miércoles, 6 de marzo de 2013

LA COBRA DE BANGLADESH

Dejé  los periódicos encima de  la cama. Me senté en la vieja silla y bebí  raudo mi café. Estaba demasiado caliente, cual lava volcánica, como a mí me gustaba. Busqué un cigarrillo de mi chaqueta, lo prendí y empecé a fumar. Sentí como el humo del pitillo tiznaba mis piezas dentales, como recorría mi garganta y enfermaba mis pulmones corroídos.
Hacía mucho calor. Gotas de sudor empapaban mis tupidas axilas, mi cuerpo, inundando mis ojos, cegándome de escozor. Miré los periódicos abiertos sobre  la cama y me  puse  extremadamente nervioso. 
Había  travestido a los políticos de los rotativos a base de bigotes y pestañas postizas, y aquello me horrorizaba. Parecían hablarme, humillarme, injuriarme. 
La música de bar de abajo se filtraba por la ventana. Acompañé estúpidamente el ritmo de la música con palmadas. 
Tenía hambre. Me rasqué ostentosamente mis velludas nalgas, hasta llegar astutamente al esfínter, para recolectar restos del chile picante de la cena de la noche anterior, y los usé como tentempié. No tenían mal sabor. 
Escaneé visualmente por la ventana, sin ver, el pequeño parque de la calle. Un hombre,  con triquinosis y corbata, esperaba debajo de  un árbol, rascándose sus genitales. Llegó una mujer de pelo lacado, hiperhormonada y mórbida. Hablaron  un poco, se escupieron,  y se marcharon cogidos de la mano. Escasos metros más allá, un decadente vagabundo iba regalando pelucas a los calvos.  En frente una pelea de aguantar la mirada entre dos decrépitas ancianas desconocidas. Frente a una entidad financiera, una decena de exaltados manifestantes se habían congregado en defensa de un equipo nacional de natación sincronizada masculina. Pobres imbéciles.
Era Domingo y la gente  salía a pasear o iba a la misa parroquial. Cerca del parque, coches y motos pasaban presurosos hacia el centro de la ciudad. Hacían mucho ruido, pero yo no oía nada. Sólo fumaba mi cigarrillo y hablaba para mí, recitando poesía de Espronceda.
Caminé hacia la nevera. La abrí  y tras echar un vistazo, me di cuenta que había poco que mirar. Cogí media cebolla y me  la comí de un bocado. La liliácea explotó entre mis sarrosos dientes y su jugo chorreó por mi barbilla. 
Volví  a mi habitación. Me senté encima de la cama y empecé a leer los periódicos otra vez. Sección de necrológicas. Venían tres pequeñas e interesantes biografías de tres personas de cada una de las cuales podría escribirse una novela bizarra: una vieja multimillonaria que tuvo que tomar una gran cantidad de agua, sin ir al baño, para ganar una consola Wii. Lamentablemente, lo único que obtuvo fue una muerte por hiperhidratación. 
La de un joven toledano que, cansado de tener sexo con miembros de su propia especie, decidió dejarse 'montar' analmente por un semental en una mesetaria granja de Guadalajara. El placer le duró muy poco, pues sufrió una perforación del colon que desembocó en una letal peritonitis. Y la de un octogenario electrocutado por un vibrador rectal.
Bajo la página de esquelas, un anuncio rezaba: “Prestigioso encantador de serpientes regala excelente cobra de Bangladesh, adiestrada, 5 meses de edad, desparasitada y muy cariñosa. Se entrega con terrario de 2 metros y suelo de viruta de madera, la cartilla sanitaria, todas las vacunas, con hoja de consejos básicos de alimentación e higiene. Tel. de contacto: IX LXXVII- CCLXXII- DLXXXI. Anuncio serio. ”
Siempre había considerado a la serpiente como un animal asociado a mitologías y leyendas. Por su capacidad de deambular sin patas, tragar presas enteras, mudar su piel o zigzaguear al compás de la melodía de un flautín. Aquel anuncio me brindaba una oportunidad de adoptar una mascota.
Tras descifrar el jodido número de teléfono que el hijo de puta del anunciante había incrustado en el periódico, lo llamé. Acordamos vernos en su domicilio, a escasas 5 manzanas de mi apartamento.
El domicilio del hacendado del anuncio era un chamizo sin forma definida, construida de cartón y hoja de lata. Su interior, lúgubre y dantesco, estaba tapizado de viejas esteras, con dos sillas de mimbre muy destartaladas y una cama de varas. Sobre ésta, a la cabecera, colgado al desnivel, se encontraba un brillante cuadro de El Dioni. Los ojos luminosos del intrépido ladrón de furgones blindados dominaban toda la extensión de la humilde choza.
-Adelante Sr. Prepuzio. Pase, pase, estoy en la habitación-  gritó el anfitrión.
La hediondez de la barraca, henchida de desperdicios, basuras y heces humanas, se hacía sentir por toda la chabola. Anduve unos metros, intentando esquivar las regurgitaciones que aderezaban el suelo.
En la habitación, un sonriente y atractivo treintañero, con la lozanía de un cutis amasado en canela, de facciones espartanas y cuyo cuerpo parecía haber sido tallado en mármol, aguardaba mi llegada sentado en un viejo sofá.
- Señor Machado- susurré con voz retraída. – Vengo a buscar la serpiente-.
La inmensidad de su presencia empequeñecía la habitación. Apenas pude reprimir una mueca de sorpresa ante aquel rostro asexuado, ante aquel cuerpo huérfano de prendas. No pude evitar fijarme en su pubis. Un enorme pene colgaba de su entrepierna, grueso tal tallo de olivo de Sojuela. La rugosa y depilada piel de su escroto dejaba al descubierto unos testículos faraónicos, como si de unas turmas de  gorila se tratara.
- Señor Prepuzio, ¿ Se encuentra bien ?- preguntó el mulato, mientras ordenaba las hojas de vacunas del reptil. Su boca rancia me obsequió con una sonrisa desdentada
Tragué saliva, angustiado, con mi corazón palpitando acelerado.
- Sí…Disculpe, es que tengo prisa…- murmuré más nervioso que Frodo en una joyería.– Si quiere entregarme la cobra…-.
- Por supuesto- añadió el mestizo. – Termino con la documentación, un autógrafo y la cobra es suya-.
Pude ver a la jodida serpiente en el suelo, enroscada, inmóvil, más tiesa que un gato de porcelana. Toda aquella situación no cuadraba en absoluto. Una mezcla incierta de desconfianza y rebeldía me apretaba el corazón, con una creciente sensación de que me había timado. 
- Oiga…Pero si la cobra,,,¿ Está muerta ?– pregunté perplejo mientras mi cabeza atravesaba las brumas de una premonición.
- No – añadió el mulato visiblemente irritado. - Está dormida. Si quiere despertarla para llevársela, tendrá que tocar la flauta-.






