Una sed voraz me despierta a media noche. No me quiero
levantar, pero mi boca está tan seca que la lengua parece haberse convertido en
sucio esparto. El hercúleo esfuerzo invertido en rascar el herpes podal, ha
consumido mis reservas de líquidos. Me pica mucho el dedo grueso del pie. Rasco, hurgo, escarbo de forma frenética, pero eso sólo agrava el picor, un escozor tan rítmico como mi
respiración. Con la impericia de movimientos del recién levantado, intento
soplar estúpidamente sobre la ulceración carnosa de mi dedo. Mis amorcillados
labios están secos y duros. Expectoro de nuevo, la picazón es vesicante,
trato de deshacerme del nudo que tengo en la garganta escupiendo y
carraspeando. Mi escroto se ha encogido, más duro que el hormigón armado. ¡
Maldita infección micótica !
Con ojos vidriosos, inyectados en sangre, contemplo
con desazón mi pie magullado, cómo supura la llaga del hallux. El nauseabundo hedor
que destila la pústula se incrusta en mi nariz, y el inenarrable comezón que siento se
manifiesta por la boca en forma de líquido abrasador.
Remojo mi pie en el agua del retrete, en una astuta operación
para calmar el prurito, pero la materia fecal adosada a la sucia pared del urinario se incrusta en la llaga, infectándola, haciendo aumentar su temperatura.
Con lágrimas dentro de mis párpados, maldigo mi suerte.
Blasfemo contra aquella decrépita masajista, que bajo el pretexto de que los
pies son la proyección cartográfica de los órganos, alegando que una correcta
estimulación del primer dedo del pie tendría un efecto benéfico sobre mi pene, masajeó
sin piedad con ácido nítrico la base de mi mórbida pezuña. Hija de puta.
El ardor ahora es casi insoportable. Hablo en albanés,
canto en arameo, insulto en hebreo, bautizo nuevos muebles del IKEA. Dialogo con suelo del aseo, colonizado por charcos de orina junto a pedazos aplastados
de excrementos hacia los que las cucarachas se acercan para alimentarse.
Pero las sucias y frías baldosas del excusado me ignoran, me desprecian, se burlan de mí.
Una desagradable sensación de neblina inunda mis pupilas, haciendo entrecerrar levemente mis párpados. Levanto
la vista, junto al desodorante y el consolador rectal, diviso un frasco de
analgésico tópico. Sin pensarlo, agarro el envase, lo agito como si de una
grotesca maraca se tratara, y aplico el spray directamente sobre el absceso.
Hago una mueca de dolor y cierro
los ojos, reprimiendo un grito ahogado por la angustia. Una sensación insufrible,
como si me clavaran en el dedo una aguja incandescente, recorre mi pie derecho. Parece que el tiempo se para.
Casi arañándome me seco las lágrimas con las manos. Cada segundo se hace
eterno. Puta madre. Soy un genio. El frasco es un jodido bote de Reflex.
Congestionado
por el dolor, con los ojos amenazando desprenderse de sus órbitas, y la lengua
amoratada y pastosa colgando a modo de corbata, escruto mi pezuña, exploro detenidamente el
pie de atleta. Observo aterrado como el herpes cobra vida propia, late, palpita. Advierto acojonado como mi
pie no recibe irrigación, adoptando un sospechoso color negruzco. No hay duda.
Tengo gangrena.
Los
calambres en mi brazo izquierdo aumentan exponencialmente, al tiempo que se me
seca la boca y mi frente se perla de
sudor.
El
picor me hace delirar. Desvarío, enloquezco. Comienzo a rapear a los geranios para que éstos crezcan más. Veo a un unicornio fornicando con un delfín. Frente a ellos,
Nacho Vidal es operado de fimosis, mientras la Duquesa de Alba calcula logaritmos. Veo muertos rascándose los pies, cabras lamiéndose las pezuñas, velociraptors lengüeteando sus zarpas.
Grito como jamás he gritado nunca. Una idea da
vueltas en mi enfermiza mente, circula
fugaz e irreversible. Se llama suicidio. Siento que ya no quiero seguir, que
quiero terminar con este infierno en el que vivo. Los dientes comienzan a
castañetear, empiezo a tener miedo.
Con mi mano derecha siento mi corazón, tengo la sensación de
percibir pausas en su latido, un escalofrío me hace temblar y me
paraliza. No puedo más con este escozor. Necesito acabar con este suplicio. Barajo la idea
de lanzarme desde una decimonovena planta pero considero que no voy
suficientemente bien vestido y, desde luego, en el trayecto corro el riesgo de
que se me desabroche la parte superior del chándal. El matarratas con sabor a
anís, está descartado, sólo conseguiría una porfiada diarrea. Recuerdo entonces
la escopeta que heredé de mi abuelo.
