viernes, 23 de septiembre de 2011

MI SECUESTRO

Saqué del bolsillo de mi pantalón el teléfono móvil para marcar el número de una hermosa mujer que había conocido la noche anterior en una discoteca. Morena, piel canela, curvas sugerentes y esos labios que prometían lamer los rincones más íntimos  con frenesí, con pasión... !Qué ojos¡ ¡Qué pechos !. Me había gastado más de 100 € en invitarla a copas y a bares. Mi indecoroso rostro de se contrajo en una mueca indescriptible al colgar el celular. Era el teléfono de un jodido camionero de Huelva. Había sido engañado por enésima vez. La correspondencia se acumulaba en una vieja mesa de roble; cartas, facturas sin pagar, publicidad y alguna suscripción caducada de revistas de zoofilia. Me llamó la atención una de las cartas que yacía inverosímil entre el caótico montón de papeles. Un cenicero lleno de colillas ambientaba la atmósfera. Encendí el mugriento flexo, apagué la tele y me incorporé. Miré la carta con curiosidad. El remitente era Juegos y Apuestas del Hestado”. Tomé el sobre y lo abrí. Apenas podía leer. No por los nervios, sino por mi atroz analfabetismo. En un momento de valentía efímero respiré profundo y comencé a leer torpemente. Mi afición por la lectura se había basado solo en leer la etiqueta del champú mientras cagaba. Esbocé una sonrisa de satisfacción. Por fin una buena noticia en mi miserable vida. Había sido premiado con un  millón de €. Me citaban en un apartado campo de naranjos  para hacerme entrega del premio y según relataba el escrito” debía ser discreto, muy discreto”.
Eran las 16.00 horas de la tarde. Apenas 3 horas me separaban de mi sueño. Debía apresurarme. Me despojé de mi ropa y entré en la ducha. El contacto con el agua fría fue agradable, reparador. Alcancé una pastilla de jabón para frotarla contra mi sucio cuerpo con movimientos circulares. El agua era gélida, glacial. Me habían cortado el agua caliente. Noté un calorcito familiar en mis mugrientos muslos peludos y en los pies, que compensaba la sensación de frío. Me estaba meando encima.
Debía ser discreto, pasar inadvertido, así que  me enfundé un uniforme militar de camuflaje, me puse un casco de acero cubierto de paja y hojarasca para pasar desapercibido, y me pinté la cara de verde y negro. Salí a la calle. Miré a ambos lados de la avenida y me tendí al suelo en forma de cruz. Con la mejilla adherida en el asfalto, empecé a recorrer la calle arrastrando sigilosamente mi cuerpo por el pavimento. Los transeúntes me miraban con lástima, pensando que era un ruin demente. Algunos me tiraron unas monedas. Otros, un trozo de bocadillo. Los más desalmados me pisaron, como si de una rata enferma de tratara. Llegué al campo de naranjos. Tres sicarios con pasamontañas me vinieron encima, uno de ellos apuntando mi cabeza con un revólver del 45. Un puñetazo en la cabeza me tiró al suelo. Inconsciente en el pavimento, empecé a recibir una brutal secuencia de patadas y puntapiés.
Me desperté  en una especie de subterráneo en el que no entraba aire ni luz solar. Una melancólica bombilla de 60 watts arrojaba una luz amarillenta sobre una pequeña celda de paredes carcomidas por el óxido. El ambiente olía a metal, a mugre, a metadona.
Uno de los sicarios se acercó a mí, lentamente, pero con paso firme. Flexionó su rodilla de manera que su rostro se situó frente al mío. Me  examinó y se acercó. Estaba asustado. Mi rostro de murciélago estalló en lágrimas, gritando con todas las fuerzas que aún albergaba. Un fétido tufo a heces advertía que me había cagado encima. Nuestras mejillas llegaron a rozarse por un instante, tiempo necesario para percibir como el escalofrío recorría mi cuerpo. Me susurró con cara de Clint Eastwood cuando hace sol:
-“Sabemos que has inventado la fórmula de la fusión nuclear con óxido de deuterio. La has vendido a los hijos de puta iraníes”.
Mi rostro adquirió un rojo tono de congestión, mientras mi frente se perlaba de sudor. Sin duda se trataba de un tremendo error. Me habían confundido con un peligroso terrorista. Yo apenas sabía contar hasta diez  por lo que evidentemente era imposible que ingeniara una formulación configurada por complejos logaritmos exponenciales. Le escupí. Mi saliva impactó en la mejilla izquierda del raptor. La rabia invadió su mirada a la misma velocidad con la que un escalofrío húmedo se deslizaba por su cara. Un ruido seco anunció que el codo derecho del sicario había hecho blanco en mi mandíbula. El hilo de sangre que resbaló por mis labios, indicó que la tenía rota. 
-“Bien”- dijo el secuestrador. -”Volvamos a empezar. Pero como pareces un tipo duro, te aplicaremos un incentivo, gilipollas” -. Se aproximó a  una  mesa  donde aguardaban objetos poco  tranquilizadores y  cogió una pinza metálica. Cerró la pinza sobre unos de mis pezones. Tensé el cuerpo y contuve  un  quejido.  Estaba aterrado  pero era inmensamente feliz. Me sentía  importante  por primera vez en  mi vida. 
-“Jamás os daré la fórmula de la fixsión nuclear esa!!”- chillé con  regocijo   asumiendo  un   rol que no me pertenecía.-“ Yo la inventé y haré con  ella los que me salga de los huevos!!! “- sentencié. 
El secuestrador prendió unas tijeras de podar y, con precisión de cirujano, amputó mi mano izquierda. 
-“Espero que esto te haga reflexionar” afirmó el secuestrador. –“Mañana por la mañana continuaremos. Tenemos preparado un divertida tortura de sodomización.”-. 
Empecé a sudar. No por el dolor de mi mano mutilada, sino por diabólico martirio que iba a sufrir mi recto. La angustia se apoderó de mi esfínter. Cuando los sicarios abandonaron el zulo, empecé a tejer una estrategia para escapar. Sonaba la sintonía de Documentos TV a modo de cruel tortura. Casi desvanecido, empecé a cavar un túnel con mi mano amputada. La gigantescas uñas de mi extremidad mutilada, aceleraron el trabajo. Tres horas más tarde logré salir al exterior, en un espeso boscaje.  Me arrastré torpemente por el suelo como una lombriz. El suelo frío pasó a ser una húmeda superficie de musgo. Había humedad. Notaba como mi cuerpo se enfriaba y mi ropa se empapaba. Había cerca un riachuelo. El río estaba entarimado por largos maderos y pinos descortezados. Seguro que encontraría socorro por esa zona. Cuando me acerqué a la orilla, puede ver a un campesino. Estaba salvado, fuera de peligro, la pesadilla había terminado, mi culo libre de peligros. Con las escasas fuerzas que tenía me aproximé al lugareño. Levanté la vista y… 