120 comentarios :

  1. Coño Sir Prepuzio...
    ¿ Al final tocó la flauta?

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    1. Lo que jo crea no importa. Lo que importa a su audiencia es si tocó la flauta. Se lo preguntaré de nuevo:¿ Al final tocó la flauta?

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  2. Una duda me asalta...
    ¿Consiguieron los manifestantes que el comté olímpico español creara el equipo de natación sincronizada masculina?
    Si es así, dónde puedo hacerme socio?

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  3. Estimado Amigo Prepuzio:

    Sus vívidas descripciones de personajes y entornos me hacen pensar en visiones infernales, retorcidas, alucinadas, deprimidas y enfermizas... hasta que miro por la ventana y ahí está la cruda realidad que usted nos cuenta.

    Por cierto... más que flauta es un oboe. Gensanta...

    ;)

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    1. Amigo Chuan Che Tzú, mi mente es enfermiza, pero no más que la de los grotescos individuos que habitan en nuestro país,,,

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    1. ♪Cabeza hacia atrás y hombro fruncido, Chu chu uá, chu chu uá Chu chu uá, uá, uá Chu chu uá, chu chu uá Chu chu uá, chu chu uá ♫

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  5. La madre que te parió... tienes mi más completa admiración. Un puñado más como de historias como ésta y tienes también la mitad de mi nómina.

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    1. Por correo electrónico le facilitaré mi número de cuenta,,,
      Muy amable,,,

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  6. Padre, he pecado.
    A mi también me engañó el encantador de serpientes...
    ¿Cuál será mi penitencia?

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    1. No existe penitencia.
      Su nombre pasa a formar parte del Club de los Mancillados,,,

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  7. Ot-tia, me palpita el frenillo después de haber leído la historiaca.
    Er señor Machado me recuerda vagamente a Little Richard. Por su rostro, claro. No tuve la oportunidad de ver su falo.

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    1. Le admito que no tenía ni puta idea de quién cojones era Little Richard.
      Gracias a Google, puedo confirmar que cierto parecido físico tienen,,,
      En ambas cosas,,,

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    2. Quien era, no, QUIEN ES...
      Todavía está vivo.

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  8. Serpientes... Serpientes... Dios mío... Serpientes por todas partes...

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    1. Le sugiero que custodie su culo como si de su vida se tratase,,,

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  9. ¡DIOX!
    Descojonándome vivo¡¡

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  10. Dios, Dios y Redios...
    Muchachos, que estoy en el trabajo y llamo la atención con tanta carcajada...
    Qué bello relato! Conmovedora y edificante tragedia capullesca!
    Un saludo.

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    1. ¡ Con dos cojones, sí señor !.
      Leyendo este absurdo blog en el trabajo.

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  11. Juas! llorando de la risa y abusando del inhalador para no tener una insuficiencia respiratoria...
    Impresionante como siempre.
    Salu2.