Es el momento oportuno
de hacer uso de aquella arma. La cargo con dos cartuchos de bala. La escopeta
recompone mi ego. Elevo los ojos, relajo mis brazos. Reúno testiculina. Respiro profundo.
¡PAM!.
Un certero proyectil rompe el aire haciendo
blanco en su objetivo.
Sí señor!
ResponderEliminarCon un par!
Así solucionan los problemas los hombres de verdad.
BRAVO!
Tengo entendido amigo Agus, que usted sufre de hemorroides,,,
Eliminar¿ Quiere que se lo solucione como un hombre de verdad ?
Me lo pienso, y comento si acaso.
EliminarO.O Rayos
ResponderEliminarSimplemente hermoso
Gracias Don Triky.
EliminarSabía que usted lo apreciaría,,,
Pero que animal es usted!!
ResponderEliminarY usted está como un quesito,,,
EliminarPuedo oler hasta el asssssssssssssssufre de la pólvora ¡¡¡¡
ResponderEliminarEl olor a azufre no es de la pólvora. Es el producto que utilizan las brigadas de limpieza de la ciudad para que no orine en los callejones,,,
EliminarAcaba usted de perder el pequeño atisbo de decencia que le quedaba.
ResponderEliminarMaravilloso.
Un halago viniendo de usted.
EliminarEstimado Amigo Prepuzio:
ResponderEliminarAunque el empleo de armas de fuego en el tratamiento de las enfermedades infecto-contagiosas fue en su día recomendado con entusiasmo enfermizo por el afamado Dr. Turachina; lo cierto es que el tratamiento más recomendado en las dermatitis micóticas es un masaje percutivo con martillo de hierro (cito al reconocido Dr. Quemada) o los pediluvios con Agua Fuerte (EFG) al 90% (cito al Dr. Mentoso).
En cualquier caso, ruego a los dioses todopoderosos que el de la foto NO sea su pie...
Exijo conocer de inmediato al Dr. Mentoso,,,
EliminarEstimado Amigo Prepuzio: Seguro que lo conoce. Es famoso por sus trabajos sobre enfermedades de transmisión sexual realizados con la Doctora Etlabora y el Dr. Cido. ;)
Eliminarjajajaj que bueno, como siempre. Cuanto ingenio hay en esa cabeza.
ResponderEliminarSaluditos.
Haah,,,,Y cuánto músculo hay en ese apéndice que cuelga de mi entrepierna,,,
EliminarQuiero el trozo de dedo a modo de recuerdo.
ResponderEliminarLo tendrá amigo Diego, lo tendrá,,,
EliminarPalabra de capullo.
Espero ansioso.
EliminarBuenisimo ! Salu2
ResponderEliminar¿ Usted cree ?
EliminarAdmiro su valentía, Sr. Prepuzio.
ResponderEliminarEso si es acabar con el problema desde la raíz.
Y nunca mejor dicho, amigo Javier,,,
Eliminar¿ Tiene usted caspa ?
Gracias por hacerme leer este post antes de comer.
ResponderEliminarA su entera disposición,,,
EliminarVrutal. Con V.
ResponderEliminarJracias. Con J.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPóngase usted un 10.
ResponderEliminarEs un placer contar con alguien como su ilustrísima que nos abre los ojos y las orejas a las formas más ignominiosas para afrontar los pequeños retos de la vida.
Sea usted dichoso.
Perplejo me hallo al leer el nivel de los comentarios,,,
EliminarNo tengo ni puta idea de lo que quiere decir el suyo, pero agradezco su aportación,,,
Yo tampoco.
EliminarDios Santo y sus purpuratos cardenales!¡
ResponderEliminarSe ha visto usted la uña?
¡Córtesela, capullo!
Sí.
EliminarEstá de luto,,,
curiosa manera de ser feliz y de ver la vida XD jajajaa siempre me parto con tu blog, tas muy loco y de una forma muy originaal XD jajja me encaantaaaaaa XD
ResponderEliminarUsted si que me vuelve loco a mí,,,
Eliminar;)
EliminarGenial as usual
ResponderEliminarHvala lijepa.
EliminarComo solucionamos las cosas en mi tierra, con dos cojones.
ResponderEliminarUn abrazo maestro.
Efectivamente camarada,,,
EliminarQué loco!
ResponderEliminarBss!
Efectivamente,,,
EliminarTiro limpio. 100 puntos.
ResponderEliminarBesikos.
100 puntos y un chupicromo,,,
EliminarSurrealista y divertido, es como un accidente grave, no sabes porqué pero no puedes dejar de mirar. Mola.
