Año 2.575.
Con la mirada perdida hacia la ambarina laguna, que esta
mañana centellea con una espectral luminiscencia expedida por un sol
perversamente garfioso, reposo tras toda la noche de ímproba huída a través del
desangelado páramo de nogales convertidos en leña.
Quietud. Calma. No percibo señal alguna de persecución,
ningún zarandeo de pisadas, ninguna voz. Tras tres días desde el hurto de la
tajada de carne, he logrado despistarlos.
Con trémulo pulso, vigilando el macuto dónde escondo la carnadura
sustraída, empuño mi punzante daga y con precisión parkinsoniana la inyecto en
mi velludo ano. Con radiales y desgarradores movimientos consigo extraer el
chip de localización que aquellos cabrones me engarzaron por vía rectal.
El inhóspito paisaje, henchido de solfataras y pozas de
lodos hirvientes, cuyas protuberancias bulbosas, lóbregas al pie, se aureolan
en cumbres nevadas con un vago fulgor de penumbra, alcanza un grado tan
aterrador como bucólico.
Jodida máquina del tiempo.
La humanidad ha degenerado en el caos, a pesar del pétreo
progreso tecnológico. La estructura de la sociedad es semejante al feudalismo.
Excluyendo a patricios, milicianos y presbíteros, la penuria es extrema. Es el
cesarismo de los carniceros, la dictadura de los charcuteros, la tropelía de
los matarifes, desolladores que han tomado el control absoluto en una vesania
de horror.
Una sañuda pandemia de gonorrea prácticamente ha aniquilado la
humanidad. Los supervivientes somos perseguidos despiadadamente por los
profesionales en la cisura de carne.
Sólo subsistimos unos pocos, los elegidos tal vez. Subsistimos
usurpando de los desolladeros solomillos y filetes, los bienes más preciados,
escasos y cotizados, empleados como unidades monetarias.
Las mujeres son velludas, vigorosas y tienen nuez. Los machos
menstruamos. No existe contacto coital entre varones y hembras. Sólo
feroz contienda por apoderarse de una triza de carne.
Estoy exánime, pero debo proseguir.
Reemprendo la marcha con el birrete de esparto enfundado en la
sien, el zurrón centinela del entrecot y
los tropiezos de la premura rasguñándome las rodillas.
El galope de unos unicornios indómitos colma de polvo el aire
con estrépito semejante al que hace una botella cuando se descorcha.
Camino dirección a la colina que custodia el océano, mi única
vía de escape, mi última opción para sobrevivir.
Impulsado por un miedo cegado, irracional, que me obliga a
vigilar por encima del hombro cada pocos pasos, confío en llegar al mar antes
del crepúsculo.
Las nubes que comenzaron a estilizarse ofreciendo perfiles
fálicos, vuelven a aborregarse.
Nadie me sigue en apariencia, sin embargo, de una manera
instintiva, más allá de cualquier raciocinio, percibo la presencia de mi
perseguidor, husmeando mi rastro, acosándome sin tregua, codicioso por
recuperar la carne usurpada, ávido por descuartizarme.
Piso por fin piso senda trazada por la mano del hombre. El hedor
aquí es nauseabundo. Las moscas acuden en turba devorando los trozos de carne
desgarrada de los cadáveres colgados en los árboles. Las macabras cabezas de
los desahuciados que se arquean implorantes hacia el cielo, son engullidas por
bermejos parásitos famélicos de carroña.
El suelo está teñido de rojo y las ciénagas de sangre se
convierten en arroyos que, movidos por el declive de la pendiente, manan hacia
la laguna.
Los carniceros lo arrasaron todo a su paso y ningún humano pudo
escapar de sus diabólicas garras.
Me detengo a orinar, dejando mi diminuto pene al aire libre.
Craso error, descuido de principiante. El hedor a churrasco de
mi falo alerta a los carniceros de mi presencia.
La tierra se resquebraja, detonando en medio de la combustión
del purgatorio, liberando gases herrumbres. Los chuchillos chirrían como un
fúnebre coro de voces guturales devorador de cuantos seres encuentra a su paso.
Cientos de grotescos charcuteros emergen del atezado y tenebroso
lodo terrestre, y ascienden como leviatanes alados rodeados por una tétrica
nube crepuscular. Los cuerpos talludos y desproporcionados de los matarifes,
recortan el cielo con siniestra amenaza, arremolinándose en una horda sedienta
de sangre, rodeándome como a una presa cercada.
Un fibroso carnicero avanza hacia mí, agitando su cuchillo en un
siniestro frenesí.
Advierto en sus ojos el odio, la rabia, la venganza.
Anhela rescatar la rebanada de ternera.
Empuña el machete con perversa sonrisa. Con paso firme se dirige
hacia mí.
Tomo el trozo de carne para morir como un héroe, adalid de la
causa…
-¡ Libertad !-.
Solomillofília.
ResponderEliminarInteresante.
Gilipollismo.
EliminarPara nada interesante, créame,,,
jajajajajajaja menuda imaginación tiene usted.
ResponderEliminarFruto de una mente enfermiza,,,
EliminarLOL
ResponderEliminarNo sin mi carne.
No sin mi osito. Al menos usted.
EliminarDepravado.
Buenísimo, maestro.
ResponderEliminarNo lo es.
EliminarUsted lo sabe. Y yo también,,,
Genial, lo mejor que me podía pasar para empezar el día. Ya tengo una sonrisilla en la boca pa todo el día. Estoy por imprimirlo y llevármelo en el bolsillo para releerlo, prometido :D
ResponderEliminarLo imprime y lo lee en el metro, haciendo partícipes de su lectura a cuanto individuos tenga al lado,,,
EliminarAsí lo he hecho.