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  12. La descripción del trancote del señor Machado es exquisita.
    Emocionado estoy... (snif)

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  13. jajajajaajajajajajajajajajaajjajajaajajajajjaajajajajajaajaajoojjojojojoojjojojojojojojojojojojojoojojojjoojjoojojojojjoojojojojjoojojojjjjuujujujujujujujjuujujujujujujujjuujujujujjuujujjuujujujujujujujujujujujujujujujuujjuujujjjejjjeejjjeejeeejjejeejejjjejeejjeejjeejeejejejejjejeejjejejijiijijijijijijjijiijjiijijjijijijijijijijijijiijijijijijjiijijijijijijij.... aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhyyyyyyyyyyyy... Qué descojoncio más grande... Dios.

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  14. Joder Maesen, con semejante flauta puede tocar el Himno Escocés con secuencias de rugby y Braveheart.
    Es usté un puto crá.

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  15. Ja Ja ja, que bizarro

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  16. Usted es un farsante.
    En la historia deja a entender que no tocó la flauta...Y todos sabemos que tocó el cara el sol con ella ;)

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  17. Es un relato, francamente, ASQUEROSO!
    ¡ENHORABUENA!

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  18. Oiga, y que ruido hace este tipo de flauta?¿

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  19. Partióse mi ojaldre;)

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    1. Excelente conjugación del verbo partir.
      Gracias por su comentario, anónim@.

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  20. La flauta del Signore Machado puede considerarse arma blanca.

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  21. Es usted la pera.
    Muy bueno, guapo!
    Bss.

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  22. Oh my God!
    Que pectorales tiene el domador de serpientes!

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    1. Sí, en los pectorales me fijé yo, Don Felipe.
      Y agradezco que hoy no me insultara,,,

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    2. No lo insulté, porqué me ha hecho reír.

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  23. A eso se le llama humor negro.
    Un abrazo, maestro.

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    1. No, a esto se le llama gilipollez.
      Y lo otro, un pene como una mazorca,,,

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  24. ¡Cuánto aprendo en tu blog!
    Hoy he aprendido a leerte después de cenar y no sentir náuseas (lo del aperitivo de chile me ha matao! jajaja).
    Y he aprendido también el truco de la serpiente. Voy a conseguir una, pondré un anuncio en el periódico, con mi tlf clarito, nada de claves ni cosas raras.... y cuando alguien interesado por ella quiera saber si está viva o dormida, le haré tocar mi armónica jejeje, Igual cuela!

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    1. Sabe bien usted, amiga belkis, que a gusto tocaría la Sonata para piano de Chopin, con su armónica, claro,,,

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  25. Tu cariño a los animales te llevara a tocar muchos instrumentos

    Un arañazo!!

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  26. Con mucho gusto tocaría esa flauta.

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  27. Estoy convencido que el Sr. Machado, es un miembro infiltrado de la SGAE.

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  28. Divertidísimo como siempre.
    Un besazo.

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  29. Me asustó más imaginarme la postal del Dioni vigilando la habitación.

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  30. No es por tocar los cojones, Sr Capullo, pero se la serpiente no tiene cabeza. Hala, ya se los he tocao.

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  31. Lo siento, no he tenido tiempo de leer el texto porque me están esperando mis amigos para robar pilas y cuchillas de afeitar en el Carrefúl, pero basándome en la última foto diría que trata de ejercicios de relajación.

    Solo quisiera añadir que a mí me fueron muy útiles en momentos dificiles de mi vida.

    Un saludo con tos.

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  32. Maravilloso.aún estoy llorando mientras lo releo

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  33. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
    Ahora quiero ver como pega a Justin Bieber.

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  34. Sólo faltaba Carmen de Mairena como asistenta del Sr. machado.

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  35. Joderrrrrrrrrrrrrr
    Me repongo y luego comento.

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  36. Como urólogo vocacional pero no titulado, puedo afirmar que el prepucio del Encantador de cobras presenta un anillo fibroso que impide que la cabeza del pene se pueda retraer y descubrirse el glande.
    Vaya, que tiene una fimosis de ballena azul.

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    1. Gracias por su avezada aportación, querido amigo.
      Muchas gracias.

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  37. Buffffffff,,,,,
    ¿Ha pensado en tirarse alguna vez por una ventana ?

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  38. Qué coño de cobra es?
    Si es una sanguijuela, capullo!

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  39. Bonjour à tous!
    Qué risas me he echado!!

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  40. ¿Quiere que toque la flauta?
    Atícele un buen mordisco
    y verá que armando cisco
    es seguir la mejor pauta.

    Y para que no sea chulo,
    una vez que despertado
    y la sierpe enderezado,
    se la mete por el culo.

    Me has hecho pasar un buen rato con tu relato de hoy. No sé de dónde sacas esas ideas.
    Un abrazo.

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  41. Tiene la mente retorcida y enfermiza.
    Brindemos por ello.

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  42. Quiero saber dónde consiguió la flauta el Sr. Machado.
    Me encanta la música.

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  43. "Un enorme pene colgaba de su entrepierna, grueso tal tallo de olivo de Sojuela", que grande!

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