ResponderEliminarMola. Mola mazo.
EliminarSe me irrita la piel en las mejillas de tanto llorar por la foto final.
ResponderEliminarBravo, esto es lo que quiero leer cuando me conecto a Internet.
Es usted un demente,,,
EliminarQue grande!
ResponderEliminarNo mienta, buen amigo,,,
EliminarGran balazo el recibido.
ResponderEliminarPor cierto, aunque comento, le doy mi aprobación para golpear a Justin.
Gracias amigo Signum,,,
EliminarProcedo a propinarle un collejón,,,
Es usted un degenerado.
ResponderEliminarOrgulloso me siento de ello,,,
EliminarHostias, me ha dolido!
ResponderEliminarPregúnteselo a mi pie,,,
EliminarPara cuando el libro?
EliminarLo de la duquesa con las ecuaciones me matô
ResponderEliminarAplausos una vez más.
Y usted,,,¿ Quién cojones es ?
EliminarPuede llamarme Agapito.
EliminarBueno al menos en este relato no apareció ningún pene, aunque pensándolo bien, no sé que es mejor...
ResponderEliminar¿ Es usted soplanucas ?
EliminarNo lo he entendido pero me lo he pasado muy bien. Horror mugriento y hermoso.
ResponderEliminarMe halaga su comentario, diestro amigo,,,
EliminarPero qué maldita genialidad!
ResponderEliminarGenialidad, lo dudo. Ordinariez seguro,,,
EliminarAmbas cosas, maestro. usted lo sabe.
EliminarMr. Prepuzio es usted un gran narrador. Permitame una sugerencia: la proxima vez que considere que no va bien vestido acuerdese del disfraz de pinocho. Un saludo de una gran fan suya.
ResponderEliminarApreciada Churruska, el disfraz de Pinocho lo enfunadré el día que acepte cenar conmigo,,,
EliminarThanks for writing this.
ResponderEliminarNot at all,,,
EliminarMenos mal que últimamente llevo una vida relativamente ordenada, porque si llego a estar con resaca esta mañana, me entra la depresión, Maestro.
ResponderEliminar¿ Usted una vida ordenada ?
EliminarNo me lo creo,,,
MUY BUENO.
ResponderEliminarGracias.
EliminarAmbos sabemos que no es cierto,,,
El relato de hoy, hace honor al título de su web.
ResponderEliminarUn beso.
Cuanta razón lleva, amiga Elvira,,,
EliminarEl final me pone la gallina de piel.
ResponderEliminarY su cabeza,,,¿ Cómo le deja su cabeza ?
EliminarSi en el fondo es usted un romanticón,,,
ResponderEliminar¿ Se lo demuestro cenando ?
EliminarAquí todos se ríen, pero os aseguro que el picor del pie de atleta es acojonante.
ResponderEliminarSaludos prepuzianos.
Lo sé, querido amigo, lo sé,,,
EliminarY de ducharse en duchas públicas descalzo.
EliminarSeñor Prepuzio, me temo que se ha equivocado de pie.
ResponderEliminar¿ A cual de los 3 se refiere ?
EliminarQuiero que me pase un poco de la sustancia que fuma.
ResponderEliminarGracias.
Pepitas de meón machacadas,,,
EliminarPeazo animal.
ResponderEliminarLe dejo un kiss.
¿ Sólo un kiss?
EliminarNecesito algo más,,,
Bravo.
ResponderEliminarGracias.
EliminarY añado otro bravo.
ResponderEliminarAñado otro gracias.
EliminarAcrotomofilia. Eso es acrotomofilia.
ResponderEliminarY gilipollismo en toda su plenitud, querida Sofía,,,
EliminarPrecioso.
ResponderEliminarGracias,,,
EliminarAhora puede usted jugar al golf con el pie ;)
ResponderEliminarYo soy más de tocar la guitarra con los dedos de los pies,,,
EliminarOiga, a la primera foto le falta un dedo, no?
ResponderEliminarPues si le soy sincero, ahora me doy cuenta,,,
EliminarGracias por su valiosa aportación.
Como una cabra.
ResponderEliminarCierto.
EliminarEso es resolver los problemas como un hombre.
ResponderEliminarExacto, diestro amigo.
EliminarInteresante....
ResponderEliminarPrecisamente yo sufro de una invasión de ladillas mozambiqueñas, aunque le agradecería que me sugiriera un metodo alternativo.
Por supuesto amigo Torpe Mán,,,
EliminarPero intuyo que ese despiadado ataque, afecta a su zona erógena,,,¿ Me equivoco ?
Cierto, pero es que amo a todos mis miembros externos por igual.
ResponderEliminarDe hecho, masajeo con frecuencia mis pies.