EliminarEscribo este comment desde la comisaría.
Conoce algún letrado?¿
Estás enfermo, tío
ResponderEliminar¿ De verdad ?
EliminarJamás volveré a ver al charcutero del Carrefour con los mismos ojos.
ResponderEliminarSabia decisión,,,
EliminarHostias. Que mente más depravada tiene usté.
ResponderEliminarLo sé,,,
EliminarY que sepa que me estoy tocando mientras contesto su comentario,,,
Mártir de la causa.¿¿Llegó a eyacular??
ResponderEliminarChorros de flujo de hombre,,,
EliminarEse es mi capullo!!!
EliminarEl carnicero del inicio del postio, acojona.
ResponderEliminarLástima que usted sobreviviera para contarlo.
Gilipollas.
Yo también le adoro.
EliminarImbécil.
Insensato ¡¡¡¡¡
ResponderEliminar¿ Por ?
EliminarMe uno a Miquel.
ResponderEliminar¡DEPRAVADO!
Interesantes comentarios viniendo de ustedes,,,
EliminarAquí todos locos!!!
EliminarViva la madre que le parió!!!
ResponderEliminar¡ Viva !
EliminarJAJAHA
ResponderEliminarSi que eres capullo, si
Y usted ¿ Quién cojones es ?
EliminarSu mente sucia degenera por momentos.
ResponderEliminarOrgulloso estoy de ello,,,
EliminarY nosotros, JAJAJA
EliminarSi su relato es cierto, yo siempre seré un fugitivo.
ResponderEliminar¡ Unámonos a la causa !
Eliminar¡ Violemos a solomillos e entrecots !
Me acojona más las orejas del carnicero que su empinado puñal.
ResponderEliminarY eso que no ha visto su pene,,,
EliminarExquisito final.
ResponderEliminarPrevisiblemente bizarro,,,,
EliminarA mi también me ha entrado hambre.
ResponderEliminar¿ Le agrada saborear carne en barra ?
EliminarHe llegado aquí vía twitter. Me instalo y me pongo babero.
ResponderEliminarGenial @srcapullo.
Se arrepentirá, se lo advierto,,,
EliminarEn cualquier caso, bienvenido es.
jajajajajajajajajajaja
ResponderEliminar¿ Le ocurre algo a su teclado ?
EliminarSimilar historia podría contar yo con los fruteros.
ResponderEliminarConcretamente sobre los melones.
Fascinante,,,
EliminarDicen que sus pepitas hacen llegar a uno al éxtasis,,,
¡ Qué idea me acaba de dar!.
ResponderEliminarEn serio. Muchas gracias.
A disponer, Sr. Salgado,,,
EliminarEstimado Amigo Prepuzio: Aun en su paso a la imaginativa Sci-fi, variedad futuros distópicos, no se aleja usted mucho de la cruda realidad actual. No quiero saber lo que los carniceros del futuro le harán al pobre Mad Max... Abrazos ;)
ResponderEliminarMi buen amigo Chuan Che Tzú,,,
EliminarNo había reparado en ello,,,
Deberíamos constituir una expedición para rescatarle,,,
Amigo Prepuzio: Por desgracia tengo el Delorean en el taller, con el condensador de fluzo averiado... ¿Dispone usted de un Giratiempos o cualquier otro adminículo para el viaje?
EliminarAlgo idearemos, mi buen amigo,,,
EliminarSiempre nos queda el IKEA.
Observo con que no utilizó chubasquero.
ResponderEliminarLa encefalopatía espongiforme bovina no está erradicada...
Haga testamento.
Usted será el beneficiario,,,
EliminarLe informo que todos mis ahorros están en un banco de esperma,,,
jjajaaa
EliminarA la mierda el tuppersex!!¡¡
ResponderEliminarMe bajo ahora mismito a la carnicieria de mi calle.
Extreme la precaución,,,
EliminarBizarrismo en estado puro
ResponderEliminarAsí es, enigmático visitante, así es,,,
EliminarTorrente a su lado es un aficionado :@
ResponderEliminarQue más me gustaría a mi, amiga Maite,,,
EliminarPara cuando la película?
ResponderEliminarA ver si termino de cenar pronto y me pongo con ello,,,
EliminarLlorando kon la risa.Kojonuda web
ResponderEliminarKojunudo su komentario,,,
EliminarJuas Juas.
ResponderEliminarPedazo depravado!
Lo soy,,,
Eliminar¿ Dispone usted de algún gato en celo ?
jejejejejejeje con el nuevo año su talante no cambia! ;)
ResponderEliminarNi lo hará en los sucesivos,,,
EliminarQué buena está usted,,,
Le quiero en el sentido heterosexual del termino.
ResponderEliminarNo es un sentimiento recíproco,,,
EliminarLo lamento.
No se preocupe Tasio, estoy camuflado desde mi balcón con un rifle de francotirador esperando el cierre de la carnicería del Eroski.
ResponderEliminarMuchas gracias Don Juan José,,,
EliminarPrecisamos nutrir la resistencia de valerosos camaradas como usted,,,
jajajajajajajajaja
ResponderEliminarIgnoro por qué se ríe,,,
EliminarMadre mia, yo no meteria el churro ahi dentro ni aunque me pagasen.
ResponderEliminarojo que en algunas ciudades los pastores de ovejas empezaron a tomar el control.
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