48 comentarios :

  1. jajajajaja pero que partida de culo.
    Genial la historieta, repito, genial!!! jajajajaja

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  2. JAJAJAJAJAJAJA PERO QUE WUEN0 ES ESTE BLOG!!

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  3. Que susto se llevó con el dotado campesino¡¡¡ jeje

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  4. Es usted " El Puto Amo" como diría aquél. Magistral.

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  5. tiene la nariz un poco rara este campesino...

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  6. Joder con el lugareño....tal vez le podía haber dado su mano amputada y que el se apañara...

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  7. Pero no nos cuenta como acabó con el campesino!!!! Entre en detalles, queremos saber que pasó!

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  8. Grande, grande. Lo suyo es digno de estudio.

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  9. Vaya, esperemos que puedan coserle el miembro de nuevo al muñón que tiene ahora por brazo y referente a su salvador, de ahora en adelante será mi héroe.

    Déme usted, si es tan amable, las directrices de dónde podría localizarle que quiero ir a agradecerle, en persona, el ENORME amparo con el que le recibió.

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  10. Pero si usted nos relató en otro de sus geniales artículos que en prisión descubrió su bisexualidad, ¿No disfrutó?¿

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  11. Ya quisieran muchos periodistas y escritores de éxito, tener la destreza y agudeza de la cual usted se encuentra dotado. Gracias por las lecciones magistrales.

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  12. Totalmente de acuerdo con el Españoleto, grande, grande.

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  13. Impresionante la historia. Sin duda me ha conseguido arrancar unas cuantas carcajadas señor Capullo

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  14. Totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores. Me he reído mucho!!

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  15. Con una mano amputada y un falo hambriento esperándole,,,,menuda pesadilla!!!!!
    LOL

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  16. Ahí hay mucho campesino, mucho pero que mucho!

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  17. ¿Qué ha hecho con su mano?

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  18. Usted es como el vino....cuando más envejece más selecto es el morapio.
    Cada post que su perturbada mente publica, el listón está infinitamente más alto.
    Genial la historia

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  19. No puedo ni escribir,,,,,,,,,,,me estoy partiendo

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  20. Alucinante tío la calidad de tus escritos.

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  21. Qué animal eres.....Muy divertida la historieta.

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  22. Es usted la hostia! Muy buen post, escatológico como siempre pero solemnemente divertido.

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  23. Que avión más raro...jejeje
    Salu2
    Toñy

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  24. Por Dios, que imaginación tiene usted. Como dice Aina díganos donde se encuentra dicho campesino. Procuraré no acercarme a él...

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  25. Su mejor historia junto a la del día que conoció a sus suegros. Me he meado de risa.

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  26. Presénteme al campesino...Tal vez podríamos hacer un arreglillo

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  27. Que nivelazo, las lágrimas caen sin control de mis ojos.

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  28. Llorando de risa, joder que bueno¡¡

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  29. JAJAJAJAJAJAJA Y JAJAJAJAJAJAJAA Y JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJJAJAJJAJAJA
    QUE GRANDE.

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  30. Sublime, como nos tiene acostumbrados. Sólo espero que haya congelado la mano para poder usarla cuando tenga ganas de masturbarse. No se preocupe por el frío, puede descongelarla en el microondas minutos antes de usarla, sería como la versión extrema de sentarse sobre la mano para dormirla. Aunque desconozco si aguantará 17 descongelaciones diarias.

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