miércoles, 13 de marzo de 2013

EL PIE DE ATLETA

Una sed voraz me despierta a media noche. No me quiero levantar, pero mi boca está tan seca que la lengua parece haberse convertido en sucio esparto. El hercúleo esfuerzo invertido en rascar el herpes podal, ha consumido mis reservas de líquidos. Me pica mucho el dedo grueso del pie. Rasco, hurgo, escarbo de forma frenética, pero eso sólo agrava el picor,  un escozor tan rítmico como mi respiración. Con la impericia de movimientos del recién levantado, intento soplar estúpidamente sobre la ulceración carnosa de mi dedo. Mis amorcillados labios están secos y duros. Expectoro de nuevo, la picazón es vesicante, trato de deshacerme del  nudo que tengo en la garganta escupiendo y carraspeando. Mi escroto se ha encogido, más duro que el hormigón armado. ¡ Maldita infección micótica !
Con ojos vidriosos, inyectados en sangre, contemplo con desazón mi pie magullado, cómo supura la llaga del hallux. El nauseabundo hedor que destila la pústula se incrusta en mi nariz, y el inenarrable comezón que siento se manifiesta por la boca en forma de líquido abrasador.
Remojo mi pie en el agua del retrete, en una astuta operación para calmar el prurito, pero la materia fecal adosada a la sucia pared del urinario se incrusta en la llaga, infectándola, haciendo aumentar su temperatura.
Con lágrimas dentro de mis párpados, maldigo mi suerte. Blasfemo contra aquella decrépita masajista, que bajo el pretexto de que los pies son la proyección cartográfica de los órganos, alegando que una correcta estimulación del primer dedo del pie tendría un efecto benéfico sobre mi pene, masajeó sin piedad con ácido nítrico la base de mi mórbida pezuña. Hija de puta.
El ardor ahora es casi insoportable. Hablo en albanés, canto en arameo, insulto en hebreo, bautizo nuevos muebles del IKEA. Dialogo con suelo del aseo, colonizado por charcos de orina junto a pedazos aplastados de excrementos hacia los que las cucarachas se acercan para alimentarse. Pero las sucias y frías baldosas del excusado me ignoran, me desprecian, se burlan de mí. 
Una desagradable sensación de neblina inunda mis pupilas, haciendo entrecerrar levemente mis párpados. Levanto la vista,  junto al desodorante y el consolador rectal, diviso un frasco de analgésico tópico. Sin pensarlo, agarro el envase, lo agito como si de una grotesca maraca se tratara, y aplico el spray directamente  sobre el absceso.
Hago  una mueca de dolor y cierro los ojos, reprimiendo un grito ahogado por la angustia. Una sensación insufrible, como si me clavaran en el dedo  una aguja incandescente, recorre mi pie derecho. Parece que el tiempo se para. Casi arañándome me seco las lágrimas con las manos. Cada segundo se hace eterno. Puta madre. Soy un genio. El frasco es un jodido bote de Reflex.  
Congestionado por el dolor, con los ojos amenazando desprenderse de sus órbitas, y la lengua amoratada y pastosa colgando a modo de corbata, escruto mi pezuña, exploro detenidamente el pie de atleta. Observo aterrado como el herpes cobra vida propia, late, palpita. Advierto acojonado como mi pie no recibe irrigación, adoptando un sospechoso color negruzco. No hay duda. Tengo gangrena. 
Los calambres en mi brazo izquierdo aumentan exponencialmente, al tiempo que se me seca la boca y mi frente se  perla de sudor.
El picor me hace delirar. Desvarío, enloquezco. Comienzo a rapear a los geranios para que éstos crezcan más. Veo a un unicornio fornicando con un delfín. Frente a ellos, Nacho Vidal es operado de fimosis, mientras la Duquesa de Alba calcula logaritmos. Veo muertos rascándose los pies, cabras lamiéndose las pezuñas, velociraptors lengüeteando sus zarpas.
Grito como jamás he gritado nunca. Una idea da vueltas en mi enfermiza mente, circula fugaz e irreversible. Se llama suicidio. Siento que ya no quiero seguir, que quiero terminar con este infierno en el que vivo. Los dientes comienzan a castañetear, empiezo a tener miedo.
Con mi mano derecha siento mi corazón, tengo la sensación de percibir pausas en su latido, un escalofrío me hace temblar y me paraliza. No puedo más con este escozor. Necesito acabar con este suplicio. Barajo la idea de lanzarme desde una decimonovena planta pero considero que no voy suficientemente bien vestido y, desde luego, en el trayecto corro el riesgo de que se me desabroche la parte superior del chándal. El matarratas con sabor a anís, está descartado, sólo conseguiría una porfiada diarrea. Recuerdo entonces la escopeta que heredé de mi abuelo. Es el momento oportuno de hacer uso de aquella arma. La cargo con dos cartuchos de bala. La escopeta recompone mi ego. Elevo los ojos, relajo mis brazos. Reúno testiculina. Respiro profundo.
¡PAM!.  Un certero  proyectil  rompe el aire haciendo blanco en su objetivo. 




109 comentarios :

  1. Sí señor!
    Con un par!
    Así solucionan los problemas los hombres de verdad.
    BRAVO!

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    1. Tengo entendido amigo Agus, que usted sufre de hemorroides,,,
      ¿ Quiere que se lo solucione como un hombre de verdad ?

