl Vaticano le tiene como futurible beatificado.
Ansioso estoy,,,
EliminarCréame,,,
jajaja que cabrito
ResponderEliminarY cómo está usted,,,
EliminarJajajajaja
ResponderEliminarGenial as usual.
Para cuando vacaciones?
Gracias Don Ricardo,,,
EliminarSi no hay imprevisto de última hora, la semana que viene.
Exijo una foto de sus genitales después del atentado.
ResponderEliminarPreciso su e.mail,,,
EliminarJAJAJAJAJA QUE BUENO!
ResponderEliminarNO LOS ES !
EliminarActualiza ya!! Queremos capulleces.
ResponderEliminar¿ y usted quién coño es ?
EliminarLOL
ResponderEliminarTHX
Eliminarbuenísimo.
ResponderEliminarLarga vida a los gitanos pelirrojos.
¡ Larga vida !
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