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    2. Me lo pienso, y comento si acaso.

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  2. Puedo oler hasta el asssssssssssssssufre de la pólvora ¡¡¡¡

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    1. El olor a azufre no es de la pólvora. Es el producto que utilizan las brigadas de limpieza de la ciudad para que no orine en los callejones,,,

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  3. Acaba usted de perder el pequeño atisbo de decencia que le quedaba.
    Maravilloso.

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  4. Estimado Amigo Prepuzio:

    Aunque el empleo de armas de fuego en el tratamiento de las enfermedades infecto-contagiosas fue en su día recomendado con entusiasmo enfermizo por el afamado Dr. Turachina; lo cierto es que el tratamiento más recomendado en las dermatitis micóticas es un masaje percutivo con martillo de hierro (cito al reconocido Dr. Quemada) o los pediluvios con Agua Fuerte (EFG) al 90% (cito al Dr. Mentoso).

    En cualquier caso, ruego a los dioses todopoderosos que el de la foto NO sea su pie...

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    1. Exijo conocer de inmediato al Dr. Mentoso,,,

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    2. Estimado Amigo Prepuzio: Seguro que lo conoce. Es famoso por sus trabajos sobre enfermedades de transmisión sexual realizados con la Doctora Etlabora y el Dr. Cido. ;)

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  5. jajajaj que bueno, como siempre. Cuanto ingenio hay en esa cabeza.
    Saluditos.

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    1. Haah,,,,Y cuánto músculo hay en ese apéndice que cuelga de mi entrepierna,,,

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  6. Quiero el trozo de dedo a modo de recuerdo.

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  7. Admiro su valentía, Sr. Prepuzio.
    Eso si es acabar con el problema desde la raíz.

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  8. Gracias por hacerme leer este post antes de comer.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Póngase usted un 10.
    Es un placer contar con alguien como su ilustrísima que nos abre los ojos y las orejas a las formas más ignominiosas para afrontar los pequeños retos de la vida.

    Sea usted dichoso.

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    1. Perplejo me hallo al leer el nivel de los comentarios,,,
      No tengo ni puta idea de lo que quiere decir el suyo, pero agradezco su aportación,,,

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  11. Dios Santo y sus purpuratos cardenales!¡
    Se ha visto usted la uña?
    ¡Córtesela, capullo!

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  12. curiosa manera de ser feliz y de ver la vida XD jajajaa siempre me parto con tu blog, tas muy loco y de una forma muy originaal XD jajja me encaantaaaaaa XD

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  13. Como solucionamos las cosas en mi tierra, con dos cojones.
    Un abrazo maestro.

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  14. Surrealista y divertido, es como un accidente grave, no sabes porqué pero no puedes dejar de mirar. Mola.

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  15. Se me irrita la piel en las mejillas de tanto llorar por la foto final.

    Bravo, esto es lo que quiero leer cuando me conecto a Internet.

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  16. Gran balazo el recibido.
    Por cierto, aunque comento, le doy mi aprobación para golpear a Justin.

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  17. Lo de la duquesa con las ecuaciones me matô
    Aplausos una vez más.

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  18. Bueno al menos en este relato no apareció ningún pene, aunque pensándolo bien, no sé que es mejor...

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  19. No lo he entendido pero me lo he pasado muy bien. Horror mugriento y hermoso.

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  20. Mr. Prepuzio es usted un gran narrador. Permitame una sugerencia: la proxima vez que considere que no va bien vestido acuerdese del disfraz de pinocho. Un saludo de una gran fan suya.

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    1. Apreciada Churruska, el disfraz de Pinocho lo enfunadré el día que acepte cenar conmigo,,,

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  21. Menos mal que últimamente llevo una vida relativamente ordenada, porque si llego a estar con resaca esta mañana, me entra la depresión, Maestro.

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  22. El relato de hoy, hace honor al título de su web.
    Un beso.

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  23. Si en el fondo es usted un romanticón,,,

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  24. Aquí todos se ríen, pero os aseguro que el picor del pie de atleta es acojonante.
    Saludos prepuzianos.

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  25. Señor Prepuzio, me temo que se ha equivocado de pie.

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  26. Quiero que me pase un poco de la sustancia que fuma.
    Gracias.

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  27. Acrotomofilia. Eso es acrotomofilia.

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  28. Ahora puede usted jugar al golf con el pie ;)

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    1. Yo soy más de tocar la guitarra con los dedos de los pies,,,

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  29. Oiga, a la primera foto le falta un dedo, no?

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    1. Pues si le soy sincero, ahora me doy cuenta,,,
      Gracias por su valiosa aportación.

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  30. Eso es resolver los problemas como un hombre.

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  31. Interesante....

    Precisamente yo sufro de una invasión de ladillas mozambiqueñas, aunque le agradecería que me sugiriera un metodo alternativo.

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    1. Por supuesto amigo Torpe Mán,,,
      Pero intuyo que ese despiadado ataque, afecta a su zona erógena,,,¿ Me equivoco ?

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  32. Cierto, pero es que amo a todos mis miembros externos por igual.

    De hecho, masajeo con frecuencia mis pies.

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Amable visitante:
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